Solidaridad Obrera 1936-1939. Colección de la Hemeroteca Nacional [Descarga completa en un archivo]




Solidaridad Obrera en los años republicanos: un diario al servicio de la revolución (Por Francisco Madrid)


Los trabajos para la reaparición de Solidaridad Obrera en Barcelona, comenzaron a los pocos meses de la caída del dictador Primo de Rivera (enero de 1930), sin embargo la dictadura continuaba, aunque caracterizada como la dictablanda del general Berenguer. En un Pleno celebrado el 17 de mayo de ese mismo año, se acordó agilizar las gestiones para la pronta salida del diario; se nombró director a Joan Peiró y administrador a Pedro Massoni. El Comité Regional acordó difundir 50.000 octavillas por toda la región, que en forma de pasquín fueron enganchadas en pueblos, ciudades y aldeas, anunciando la próxima aparición de Solidaridad Obrera. La Federación Local de Manresa a requisitoria del citado comité cedió 15.000 pesetas reintegrables para ayudar a la salida del diario, después de que una asamblea de los trabajadores de aquella ciudad así lo decidiera.


Con el fin de tomar acuerdos en torno a la salida del diario, junto a otros temas, el Comité catalán en funciones convocó a toda prisa una Conferencia Regional que tuvo lugar el 6 de julio. En ella se confirmó a los redactores previamente elegidos por el director y se dio lectura al «Dictamen de la Ponencia» sobre administración. Básicamente se trataba del contenido del diario; el personal lo formarían cinco redactores, incluido el director y cuatro en la administración, incluido el administrador general; nombramiento además de un Consejo Consultivo que realizaría desde ese momento todos los trabajos preparatorios, publicidad, presupuestos, personal y recaudación. Se contemplaba la posibilidad de adquirir imprenta propia a medida que mejorase el estado económico, así como el
aumento de páginas, etc... 


Los esfuerzos se vieron coronados por el éxito y el 31 de agosto apareció el primer número del diario. En la Conferencia Regional ―primeramente suspendida en vista de la convocatoria nacional y más tarde convocada de nuevo a petición de algunos sindicatos― que tuvo lugar el 5 y 6 de octubre, la discusión en torno a la marcha del diario ocupó un lugar importante en un orden del día bastante apretado. Massoni, su administrador, hizo una detallada exposición de las vicisitudes para encontrar imprenta y el déficit diario de 350 pesetas que representaba el no disponer de una propia. Después de muchas intervenciones en pro y en contra, se acordó hacer las gestiones necesarias para su adquisición y al efecto se nombró una ponencia compuesta por Santiago Fernández, Pedro Massoni, Joan Peiró, Bernardo Pou, Saña y Bueso. Cuando ésta presentó el presupuesto, se acordó, luego de muchas discusiones, entregar íntegras las cotizaciones de las semanas 43 y 44 para cubrirlo.




La etapa de Solidaridad Obrera de Barcelona en los años republicanos fue la más dilatada, pero al mismo tiempo la más accidentada de cuantas había vivido hasta entonces. Las suspensiones y el secuestro de la tirada se sucedieron sin cesar. Este estado de cosas colocó siempre al diario confederal en una situación económica muy precaria. El esfuerzo extraordinario que supuso la compra de la rotativa del periódico madrileño La Libertad, para que aquél tuviera imprenta propia, si bien significó un respiro económico, no terminó de resolver el problema. Sin embargo, con ser muy grave, éste no fue el único. Pronto se añadieron problemas ideológicos derivados de la escisión trentista y los ataques ―recíprocos― de que fue objeto por parte de la Federación Sindicalista Libertaría y sus órganos de prensa Cultura Libertaria y Sindicalismo.


Al reaparecer instaló la redacción en la calle Nueva de San Francisco, 3, imprimiéndose en los talleres de Publicaciones Gráficas, Muntaner, 4912. Su cuerpo de redacción lo componían: Juan Peiró, director, Eusebio C. Carbó, Ramón Magre, P. Foix (Delaville) y Sebastià Clara, redactores y como administrador Pedro Massoni. Este equipo se modificó en varias ocasiones a lo largo de su trayectoria. El 8 de junio de 1931 entró en funciones el cuerpo de redacción elegido en la Conferencia Regional, compuesto por: Peiró, director, Clará, secretario de redacción; Felipe Alaiz, Ramón Magre, Ricardo Fornells, Agustín Gibanel y Progreso Alfarache, redactores.


La tirada media osciló entre los 20.000 y los 40.000 ejemplares que conocería un aumento sin precedentes a partir de julio de 1936. En el primer número de esta 6ª época decía refiriéndose a la campaña de agitación a favor de los presos por cuestiones sociales:


"Solidaridad Obrera portavoz elevado y genuino de las organizaciones y de los ideales de emancipación económica, moral y política, en cuya defensa cayeron nuestros presos, al publicar su primer número después de seis años de suspensión y de mutismo impuestos por la violencia, cumple gustosa el deber moral ineludible y sagrado de incorporarse a su santa cruzada cuyo epílogo no puede ser otro que la reintegración de nuestros hermanos a la vida relativamente libre y al afecto de los suyos".


La primera suspensión grave la tuvo a solo dos meses de su salida. El día 2 de noviembre fueron suspendidos los voceros anarcosindicalistas, por orden judicial, durante un mes. Cuando el 4 de diciembre reapareció había incorporado, como redactor-corresponsal de Madrid, a Ramón J. Sender. En La Coruña apareció el órgano confederal de Galicia precisamente en este intervalo de suspensión de los demás, teniendo su redacción en la calle Federico Tapia, 26 e imprimiéndose en la tipografía obrera, Socorro, 3.


En su número inicial declaraba:


"Aparecemos o reaparecemos en estas lides periodísticas para seguir una trayectoria trazada ya por otros precursores del movimiento emancipador [...]. Nuestra posición será clara y diáfana".


Continuó publicándose hasta 1934, siendo suspendido seguramente a raíz de la revolución de octubre en Asturias. En esta región no apareció el periódico confederal hasta julio de 1931, como siempre en Gijón, pero en esta ocasión con el título Solidaridad y como órgano de la CRT de Asturias, León y Palencia. La redacción y administración se instaló en la Casa del Pueblo de Gijón, pero pronto ―a partir del 22 de agosto― se trasladó al edificio de la imprenta que era como siempre «La Victoria», calle Libertad, 53. Estuvo dirigido indistintamente por Segundo Blanco, José María Martínez o Acracio Bartolomé. En su reaparición afirmaba:


"Después de larga suspensión vuelve el órgano de la Confederación Regional del Trabajo de Asturias, León y Palencia, a ponerse en contacto con el proletariado de la Región. Como mandatario de los trabajadores afectos a la CNT este semanario no puede tener otra orientación que la marcada por los Congresos confederales sin otros intereses que defender que los de la clase explotada. Hablar de propósitos nos parece inútil: Solidaridad será como sepamos y como podamos hacerla los trabajadores que la redactamos, por designación del Pleno Regional. El periódico debe tener seis páginas y ello será un hecho cuando la tirada alcance, por la menos, cinco mil ejemplares, a los que esperamos ha de llegar rápidamente. Queremos que Solidaridad tenga vida propia y se desenvuelva sin necesitar la ayuda de las cuotas sindicales, por eso comienza con las cuatro páginas, para empezar con plena autonomía económica. El formato no puede ser mayor porque la máquina de nuestra imprenta no da para más".


Y este mismo año, en septiembre, reapareció en Sevilla el órgano confederal con el título de Solidaridad Proletaria y portavoz de la CRT de Andalucía y Extremadura. Volviendo al diario de Barcelona, la crisis interna provocada por las posiciones trentistas enfrentadas a las faístas, precipitó un cambio en la redacción, pasando Felipe Alaiz a sustituir a Peiró al frente del mismo, por decisión del Pleno Regional iniciado el 11 de octubre de 1931, después de acalorada discusión. Sería excesivamente monótono citar cada una de las suspensiones que sufrió: como norma era suprimido cada vez que se producía algún acontecimiento de cierta gravedad (insurrecciones, motines, huelga general, etc.). A raíz del levantamiento anarquista de diciembre de 1933, que acabó fracasando como los anteriores, fue de nuevo suspendida la aparición del diario. Esta vez fue más larga que las anteriores y para llenar el vacío apareció en febrero del año siguiente Solidaridad que tenía como subtítulo: «Diario de los trabajadores».


Tanto la redacción y administración como la imprenta estaban situadas en los talleres de Solidaridad Obrera, en la calle Consejo de Ciento. Al salir decían:


"Un nuevo vocero sale a la luz pública en Barcelona. Viene a sustituir, modestamente, un vacío insustituible [...]. Salimos en un momento difícil para la vida de las organizaciones obreras que nos son caras..."


Su corta vida dio paso al tradicional órgano catalán que reapareció en abril. Su equipo de redacción estaba compuesto por Manuel Villar (director), Felipe Alaiz, Alejandro G. Gilabart y Eusebio C. Carbó, a los cuales se sumó José Peirats en agosto. Es bien conocida la represión que siguió a la insurrección de octubre; sin embargo el diario confederal catalán no sufrió ningún percance. Como la situación era en extremo bochornosa, los redactores decidieron cargar las tintas y una semana después de los hechos del 6 de octubre apareció en letras de molde un editorial con el título: «¡Abajo la pena de muerte!» La suspensión fue inmediata.




Solidaridad Obrera de Valencia, que continuaba publicándose, fue igualmente suspendido a raíz de estos acontecimientos. Ambos periódicos reaparecieron en enero del año siguiente, pero el órgano valenciano se trasladó poco después a Alcoy. Al empezar a publicarse en aquella ciudad declaraban:


"Quizá reaparece nuestro semanario con un poco de retardo [...].El paréntesis ha sido largo [...].Sepamos todos estar a la altura de los momentos. La situación es grave. Las izquierdas en el poder no harán otra casa que repetir la nefanda labor del primer bienio..."


Este periódico desapareció en su número 127 del 17 de julio de 1936, un día antes de la rebelión militar en la península. Solidaridad Obrera de Barcelona siguió publicándose ya sin interrupciones hasta el desenlace final de enero de 1939. El desaparecido órgano de la regional galaica volvió a la palestra también en 1935 ―en junio― pero esta vez con el título de Solidaridad Época I. Su redacción, administración e imprenta siguieron siendo las mismas que anteriormente. Fue bruscamente interrumpido por causa de la rebelión militar triunfante en Galicia.




La sublevación militar del 18 de julio de 1936 y el subsiguiente estallido revolucionario precipitado por la misma, cambiaron radicalmente el panorama socio-político y económico. Como es lógico también sufrió un vuelco sin precedentes el mundo periodístico. En las zonas que cayeron en poder de los sublevados desapareció instantáneamente toda la prensa sospechosa de izquierdismo. En aquellas otras zonas que permanecieron en manos de la República o de los obreros en armas, las rotativas de los periódicos de tendencias o simpatías derechistas fueron incautados por éstos y rápidamente transformados.


El aumento de diarios, semanarios y revistas anarquistas y anarcosindicalistas fue espectacular. Pero hay que señalar ―como dato que quizá revista una cierta importancia― que la cabecera Solidaridad Obrera solo se mantuvo en Barcelona, donde ―como se ha visto― seguía publicándose desde 1930. Únicamente se puede señalar un caso ―de muy corta duración, ya que solo se pudo editar un número― en Ibiza, donde se publicó esta cabecera. Inmediatamente después de recuperar la isla de manos de los sublevados, apareció el primer y último número el 12 de septiembre de 1936. Pocos días después ―el 20― la isla volvía a caer en manos de los militares facciosos.


Casi todas las ciudades importantes de la zona republicana tenían al menos un diario confederal y en algunas ―como Barcelona― hasta tres y cuatro. Pero, salvo Acracia o CNT no se repetía la cabecera. Liberación en Alicante, Fragua Social en Valencia, Emancipación en Almería, Confederación en Murcia, etc., son algunos de los títulos. El contenido, como es de suponer, también sufrió una transformación radical. No se trata aquí de hacer un análisis profundo del fenómeno, sino tan solo señalar que las vicisitudes de la guerra y el desarrollo de la Revolución pasaron a ocupar una parte importante del periódico. Esto cambiaría también de manera significativa a raíz de los hechos de mayo de 1937 en Barcelona, sobre todo por lo que se refiere a Solidaridad Obrera. En estos años se encargó de la dirección Jacinto Toryho con un amplio plantel de redactores y corresponsales de guerra. Sometido a una censura cada vez más férrea y a la carestía de papel que se agudizó a medida que se acercaba el desenlace final, continuó su trayectoria hasta el 25 de enero de 1939, en su número 2.105. Al día siguiente los rebeldes entraban en Barcelona. A partir de este momento la próxima Solidaridad Obrera que saliera debería hacerlo en la más absoluta clandestinidad.




La colección completa abarca desde 1931 hasta 1947, pero hay que descargarla número a número. La parte que va desde 1936 hasta el 39 la podéis descargar completa y ordenada por meses y años desde mi nube. Aquí os dejo los enlaces:





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