TRABAJADORES, NO VOTÉIS. Tierra Y Libertad Nº 203 (4-3-1914)



Hoy es día de elecciones y de todas partes sois solicitados para ir a votar.

Hoy os llaman soberanos.

Hoy, lo mismo que ayer, se sienten la opresión y el desprecio; hoy sienten los que os desean para votar un súbito y ardiente amor hacia vosotros, manifestado de improviso, y la imperiosa necesidad de sacrificarse por vuestro bien… y os piden que los mandéis al Parlamento.

Mañana volveréis a ser servidores de la oficina, carne de trabajo y de matanza como siempre habéis sido. Continuareis trabajando –cuando el trabajo os sea concedido- no para vosotros mismos, no para vuestras familias, no para el pueblo, pero sí para vuestros patronos.

Vosotros continuaréis produciendo toda la riqueza social, más os quitaran los mayores beneficios y derechos de ciudadanía; continuareis duramente en la extrema miseria y siempre en estado de penuria, siempre temiendo por la suerte que os tocará mañana.

Continuareis siendo el ludibrio de un gobierno que sirve solo para defender a vuestros patronos contra vuestras posibles revueltas y que os roba una parte de aquello que os da el burgués como una limosna, cuando conviene a su ambición y a la vanidad de él y de la clase capitalista; a mataros y hacer matar y que está siempre pronto a violar vuestra libertad y a hacer un tormento de vuestra vida. 

Mañana continuareis como ahora en la languidez de la miseria y de la ignorancia y temiendo por el porvenir de vuestros hijos e hijas que las enfermedades, producto de la misma, os pueden robar, y que en todo momento pueden ser arrastrados por la miseria y la ignorancia, al crimen y a la prostitución.

Vuestra soberanía de ahora no es duradera, por ser la soberanía de la burla; soberanía de esclavo que, para más escarnecerlo, ponen en su cabeza una corona de papel y en sus manos un cetro de caña.

Protestad de esa soberanía grotesca. Sois los que producís todo lo necesario a la vida. Sois los que formáis el ejército que el gobierno adopta para su seguridad.

Solamente vosotros sois los que podéis libertaros; la unión y decisión de los trabajadores dará a todos la libertad, y para el bien vuestro y el bien de todos y para poder disfrutar de todos los beneficios de la civilización actual, puede asegurarse, y asegurarse sin ningún obstáculo, una vida de ulterior progreso.

Si os unís y lo deseáis, tomareis posesión de la tierra, de la casa, de los instrumentos de producción y de transporte, de todos cuantos productos hay acumulados del trabajo pasado, y formareis una sociedad nueva de libertad, de igualdad, sin explotadores ni explotados, sin oprimidos ni opresores.

Basta para esto un simple acto de voluntad, cuando con la propaganda y el ejemplo os reunáis un número suficiente de voluntades que estén convencidas de lo infame de la presente organización social y decididas a ponerle fin.

Pero esta propaganda, por esta obra de sublevamiento, de resurrección de la conciencia y de la voluntad, que sea, sobre todo, sin temor a vuestros opresores. Y cuando por sus ojos vean vuestra rebeldía, cuando vean un peligro para sus privilegios y tranquilidad, os demostrarán gran amor y os dirán que si les dais los votos os procuraran el bienestar.

Con el voto os inducen a renunciar a vuestra obra, y vosotros, adormecidos con la esperanza, creéis que vuestro bien, la realización de vuestras aspiraciones, podrá veniros de la palabra de vuestro representante, sin esfuerzo, sin sacrificio, sin riesgo de vuestra parte.

Y vuestros representantes, cuando no siendo, como sucede de ordinario, vuestros explotadores que obtienen el voto por medio de la corrupción, de la intimidación y de mil medios que tienen a disposición los que dominan con la fuerza del dinero y con el apoyo del gobierno; cuando, por ventura, es de los hombres bien intencionados, o se corrompe y os traiciona o se encuentra completamente impotente, sofocado por la masa de los diputados burgueses y obligado a tratar asuntos que nada tiene que ver con vuestra emancipación.

El resultado práctico solo será la creciente inercia, el creciente escepticismo de la masa popular.

Y el pueblo disgustado dirá: NO SE PUEDE CREER A NINGUNO, y os dejareis atropellar sin resistencia, cuando veáis que no cumple sus promesas y que solamente procura para sí mismo, y que con su acción solo alcanza su elevación civil, su emancipación.

Una larga y dolorosa experiencia no solo en España, sino en el resto de Europa y América, ha demostrado que el sistema parlamentario y el sufragio universal, sólo sirven para los intereses de la clase dominante, para apagar el espíritu de resistencia del pueblo, para obstaculizar, mediante el voto de la mayoría brutal, dominante del poder, del propietario y del esbirro, todo progreso.

¿Queréis, trabajadores españoles, continuar por este camino y esperar sufridamente de elección en elección, el imposible milagro de que un Parlamento haga por vosotros aquello que vosotros no sabéis o no queréis hacer por vosotros mismos?

Si llegáis a comprender lo perjudicial que es para vosotros el voto; si acertáis a comprender que vuestro bien debéis conquistarlo vosotros mismos luchando directamente contra el patrono y contra el gobernante, ahora NO VOTÉIS, pero pensad en propagar la idea de la redención y prepararos para hacer una revolución fecunda que termine con todas las injusticias. 

Así, mientras lucháis por la emancipación total, vosotros podéis arrancar para siempre y sin pérdida de vuestra dignidad y de la reivindicación futura, podéis, repetimos, despojaros del temor a vuestros opresores, arrancar aquel mejoramiento que otros no os darán, o que si os lo dan, solo será como medio para sofocar vuestro espíritu de combate y haceros renunciar al cambio del actual estado de cosas.

Pero si vosotros preferís estar inertes, si preferís esperar en vanas promesas, si ahora que estáis a tiempo y enterados de qué vais a ser engañados, depositáis en la urna vuestro sufragio, votad, pues; mas cuando venga el día de las desilusiones –que no tardará-, cuando os falte el pan en casa y la libertad en la calle; cuando veáis que os han engañado y que aquellos que tanto os aprecian en día de elecciones son vuestros mayores tiranos y que ya no podéis protestar porque seréis una masa de durmientes, entonces os recordareis de lo que os decían LOS ANARQUISTAS.

Editorial de Tierra y Libertad



No hay comentarios: