La socia del Borbón, la Letizia, está siendo objeto de acusaciones muy duras, teniendo en cuenta que los reyes son tales por mandato divino, aunque en nuestro caso, también por decisión testicular del Cabronsísimo. Entre Peñafiel y su excuñado la acusan de incesto real y aborto reiterado, como acusaciones más escandalosas, sobre todo a ojos de la hipocresía católica y monárquica.
Todas estas acusaciones aparecen en un libro titulado "Letizia y yo", escrito por Jaime Peñafiel, viejo representante de la carcundia autóctona.
Dicen estos dos personajes de dudosa ética y por lo tanto credibilidad, que la reina, antes de asociarse con el Borbón, se tiraba todo lo que se movía, que cuando estuvo de corresponsal junto a las tropas españolas era poco menos que una muñeca hinchable, a la cual se pasaba por la piedra toda la tropa alternativamente, nada menos.
Creo yo que cualquier persona que se viese sometida a tal escarnio público, intentase frenar tanta ignominia si esta no es más que una calumnia para vender libros y desahogar frustraciones ocultas de paso.
La paradoja de todo esto es que quienes más han salido a defender a la Letizia han sido precisamente los progres, y curiosamente, el facherío nazional se mofa del Borbón llamándolo Felpudo VI; qué cosas, ver para creer.
Vamos a ver Letizia es mujer, sí, una evidencia, claro está, pero también y antes es reina, duele rebajarse a tanta simplicidad para hacerse entender, pero es lo que hay, además de una buena pizarra, claro. Es reina y como tal me merece tanto desprecio como cualquier rey, henchidos de la vanidad propia de quien se siente elegido por el dedo de Dios. Recordemos que el primer viaje al extranjero que hizo Felipito fue nada menos que al Vaticano, para así recibir la bendición del Papa, supuesto embajador en la Tierra del hombre del espacio.
La Letizia elegió ser la socia del Borbón, y ahora tendrá que vivir con ello toda su vida, será el estigma de los Ortiz Rocasolano para futuras generaciones, puesto que portarán la degenerada sangre borbónica, fruto de la consanguineidad durante 300 años.
Así que ya está bien de tanta mojigatería progre y asquerosidad facha, que os parta un rayo a los neo moralistas progresistas, a los fachas de mierda y a todos los reyes ladrones y repugnantes.