Memoria o miseria



Quien controla el pasado controla el futuro y quien controla el presente controla el pasado.

G. ORWELL

Se repatrían los colaboradores de los nazis (incluso con honores en algunos casos), los caídos luchando por la gloria de Hitler, descerebrados que ofrecían su vida para combatir una dictadura, la bolchevique, en nombre de otra igualmente sanguinaria y deshumanizada, el III Reich. Esta gentuza acudió voluntariamente a esa carnicería que fue el frente Alemán-Soviético, se ganaron la muerte a pulso. Sin embargo, no existe posibilidad alguna de sacar de las cunetas a los asesinados por los demonios falangistas que nutrieron las filas de la infame División Azul. Mientras que el fascismo fue derrotado en toda Europa, aquí, en nuestra tierra, siguió imperando cuarenta años más... y después otros cuarenta disfrazado de centrismo y socialdemocracia. Sólo hay que darse un paseo por las calles de nuestros pueblos y ciudades para comprobar como los asesinos son tratados a la manera de próceres del país en pleno S. XXI. 

El general Agustín Muñoz Grandes fue condecorado con las Hojas de Roble de la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro por el régimen nazi en Alemania el otoño de 1942, y su nombre es recordado en las calles de la capital de nuestro país, así como la División Azul; piara infecta salida de las peores pocilgas de nuestra tierra y que fue a morir por nada en los páramos invernales de Rusia. La parte de esta ralea que sobrevivió al crudo invierno ruso y a la máquina de guerra stalinista, al llegar de vuelta a España fue tratada con los más altos honores y se les concedieron subsidios y trabajos acordes a su "heroicidad". Incluso algunos llegaron a ser verdugos del régimen, literalmente, los que giraban la tuerca del garrote vil con sus propias manos, véanse el verdugo de Sevilla y Granada entre otros ejemplos claramente ilustrativos.

Tres de los últimos verdugos de España, los tres fueron voluntarios de la División Azul

La tímida ley llamada de Memoria Histórica es poco más que una broma para Rajoy, por eso se jacta de no haber destinado ni un euro a la misma. Curiosa manera de proceder en alguien que supedita todo al imperio de la ley, según que ley claro, hipocresía típica de los ultracatólicos, mamada desde la cuna. Después de Camboya somos el país con más personas desaparecidas y enterradas en no se sabe donde, pero resulta que somos un país democrático y moderno, los antiguos son los que exigen pensiones dignas (según Montoro). Da que pensar, Rajoy, un hijo de juez franquista, hijo de un verdugo del régimen ultracatólico y fascista, no quiere que se conozca realmente la Historia de España. Por más que intenten lavar su conciencia confesando al cura lo que creen conveniente y mostrando un poco de sucia caridad de vez en cuando, saben que sus fortunas tienen los cimientos construidos sobre un mar de sangre. Aunque carezcan de la empatía propia de las buenas personas y adolezcan de las mismas taras cerebrales que sus progenitores y antepasados, además de mostrarse siempre prestos a hacer gala de su mala baba genética; la verdad termina por imponerse más tarde o más temprano, y aunque en nuestro caso puede que sea demasiado tarde, más vale tarde que nunca. 

Desde 1977 se ha tratado de maquillar la sangría que sufrió lo mejor de nuestra tierra a manos de la represión franquista. Desde entonces hasta ahora nunca han faltado perros de prensa o pseudohistoriadores bien pagados que intentan enterrar otra vez a quienes asesinaron sus defendidos. Forma parte de la lógica humana que muchos de los políticos del PPSOE se avergüenzen de su ascendencia familiar y el origen de su actual vida regalada. Pero también forma parte de la lógica humana el deseo de justicia, reparación y verdad... y en esas estamos desde hace 40 años. Os dejo un extracto del libro "Violencia roja y azul" en el que el historiador Francisco Espinosa Maestre nos recuerda como ya en los prolegómenos de la actual "democracia" se intentó hacer creer que fueron los rojos quienes más asesinaron. Burdamente, como es sello de la casa en todo fascista redomado, el general Salas Larrazábal cuadra el círculo por mor de sus cojones castrenses. Veamos:

Francisco Espinosa Maestre

<<Es muy probable que de no haber existido por parte de algunos el firme propósito de que el terror fascista no quedara silenciado y olvidado para siempre, a estas alturas estaríamos aún manejando las cifras exactas que el general Salas Larrazábal nos dejó en 1977 como herencia de lo que fue la historiografía franquista que él tan elegantemente personificaba. Así, con aquella bien presentada mistificación, verdadera orgía de números, porcentajes y técnicas de voleo y progresión, quiso dejar resuelto de un plumazo tan vidrioso asunto. Resulta un misterio saber cómo se movió en aquel marasmo estadístico para que, sin caer en las absurdas cifras que la propaganda e incluso el propio Franco mantuvieron durante mucho tiempo, en el resultado final los buenos siguiesen siendo buenos y los malos, malos. Es decir, los «nacionales» acabaron con 57 808 y los «gubernamentales» con 72 337.

Cuando se le advirtió, como ocurrió con motivo de unas jornadas celebradas en Córdoba en 1986, acerca de qué pasaba con la represión no inscrita y, por tanto, no controlada por su fuente básica y única, el INE, el general se limitó a decir que cuando falta gente por inscribir en una localidad lo único que podemos decir es que no están allí inscritos, no que no han sido inscritos, ya que lo pueden haber sido en cualquier otro lugar. O sea que, según esta absurda teoría, no cabría afirmar que alguien no ha sido inscrito hasta que fueran investigados no sólo todos los libros de defunciones de una localidad concreta desde el 36 a la actualidad, sino los registros civiles de todo el país. En cualquier caso Salas Larrazábal afirmaba, convencido, que la represión no inscrita nunca superaría el 10% de los inscritos. Dado el estado de la investigación se podía permitir decir esto.

El general murió en 1993, cuando ya existían pruebas contundentes de que no tenía razón, como por ejemplo aquel libro de 1984 del colectivo navarro AFAN titulado ¡¡No, general!! Fueron más de tres mil los asesinados. Le hubiera bastado con cualquiera de las investigaciones provinciales que se realizaron desde los ochenta para percibir que lo que afirmaba era solamente válido, y no siempre, a partir de la puesta en marcha a comienzos de 1937 de la maquinaria judicial militar y los consejos de guerra sumarísimos de urgencia. Ése fue también el momento en que por orden militar los presos existentes en los depósitos municipales pasaron a depender de las Auditorías de Guerra.

¿Ignoraba estas cosas tan básicas Salas?

Lo que el general parece que no tuvo en cuenta es que el instrumento utilizado por los golpistas para imponerse por el terror desde el 17 de julio hasta principios de 1937 fueron los «bandos de guerra». ¿No sabía acaso que sus colegas militares y guardias civiles llevaban un recuento, éste sí bastante exacto, de todas las personas que estaban siendo asesinadas? ¿Desconocía que los responsables de la desaparición de miles de personas por bando de guerra no pasaban comunicación alguna ni a las familias de los afectados ni a los registros civiles? ¿No se percató en su análisis de los datos del INE de que el goteo de inscripciones relacionadas con la represión se prolongó a partir de la aprobación del decreto 67 de noviembre de 1936 sobre inscripción de desaparecidos a lo largo de los años cuarenta y cincuenta, disminuyó, sin desaparecer, en los sesenta y rebrotó a fines de los setenta con la Ley de Pensiones de Guerra? Por último, ¿no le hubiera resultado más fácil acudir, en vez de al INE, a sus amigos militares y guardias civiles para que le informaran de los verdaderos efectos de la represión? Si alguien como Pemán pudo hacerlo, ¿por qué no él?

La verdad es que resulta difícil de creer y de admitir tanta ignorancia. Todo esto le podría haber orientado sobre la gravedad del problema pero, por la razón que fuera, optó por eludirlo concentrando sus energías en demostrar que, pese a todo y aunque los franquistas tampoco lo hicieron mal, mataron más los rojos. Para la época era un mensaje que encajaba bien: se bajaban las cifras infladas que se habían manejado hasta entonces, se reconocía que los «nacionales» mataron más de lo que jamás habían reconocido y se seguía manteniendo una cifra considerablemente más alta para el terror rojo. En definitiva, la operación respondía al viejo lema gatopardesco sobre la conveniencia de cambiar algo para que todo siga igual.

También hay que tener en cuenta otra cosa. Era previsible lo que se avecinaba y había que salvar los restos del naufragio. Ésa fue la tarea de Salas, todavía reconocida por los herederos de la historiografía franquista. Lo que se avecinaba era simplemente la gente queriendo saber. Y fue aquí donde empezaron los problemas y se vieron las consecuencias del pacto del olvido y de la amnistía del 77. 

Los archivos militares eran aún un mundo cerrado y para los demás hacían falta los permisos de las más altas instancias: de la Dirección General de Registros para los libros de defunciones de los juzgados y de la Fiscalía General del Estado para la Causa General. Para acceder al Servicio Histórico Militar, por ejemplo, fondo clave para cualquier investigación sobre la sublevación convertido por la dictadura en coto privado de los historiadores franquistas, se requería un aval de un militar o un personaje ilustre. Por supuesto los archivos de las capitanías y los fondos judiciales militares era como si no existieran. Mientras tanto, los únicos que podían haber cambiado esa situación, los responsables de Cultura de los tiempos de la UCD y el PSOE, miraban para otro lado, como si no fuera con ellos o, simplemente, ni siquiera eran conscientes del estado anómalo en que seguía el patrimonio documental pese a haber pasado de la dictadura a la democracia. La mejor prueba de ello es que, en más de treinta años y a veinticinco de la Ley de Patrimonio Documental de 1985, nadie haya tenido tiempo de preparar una ley de archivos.">>

                                                                                   F. Espinosa Maestre. (Violencia roja y azul)


<<… Franco fue mucho más respetuoso con la legalidad republicana que los republicanos. Mi conclusión es que la Guerra Civil se produjo porque existía un peligro revolucionario y no un peligro fascista.>> Pío Moa

El neo-revisionismo se nos muestra igualmente burdo y falto de pudor que siempre. Puesto que al público que van dirigidos los rebuznos trasladados al papel que asiduamente publica Pio Moa no le importa la verdad en absoluto. Este hijo de falangista y que se hizo terrorista comunista, siempre gustó del autoritarismo; ya que de adorar a Stalin hasta defender la dictadura católico-fascista española tampoco hay que recorrer mucho camino, el del servilismo propio de sabandijas humanas. Para este tipo de espécimen humano no existe más camino que el de servir a alguien, a ser posible el que mejor pague.

Su conclusión, no lo que el piensa o cree, no, su conclusión. La conclusión de un terrorista verbal que antes lo fue material. El PCE consiguió el 4% del censo electoral en febrero del 36, pero sin embargo existía peligro de bolchevización en España. Azaña era más burgués que Rockefeller y más conservador que Cánovas, pero existía peligro de ateísmo masón. En el primer gobierno creado tras las elecciones del 36 sólo habían burgueses, la república era una república burguesa. Pero la reacción cavernaria, carpetovetónica y ultracatólica odiaba igualmente a socialistas que a liberales. Sólo les interesaba hacer borrón y cuenta nueva para transportarnos a la Edad Media. Después, una vez muerto en su cama el dictador, nos impusieron a un rey raptado a su padre desde tierna infancia para ser moldeado según el capricho del sibilino sátrapa, terminando la dictadura al modo de las intrigas palaciegas del medievo, con un hijo usurpando el trono de su padre. Como Dios manda. 

Ni Pío Moa es historiador ni sus libros son de Historia. Abordar su propaganda desde la crítica histórica constituye un error y una pérdida de tiempo, un ejercicio inútil que sólo contribuye a darle importancia a quien nunca fue más que un mercenario a sueldo. Al autor de moda entre los rancios de España y que siempre encuentra editores le importan muy poco la realidad de La Matanza de Badajoz. Lo único que pretende, como él mismo reconoce, es evitar que la actual derecha sea «identificada como producto de aquella derecha extraordinariamente criminal» (según las campañas de la izquierda) y liberar a esa misma derecha del «continuo chantaje moral y político» al que ese pasado permite someterla. Para ello —y ésa es la misión bien pagada de Moa— hay que limpiar la memoria de la derecha y emponzoñar la de la izquierda. 

Moa y Cía. representan la respuesta que la derecha en el poder da al movimiento de recuperación de la memoria surgido en torno a 1996-97 en el momento en que el PSOE, ajeno hasta entonces a estas cuestiones, se suma a estas iniciativas, justo cuando pierde el Poder en 1996. El Partido Socialista captó la demanda social y comprendió que la memoria histórica podía serle rentable políticamente, y el PP, consciente del daño que le podía hacer la rememoración de la dictadura desde sus orígenes, decidió contraatacar recuperando su memoria y convirtiéndola en instrumento de lucha política. Parece que este país carece en la actualidad de la dignidad que en los años 30 fue ejemplo para to@s l@s trabajador@s del mundo y que en la actualidad todo se reduce a un espúreo y bastardo interés partidista y monetario.

A buenas horas se le ocurre al PSOE acordarse de l@s trabajador@s muert@s a manos del fascismo internacional, en muchos casos de su propio partido. Claro que el PSOE es tan parecido al PSOE de los años 30 como puede serlo un polluelo con respecto al huevo del que nació. Que el PP intente tapar la verdad es algo genético, pero que el PSOE nunca se haya molestado por recuperar nuestra memoria hasta que perdió el Poder por corrupto e impostor, es algo que no debe olvidarse. Bono, Chávez o Griñán entre muchos otros, no son más que cachorros del régimen, hijos de prebostes franquistas. De obreros y socialistas tienen menos que yo de monaguillo.

Jose María García Márquez
Jose María García Márquez expone en el libro Violencia Roja y Azul como los represores fascistas ocultaban sus crímenes de lesa humanidad desde el mismo momento en que fueron perpetrados. En Sevilla, ciudad que cayó en pocos días, la represión se empleó a fondo sin necesidad de ello. En Sevilla no existió guerra civil, sólo ocupación militar por parte de un ejército criminal que traicionó lo que prometió con la mano puesta sobre su "sagrada" Biblia. Veamos:

<<Según la información que se nos proporcionó la primera investigación que se llevó a cabo sobre la represión en la ciudad de Sevilla, entre el 18 de julio y el 31 de diciembre de 1936, se produjeron 2971 enterramientos innominados en la fosa común. Unos años después, una nueva investigación nos aportó las inscripciones que se habían realizado en el Registro Civil de la capital en relación con la represión. Pues bien, si analizamos los datos que ofrece este registro comprobamos que solamente 97 de esos 2971 fueron inscritos en el mismo año 1936. La cifra, por sí sola, expresa bien el ocultamiento de la matanza llevada a cabo por los sublevados. Pero incluso esa cifra de 97 inscritos tiene una segunda lectura, ya que 44 de ellos lo fueron por ser miembros de la columna minera destrozada el 19 de julio de 1936 a consecuencia de la traición de la Guardia Civil, juzgados en consejo de guerra público y ejecutados en pleno día en diferentes puntos clave de la ciudad. De modo que fue por esta razón, por pasar por un consejo de guerra al que se dio amplia cobertura periodística y que buscaba amedrentar a los contrarios al golpe, por lo que se procedió a su inscripción en el Registro Civil tras su eliminación.

Por lo que respecta a los libros de enterramientos y al movimiento de las fosas comunes de los cementerios —hasta la fecha y según las investigaciones locales que se llevan a cabo— de los 101 pueblos que tenía entonces la provincia de Sevilla tan sólo han aparecido referencias en tres de ellos. En cuanto a los archivos municipales el panorama, en general, es desolador. Mientras que en algunos, los menos, se ha conservado alguna valiosa documentación sobre la represión, aunque escasa, en la mayoría se observa un auténtico saqueo, lo que unido a la desidia hace que en muchos pueblos los investigadores locales se encuentren con dificultades insalvables para llevar a cabo un intento de reconstrucción de lo ocurrido en ellos a partir del 18 de julio.

En estas condiciones es, por tanto, prácticamente imposible que la investigación sobre la represión causada por los «bandos de guerra» pueda desarrollarse con normalidad. De ahí que, cada vez más, los archivos judiciales militares se hayan convertido en una fuente documental imprescindible para el estudio de la represión y para demostrar de manera fehaciente la ocultación que se practicó desde el primer momento.

El 26 de octubre de 1936 fuerzas de la Guardia Civil de varios pueblos a las que se unieron derechistas locales dieron una batida en los alrededores de Guillena que acabó con la vida de veintidós personas. No hay noticia de que los huidos llevasen armas, pero uno de ellos tenía en el bolsillo 53,45 pesetas. Y fue precisamente la entrega de esta cantidad a las autoridades militares la que provocó que la Auditoría abriese diligencias por «incautación a un marxista muerto». Así fue como quedó constancia de esta carnicería, cuyas víctimas nunca fueron inscritas en ningún registro y de las que se ignora incluso dónde fueron enterradas. Aquí tenemos cómo una circunstancia fortuita, destino de los diez duros, ha desvelado a la investigación un crimen oculto del que desapareció todo rastro documental.">>                                                                                                                                                          J. María García Márquez                                                             (Violencia roja y azul)



La impunidad del terror fascista es el sello de la transición española. Sólo podemos conocer la verdad a medias y a través de indicios, puesto que las pruebas fueron sañudamente borradas, como los discos duros del PP. Pasamos de una dictadura negadora de toda inteligencia a una democracia homologada por los países europeos pero terriblemente contaminada por la amenaza constante de involución. Una España en la que siempre mandan los mismos y siempre pagan los mismos. Los herederos directos franquistas nunca reconocerán los crímenes perpetrados por criminales que decían vociferar por boca de td@s l@s español@s aunque solamente les importase su propio beneficio.

La derecha española, o mejor dicho la oligarquía centenaria de nuestra tierra, ya no tiene reparos en mostrar su verdadero rostro, puesto que se siente apoyada en las urnas a pesar de los repetidos atentados cometidos y de todo lo robado y golpeado. Ningún partido gana con la "mayoría" con la que lo hizo Rajoy sin tener amplios apoyos entre sectores obreros, ninguno. La única verdad que dijo Franco en su arrastrada vida fue "Mi mayor monumento para la posteridad no será el Valle de los Caídos, lo será la clase media española". Y así ha sido desde que por fin dejó de respirar y matar. 

No hace muchos años era raro que las personas trabajadoras mostraran públicamente su apoyo a los meapilas del Partido Pecaminoso, se sentían avergonzados a la par que de clase media. Se preguntaban, ¿es que tengo que pedir perdón porque me vaya mejor en la vida que al vecino?, pues no, voto al PP simplemente porque él me asegura que pagaré menos impuestos.  En este país de paletos analfabetos con título de todólogos, basta con que un obrero gane más que el vecino o con que tenga una gorra para creerse por encima del resto de los mortales que tienen que ganarse el pan con el sudor de su frente al igual que él mismo, como al parecer nos condenó el primer patrón, Dios.

El auténtico cáncer de España

El rey y su padre se dicen reyes de tod@s l@s español@s, pero nunca han movido ni un dedo a favor de aquell@s español@s enterrad@s en las cunetas de nuestra tierra, ni un sólo dedo. Es más, nunca se les ha escuchado decir una palabra al respecto, ni para bien ni para mal, ni a él ni a su padre; los muertos a manos del fascismo patrio e internacional parece ser que no son español@s a ojos de los Borbones. Es cosa lógica que los Borbones no quieran remover la podredumbre en la que está basada su poder. Y mucho más lógico que quienes no quieren ningún rey impuesto por un dictador luchen por derrocarlo, ya que los Borbones son el verdadero nudo gordiano de aquello que tan bien atado dejó el Cabronsísimo.

Como ven, no existe más que vacío ético en quienes van por la vida de honorables servidores de la patria. Nunca aceptarán la verdad, y cuando aceptan algunas cifras por incontestables, recurren a aquello de que fue una guerra donde todos dejaron parte de su sangre a la par que hoy muestran la misma mala baba que sus antepasados criminales. El fascismo ha llegado a alcanzar el 14% de representación en el parlamento alemán, ¿qué puede pasar en un país como el nuestro en el que nunca se ha llevado a cabo la adecuada pedagogía para vacunarse de semejante degeneración humana? Un país sin memoria sólo puede aspirar a la miseria ética, social y económica. Sin memoria nunca aspiraremos más que a la miseria.





F. Hombourger - Los anarquistas en la Revolución Rusa (Cómic)




¡Camaradas campesinos!

El campesinado trabajador de Ucrania lucha desde hace muchos años contra sus enemigos y opresores de siempre. Millares los mejores hijos de la revolución cayeron en la lucha por la emancipación total de los trabajadores de todo yugo. El verdugo Denikin ha recibido un golpe mortal a manos de los heroicos esfuerzos del ejército insurrecional de Ucrania.

Los campesinos insurrectos, encabezados por su guía – Batko Makhno – permanecieron muchos meses detrás del enemigo, las guardias blancas, rodeado por un enemigo diez veces superior, diezmados por la más espantosa enfermedad – el tifus – por culpa de la cual cada día morían varios centenares de los mejores combatientes de sus filas; careciendo de municiones, todos ellos se lanzaban sobre el enemigo con armas blancas, y bajo su poderoso asalto las mejores tropas denikistas huyeron: las unidades de los generales Chkuro y Mamontov.

Al precio de increibles esfuerzos y de la sangre derramada por los mejores combatientes, los campesinos insurgentes destruyeron la parte trasera de Denikin y abrieron el camino para los hermanos del Norte, campesinos y obreros, a causa de las hordas de Denikin, los camaradas del Ejército Rojo entraron en Ucrania los obreros y los campesinos del Norte.

Ante el campesinado trabajador de Ucrania se ha planteado la cuestión (además del problema general de la lucha contra los blancos) de la edificación de un verdadero orden soviético, en el cual los soviets elegidos por los trabajadores serían los servidores de la gente, ejecutando las decisiones que tomaran los mismos trabajadores en un congreso pan-ucraniano de trabajadores.


Sin embargo, los dirigentes del Partido Comunista, que habían hecho del Ejército Rojo un instrumentociego y dócil para defender la comisariocracia, comenzó a difundir el lodo y las peores calumnias sobre los mejores líderes de los insurgentes, habiendo decidido "quitarse la astilla" y destruir el movimiento revolucionario que impedía a los señores comisarios dominar a los trabajadores de Ucrania.

Los comisarios ven a los trabajadores como "material humano", como dijo Trotsky en una conferencia, sólo la carne de cañón que se puede lanzar contra el orden imperante, pero a los que en ningún caso se les puede otorgar el derecho a crear ellos mismos, sin la ayuda de los comunistas, sus propio camino y su propio orden.

¡Camaradas campesinos!

El ejército insurrecional de Ucrania viene de vuestro entorno.

Vuestros hijos, vuestros padres y vuestros hermanos han llenado nuestras filas. El ejército insurrecional es vuestro ejército, vuestra sangre, vuestra carne. Habiendo sacrificado decenas de miles de víctimas, el ejército insurgente ha luchado por el derecho de los trabajadores a construir su propio orden, a decidir por sí mismos de sus bienes y no para dejarlo todo en las manos de los comisarios.

El ejército insurreccional combatió y combate por los verdaderos soviets, y no por las Chekas y la comisariocracia. Desde el tiempo del verdugo – el Hetman – los alemanes y Denikin, los insurgentes se levantaban en masa contra los opresores para defender al pueblo trabajador.

Ahora también el ejército insurreccional considera su deber sagrado defender los intereses del campesinado trabajador contra las tentativas de los señores comisarios de enganchar a su carro a los campesinos de Ucrania.

El ejército insurreccional conoce muy bien a estos "recién llegados" y se acuerda bien de estos comisarios "libertadores". El autócrata Trotsky ordenó desarmar el ejército insurreccional, creado por los mismos campesinos en Ucrania, porque sabe bien que mientras los campesinos posean su ejército, defendiendo sus intereses, jamás podrá obligar el pueblo trabajador de Ucrania a marchar bajo su bastón.

El ejército insurreccional, no queriendo hacer correr la sangre fraternal, evitando enfrentamientos con el Ejército Rojo y sometiéndose solamente a la voluntad de los trabajadores, hará guardia para preservar los intereses de los trabajadores y sólo dejará las armas más que por orden de un Congreso Libre pan ucraniano de trabajadores, donde los mismos trabajadores expresarán su voluntad.

El ejército insurrecional – la espada en las manos de trabajadores – os llama, compañeros campesinos, a convocar de inmediato vuestro propio congreso de trabajadores y a tomar en vuestras propias manos la construcción de vuestro futuro y de la felicidad de vuestras riquezas trabajadoras. Es cierto que los comisarios sedientos de poder tomarán todas las medidas necesarias para impedir la celebración de un congreso libre de trabajadores, es por esto que por los intereses de los propios trabajadores no se debe permitir dejar aplastar el Congreso por los comisarios, deberá celebrarse en la clandestinidad y en un lugar secreto.

¡ Camaradas campesinos, preparaos para tener vuestro congreso!

¡ Apresuraos en realizar vuestra obra!

¡ Sus enemigos no duermen, no le adormezcáis tampoco, será la clave de vuestra victoria!

¡ Viva el congreso libre de los trabajadores de la región!

¡ Abajo la comisariadocracia!

¡ Viva el ejército campesino insurrecional!


Ejército Insurreccional de Ucrania (Makhnovista). Febrero de 1920

Makno


Camillo Berneri - Escritos V (Revolución Rusa) [Anarquismo en PDF]



«La sociedad llamada soviética, reposa, de un modo que le es propio, sobre la explotación del hombre por el hombre, del productor por parte del burócrata, técnico del poder político. La apropiación individual de la plusvalía será reemplazada por una apropiación colectiva a cargo del Estado, estafa hecha por el consumo parasitario del funcionarismo... La documentación oficial no deja duda alguna: sobre el trabajo de la clase sometida, obligada a un sistema extenuante e inexorable, la burocracia retira una parte indebida que corresponde más o menos al antiguo beneficio capitalista. Se ha formado pues, alrededor del partido, una nueva categoría social interesada en el mantenimiento del orden constituido y en la perpetuación del Estado, cuya extinción, junto a la desaparición de las clases sociales, predicaba Lenin.

Si el bolchevismo no tiene la propiedad jurídica de los instrumentos de producción y de los medios de cambio, se detiene la máquina estatal que le permite la expoliación mediante varios procedimientos. La posibilidad de imponer los precios de venta, mucho más altos que los precios de costo, encierra por sí sólo el verdadero secreto de la explotación técnico-burocrática, caracterizada, por otra parte, por la opresión administrativa y militar».


Boris Souvarine, Stalin (París, 1935)



A PROPÓSITO DE NUESTRAS CRÍTICAS AL BOLCHEVISMO (1)

Camillo Berneri
Los comunistas y los sindicalistas veroneses-moscovitas(2) nos acusan de realizar una obra antirrevolucionaria porque criticamos la política bolchevique, cuando la revolución rusa necesita toda la solidaridad de los partidos de vanguardia de Occidente porque está amenazada todavía por la política reaccionaria de la Entente y porque está inmersa en una enorme desgracia: la carestía.


¿Merecemos este reproche? Creo que no. Nuestra crítica al gobierno bolchevique no implica para nada una falta de solidaridad con la Rusia de la revolución, y se diferencia profundamente de la campaña organizada por la prensa reaccionaria y social-reformista. Criticar los criterios y los métodos del partido comunista ruso, contar los errores y los horrores del gobierno bolchevique es para nosotros un deber y un derecho, porque en el fracaso del bolchevismo estatólatra vemos la mejor confirmación de nuestras teorías libertarias. Es preciso, además, advertir que cuando Rusia era para el proletariado italiano la tierra santa de la libertad y la justicia, cuando el espejismo del mito ruso ejercía su fascinación revolucionaria sobre todo el mundo, nosotros callamos, a excepción de alguna voz aislada, porque la revolución rusa era un grandioso acontecimiento que había que aceptar tal como era, en bloque, so pena de disminuir su repercusión en aquellos países que, como el nuestro, parecían próximos a seguir el ejemplo que venía de Oriente. Pero dos acontecimientos rompieron nuestro voluntario silencio: las revelaciones hechas por Serrati, Colombino, Nofri, Pozzani y otros y, por encima de todo, la sistemática importación de toda la literatura bolchevique rusa y la copia de todos los criterios tácticos, y la imitación servil de todos los puntos programáticos de Lenin y sus compañeros. 


Nos vimos en la necesidad de no callar más sobre lo que ya se había revelado en la prensa socialista, y en la necesidad de oponernos a aquella propaganda jacobina que se extendía entre las masas, perjudicando lo que nosotros consideramos la línea correcta revolucionaria. A todo ello se añade la reacción anti-anarquista del gobierno de Moscú y la convicción de que la política de los bolcheviques rusos lleva a un repliegue revolucionario en Rusia y en Occidente.


Los comunistas se equivocaron al fulminarnos como pequeño-burgueses y como antirrevolucionarios, y se han equivocado al persistir en esta actitud hostil. Pero se han equivocado en el sentido de que nuestro programa y toda la historia de nuestro movimiento, desmienten del modo más absoluto sus acusaciones, aunque tienen razón porque es natural que se crean más revolucionarios, más en la extrema izquierda que nosotros. Esto es legítimo y más que natural. Puesto que nuestras críticas a la política bolchevique han sido motivo de discordia entre nosotros y los comunistas, y perjudican la alianza revolucionaria que, en realidad, existe entre nosotros y ellos, creo oportuno discutir nuestra actitud ante la política bolchevique para ver si también por nuestra parte hay excesos y errores. Creo que más que de errores se puede hablar de excesos. No siempre se ha sabido distinguir lo que era una tendencia programática de los jefes bolcheviques y lo que era una necesidad contingente, lo que era realizable con una línea autonomista y federalista y lo que era irrealizable incluso con el triunfo de esta línea.


Los campesinos se han apropiado de las tierras que, por derecho, se han nacionalizado, pero en realidad se han subdividido entre los pequeños propietarios que constituirán la futura burguesía rural. El intercambio de productos, más o menos clandestino, es general y enriquece a toda una categoría de nuevos estraperlistas. La burocracia está constituyendo una nueva clase de privilegiados. Es en este conjunto de procesos económicos y sociales donde hay que buscar las causas de la nueva política bolchevique, que ha contribuido a crear la nueva situación, pero no ha sido la única en determinarla.



Notas:


1.- Extraído del libro Humanismo y anarquismo. Artículo publicado en Umanitá Nova. Roma. 4 de junio, 1922 Traducción de Josep Torrell.


2.-  Se refiere a una corriente de la Unión Sindical Italiana (USI) favorable a la alianza con los comunistas y capitaneada por Nicola Vecchi, que luego se pasó al fascismo. Esta corriente publicaba en Verona el periódico L’Internazionale y polemizaba ásperamente con la mayoría de la USI que la había desautorizado.



Albert Jensen - El Bolchevismo Heredero Del Nazismo (Pdf)



Después de la ocupación rusa de Viena, la capital de Austria, el control ruso pronto logró imponer un gobierno provisional con el viejo socialdemócrata Renner como presidente. Carlos Renner, al igual que toda la socialdemocracia" de Austria, es un hombre de un historial muy comprometido por sus flirteos con el nazismo. Cuando en 1939 Hitler ocupó Austria, Renner lo saludó como liberador en un artículo periodístico. No se debe olvidar que el movimiento obrero radical de Austria fué violentamente sofocado por la reacción católica después de que Dollfuss, por un golpe de estado que dió en marzo de 1933, abolió la democracia e introdujo, con el auxilio de la fuerza armada, un régimen autoritario igual al fascismo. 

Es un mal método el rechazar al diablo para aceptar a Belcebú, pero la socialdemocracia austríaca tenía seguramente la esperanza de obtener más libertad con la incorporación de Austria al Reich de Hitler. La experiencia nos ha demostrado que saltaron de la ceniza al fuego y que la situación quedó mucho peor que antes. Pero Renner y la social democracia austríaca no entendieron eso y se comprometieron de una manera irremediable..

¿Pero por qué quisieron los rusos colocar a Renner como presidente? Probablemente pensaron que habiendo estado comprometido con los fascistas sería un instrumento más fácil de manejar en las propias manos rusas, ejecutando, sin resistencia alguna, todas las órdenes de Moscú.


Se formaron nuevos gobiernos con personas designadas por Moscú. En su mayoría, estos gobiernos fueron comunistas que no representaban ni el uno por ciento del pueblo. Prohibieron a las poblaciones el salir de sus casas después del obscurecer, el formar grupos en las calles, el celebrar reuniones, etc. La prensa fue sometida a censura y más tarde se suspendieron de un solo golpe todas las organizaciones y partidos y se formaron “partidos únicos”, en los cuales los bolcheviques tenían el monopolio del mando apoyándose en las bayonetas rusas. Una vez privados de todos sus derechos, tanto políticos como sindicales, como de toda índole, organizáronse elecciones para nuevos parlamentos con sólo bolcheviques como candidatos. Los electores sólo podían votar por candidatos bolcheviques. Quienes no quisieran eso no tenían posibilidades de votar de ninguna otra forma. Es natural que de esta manera fueran elegidos los candidatos bolcheviques. Se estima que el porcentaje de los participantes en estos comicios fué de un dieciséis por ciento, pero en los informes oficiales de los bolcheviques se decía que habían participado el noventa por ciento. En los tres países, los nuevos parlamentos pidieron ser admitidos como Estados soviéticos en el seno de la Unión Soviética. Y así fue.

En abril de 1941, los rusos efectuaron arrestos en masa. Sólo en Lituania encarcelaron en la primera noche de terror a cerca de 30,000 personas. La cifra aumentó en este país hasta 100,000. Hombres, mujeres y niños fueron deportados a Rusia. En las listas de los deportados se encontraban hombres de derecha, trotzkistas, socialistas revolucionarios, socialdemócratas, anarquistas, personas que antes fueron excluidas del partido comunista, miembros de las asociaciones de tiro, personas que tenían contacto con el extranjero, esperantistas y hasta filatélicos.


Esa fue la clase de liberación que el bolchevismo ofreció a los pueblos bálticos ya desde un principio.


Carlos Taibo. Historia de la Unión Soviética (1917-1991) Pdf & epub



El hecho de que el sistema soviético desapareciera en 1991 facilita un encaramiento general de su naturaleza y de su historia. Como es fácil comprender, semejante tarea no está exenta de problemas, dada la precariedad de nuestro conocimiento de etapas cruciales y dada la proximidad, por otra parte, de muchos de los acontecimientos que tienen que ocupar nuestra atención. Tampoco está de más recordar que la reflexión sobre el sistema soviético se ha visto marcada desde siempre por los anteojos ideológicos más dispares, circunstancia que ha contribuido poderosamente a enrarecer las reflexiones y a avivar las disputas.


Dos son los objetivos fundamentales de este libro, que constituye una versión revisada y puesta al día de un texto, La Unión Soviética (1917-1991), que el autor entregó a la imprenta en 1993 y que fue objeto de varias reediciones posteriores. En primer lugar, se trata de proporcionar al lector una información que permita seguir el derrotero del sistema soviético entre 1917 y 1991. En segundo término, la obra aspira a identificar los grandes problemas que la naturaleza de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ha suscitado y, con ellos, las grandes tesituras que aquella tuvo que afrontar. En este ámbito su propósito es, ante todo, situar a la URSS en una perspectiva histórica amplia y emplazarla en el marco político y económico propio del siglo XX. Al respecto se antoja una tarea decisiva, por cierto, determinar en qué medida la degradación experimentada por el sistema soviético fue el producto de causas naturales, tuvo su origen en las presiones externas padecidas desde 1917 o, por el contrario, obedeció a decisiones —más o menos libres— de los dirigentes bolcheviques. La doble tarea reseñada es tanto más difícil cuanto que, pese a las apariencias, la historia que nos interesa no tiene un carácter lineal. Las etapas que identificamos con los nombres de Lenin, Stalin, Jrushchov, Brézhnev o Gorbachov presentan evidentes singularidades, que no faltan tampoco, por citar un solo ejemplo, en el interior de la propia era estaliniana: los perfiles de esta fueron manifiestamente diferentes en 1930 que uno o dos decenios después.


Así las cosas, en la configuración de los capítulos se ha optado en más de una ocasión por prescindir de la clasificación convencional que convierte la historia de la URSS en una mera sucesión de secretarios generales. El libro empieza con una introducción general que se interesa por los procesos en curso en Rusia entre principios del siglo XX y la revolución de Octubre de 1917. Ese capítulo inicial se ve acompañado por un segundo cuyo propósito es delimitar conceptualmente los perfiles del nuevo régimen, a efectos de clarificar la posterior deriva de los acontecimientos. El tercer capítulo se ocupa de las dos grandes fórmulas de organización, fundamentalmente económica, que vieron la luz en los años veinte: el comunismo de guerra y la NEP Le sigue un estudio del núcleo de la era estaliniana, configurado en torno a la colectivización de la agricultura, una acelerada industrialización y una intensificación de las medidas represivas. El capítulo quinto procura dar cuenta de los efectos de la Segunda Guerra Mundial en la URSS, así como de los últimos años de dirección de Stalin. Los tres capítulos posteriores se ajustan a la convencional división de la historia soviética en períodos definidos por el acceso al poder de nuevos secretarios generales: Jrushchov, Brézhnev —en las páginas correspondientes nos interesamos también por el interregno protagonizado por Andrópov y Chernenko— y Gorbachov. El libro remata, en suma, con un examen somero de lo ocurrido en el espacio ruso-soviético después de 1991, con unas breves conclusiones y con una bibliografía en la que se ha pretendido incluir los materiales fundamentales que, en relación con la URSS, se han publicado en castellano, junto con una selección de monografías en otras lenguas.


Más allá de las tesis e interpretaciones defendidas en las páginas que siguen —todas ellas, con toda evidencia, discutibles—, es menester dar cuenta de tres circunstancias a las que el autor ha procurado prestar una atención especial. En primer lugar, y por razones obvias dado el discurrir reciente de los acontecimientos, se ha procurado analizar, hasta donde un volumen de estas dimensiones lo permite, la configuración nacional del Estado soviético; a estas alturas sería imperdonable considerar que este último fue, también en el plano espacial, una entidad homogénea. En segundo término, parece innegable que, para explicar por qué la URSS discurrió por determinados caminos, era necesario tomar en consideración, en detalle, los efectos que el entorno exterior imprimió en la configuración definitiva del sistema soviético. En tercer lugar, y en fin, la influencia que todavía hoy ejercen —en el oriente europeo y en el planeta entero— los acontecimientos de los últimos decenios ha aconsejado dedicar una atención singular a las características del estancamiento brezhneviano y a los problemas de esa reforma fallida que a la postre resultó ser la perestroika.


Aunque la mención de los cambios correspondientes se halla incluida en el texto, antes de entrar en materia es conveniente zanjar algunos problemas relativos a la datación de los acontecimientos y a eventuales alteraciones en el nombre de entidades y ciudades. Al respecto, lo primero que hay que reseñar es que, conforme al uso más común, nos hemos servido del calendario juliano para dar cuenta de los acontecimientos anteriores al momento, febrero de 1918, en que Rusia optó por sumarse al calendario gregoriano habitual en el resto de Europa. Como el calendario ruso anterior a 1918 llevaba trece días de antelación al europeo, la conversión a este último exige sumar esos trece días a la fecha correspondiente.


Por otra parte, hay que recordar que la Unión Soviética como tal no hizo su aparición en octubre de 1917, sino en los últimos días de diciembre de 1922; con anterioridad, el núcleo del Estado soviético lo había configurado la República Socialista Federativa Soviética de Rusia. El nombre del partido que se hizo con el poder en octubre de 1917 se vio sometido, por lo demás, a sucesivos cambios: si en el momento de la revolución todavía era el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, en marzo de 1918 se convirtió en Partido Comunista (bolchevique) de Rusia, para pasar a llamarse Partido Comunista (bolchevique) de la URSS en diciembre de 1925 y Partido Comunista de la Unión Soviética en octubre de 1952. El Ejército Rojo, creado a principios de 1918, conservó ese nombre hasta 1946, en que los documentos oficiales empezaron a llamarlo Ejército soviético. Por lo que a la policía política del Estado se refiere, y dejando de lado algunas efímeras denominaciones, fue conocida con el nombre de Cheká entre 1917 y 1922, como GPU entre 1922 y 1923, como OGPU entre ese último año y 1934, como NKVD entre 1934 y 1946, y como KGB a partir de 1954, y hasta 1991; entre 1946 y 1954 se hicieron notar dos ministerios, el de Seguridad del Estado y el de Asuntos Internos, que corrieron a cargo de las tareas correspondientes. En otro plano, Moscú se convirtió en capital del nuevo Estado en marzo de 1918. Antes la capital había sido San Petersburgo, conocida con el nombre de Petrogrado entre 1914 y 1924, con el de Leningrado a partir de ese último año y, de nuevo, con el de San Petersburgo desde 1991.


Comoquiera que en las páginas del libro no es habitual se mencionen personas o lugares geográficos cuyo empleo sea infrecuente en castellano, se ha optado por respetar las fórmulas usuales de traslado de los términos —por lo general rusos— correspondientes. En los títulos de obras y en algunos otros casos que no se ajustan a la condición anterior se ha recurrido a una transcripción de pretensiones fundamentalmente fonéticas. Por último, este parece el lugar adecuado para llamar la atención sobre la escasa fiabilidad de muchos de los datos estadísticos referidos a los más dispares momentos de la historia soviética. Las veces en que se ha recurrido a ellos se ha hecho en la creencia de que ilustran con contundencia situaciones concretas, y no en la certidumbre de que reflejen de manera cabal la realidad.


El autor quiere agradecer, en fin, las muchas y pertinentes observaciones que sobre el manuscrito realizaron en su momento Elena Hernández Sandoica, Olga Nóvikova, Enrique Palazuelos y Jaime Pastor. Ninguno de ellos es responsable, sin embargo, de las interpretaciones que se vierten en este libro, y menos aún de los errores y deficiencias que a buen seguro incluye.


Carlos Taibo, enero de 2010




Carlos Taibo - La disolución de la URSS (Pdf Escaneado)




En el momento en que este libro vea la luz poco faltará para que se cumpla el décimo aniversario del acceso de Mijaíl Gorbachov a la secretaría general del Partido Comunista de la Unión Soviética. Aunque el ciclo histórico iniciado entonces no puede darse por concluido, parece que el decenio transcurrido tiene la suficiente entidad como para hacer un alto en el camino y bucear en las explicaciones de hechos que entre nosotros han levantado ya mucha polémica.


Así las cosas, el objetivo primordial de este libro es analizar las claves explicatorias de la crisis terminal del sistema soviético, de su postrer intento de reforma y de los regímenes que han adquirido carta de naturaleza, inmersos en agudas convulsiones, en los últimos años.


Es deseo del autor -acaso sólo medianamente satisfecho- que el texto sirva, de manera más precisa, para satisfacer dos tipos de aproximaciones: la de quienes deciden dedicar un tiempo a repasar, con ojo crítico, acontecimientos del pasado cercano, y la de quienes se proponen acometer un estudio más sistemático de esos mismos hechos.


Enlaces de descarga:






On the road again




Comienza en Nordic Anger una nueva andadura tras larga pausa. En estos casi dos años transcurridos desde la última entrada publicada he recopilado muchos más libros, periódicos, revistas, películas, etc... relacionados con el anarquismo y la libertad en general, y que en próximas entradas compartiré con tod@s vosotr@s. 


Ha un siglo de la revolución de octubre que instauró un régimen dictatorial deshumanizado, frente a la de febrero que consta como la única revolución genuinamente popular, comenzaremos esta nueva singladura con algunos textos que abordan el totalitarismo bolchevique desde una perspectiva libertaria.




Os adelanto una lista de las próximas publicaciones que veréis en este blog:


1º.- Carlos Taibo - Historia de la Unión Sovietica (1917-1991) epub


2º.- Carlos Taibo - La disolución de la URSS


3º.- Albert Jensen - El Bolchevismo Heredero Del Nazismo


4º.- Camillo Berneri - Escritos V (Revolución Rusa) [Anarquismo en PDF]


5º.- F Hombourger - Los anarquistas en la revolucion rusa. La makhnovtchina Ucrania 1919 (Cómic)



Después continuaremos con algunos de los principales libros escritos por Francisco Pi Y Margall, precursor del anarquismo español, ya que fue él quien tradujo a nuestra lengua por primera vez a Proudhon, introduciendo así el anarquismo y el federalismo en España. Fue el principal teórico capaz de dar cuerpo doctrinario al republicanismo federal. 




6º.- Francisco Pi y Margall - La Reacción y la Revolución (1854)



7º.- Francisco Pi y Margall - Las nacionalidades (1877)



8.- Francisco Pi y Margall - El cristianismo y la monarquía (Edición 1919)



9º.- Francisco Pi y Margall - La República de 1873 (1874)




10º.- Francisco Pi y Margall - Historia de España en el S. XIX 



También podréis encontrar prensa política del Sexénio Democrático (1868-1874), período en el que llegó a España la Asociación Internacional de los Trabajadores y comenzó a germinar el anarquismo íbero.




11º.- La Federación. Órgano del Centro Federal de las Sociedades Obreras (Barcelona 1869-1874)


12º.- La Igualdad. Diario Democrático-Republicano (Madrid 1868-1874)


13º.- El Combate. Diario Demócrata-Republicano Federal (Madrid 1870-72)


14º.- La Flaca. Revista satírica, de carácter republicano y federal (Barcelona 1869-1871)


Y eso, eso, eso, es todo amigos, bienvenidos de nuevo a este vuestro blog y espero que os gusten las nuevas publicaciones, salud y anarquía.