¡Venezuela libre de estalinistas y fascistas!




Ni maduro ni Chávez fueron nunca de mi agrado, su llamado "socialismo del S. XXI" siempre apestó a estalinismo de signo castrista. Tras casi dos décadas de supuesta revolución han llevado al pueblo venezolano hasta un punto de empobrecimiento y falta de libertades imposible de soportar. No, no solamente salen a las calles los dirigidos por el capital, también son muchas personas trabajadoras las que ya se han desengañado de esta dictadura impuesta por milicos meapilas y tan despiadados como cualquier otro milico de cualquier signo. Muchos indígenas ven como sus ancestrales tierras son devoradas por los bulldozers, sus bosques arrasados y sus ríos contaminados por el mercurio utilizado para la extracción del oro, todo ello a manos de quienes se dicen sus amigos y protectores. El régimen chavista debe ser derrocado, pero no por otros depredadores, ello debe ser llevado a cabo por el 90% del pueblo venezolano, no por el 10% de la oligarquía de encorbatados blanquitos dirigidos desde USA y arengados por fascistas españoles y del exilio castrista de Miami.


Lo perpetrado por Guaidó muestra que su alternativa subvencionada y dirigida desde USA nada bueno traerá para el pueblo venezolano. Este monigote al que al parecer le sientan bien los trajes no es más que una marioneta, un tonto útil afiliado a la Internacional Socialista que nada tiene de socialista. Este supuesto salvador no es más que un vendepatrias o a su madre si con ello logra medrar. Su presidencia nada bueno traería, nada nuevo de lo ya conocido y perpetrado por los boliburgueses. Cambiar las caras de los verdugos no evita la acción de sus hachas. Si se permite que un bobo, con cara de bobo, se proclame presidente de un país en una plaza con la bendición de Trump como principal padrino y buena parte del occidente, ¿hasta dónde podría llevarnos esto? Nadie movió un dedo cuando Hitler se anexionó Checoslovaquia, y Trump padece claramente de la misma tara cerebral que el demente teutón.


Así que el problema que enfrentamos aquellos que nos preocupamos por el bien de la inmensa mayoría de venezolanos, los de a pie, los que nunca pincharon ni cortaron nada, puesto que tanto la boliburguesía como la oposición de extrema derecha siempre los trataron con paternalismo despreciativo, nos encontramos con dos opciones que nada solucionan. Ambos, vividores del pueblo, deberían enfrentarse a un desprecio generalizado hacia todo dirigente político, chavista o de cualquier otro partido. Sólo los de abajo, la inmensa mayoría de la población venezolana, tiene la legitimidad y el derecho a decidir sobre su futuro, a gestionar sus recursos protegiendo su porvenir, sin destrozar las selvas y contaminar los ríos. Sin asesinar y amedrentar a las poblaciones indígenas para saquear sus tierras. Cosa que nunca garantizó el régimen chavista y que tampoco lo hará el nuevo régimen en construcción con material yanqui.


Para algunos, esta postura puede sonar a equidistante, pero ¿no es igualmente asqueroso un régimen que se llama socialista y no es más que estalinismo, que un fantoche que se autoproclama dirigente de un país en una plaza apoyado por fascistas? Eso no es equidistancia, es algo tan simple como negarse a ver la vida en blanco y negro, cuando la paleta de colores es infinita y se presta a millones de combinaciones. No seré yo quien le diga a l@s venezolan@s que se unan a Maduro o a Guaidó, carezco de esa soberbia ignorante. Es el propio pueblo venezolano el que debe decidir qué es lo que quiere o no quiere.

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