Jorge Caballero Sánchez, anarquista asesinado el 28-3-80 por el fascio español

 
 
El 28 de marzo de 1980, frente al cine Azul, en la Gran Vía madrileña, un grupo de extrema derecha apalea y apuñala a Jorge Caballero Sánchez, de 21 años, que muere quince días después. El joven sale del cine con su novia cuando un grupo de ultras se abalanza sobre él. Lleva una insignia con la A dentro de un círculo, el símbolo anarquista. El presunto autor de la muerte es declarado en rebeldía y los otros dos implicados son puestos en libertad provisional a los dos meses, tras depositar sendas fianzas de sólo 25.000 pesetas, que son abonadas por Fuerza Nueva. Según se deduce de los careos efectuados durante la investigación, los participantes en el asesinato de Jorge Caballero son diez miembros de Fuerza Joven. La policía sólo consigue detener a nueve de ellos. El décimo y presunto autor del asesinato, José Antonio Llobregat Ferré, se encuentra, desde el momento de iniciarse la investigación, en paradero desconocido. En unas declaraciones efectuadas a la revista Cambio 16, otro de los integrantes del comando criminal, Juan Miguel Gómez González, alias “Masa”, sostiene que la fuga de Llobregat, alias “el Loco”, ha sido organizada por Ricardo Alba, subjefe nacional de Fuerza Nueva en esas fechas.

Así informaba El País por esas fechas acerca de las detenciones llevadas a cabo:
 
Dos de las ocho personas presuntamente implicadas en la muerte de Jorge Caballero, registrada el pasado día 14 de abril, a consecuencia de las heridas sufridas el día 28 de marzo a la salida de un cine de la Gran Vía, han sido trasladados a la cárcel de Carabanchel. Cuatro de ellos fueron puestos en libertad provisional y los dos restantes internados en el Tribunal Tutelar de Menores, informan a Efe en fuentes solventes.Los dos trasladados a la cárcel de Carabanchel son: José María Vargas Villalba, de diecisiete años, y Juan Miguel Gómez González, de igual edad. Fueron puestos en libertad provisional: Fernando Saliquet de la Torre, Pascual García Porres Sánchez de Anioga, Javier Fernando Mesia Lizama, todos ellos de diecisiete años, y Miguel Angel Mesía Lizama, de dieciocho. Los internados en el Tribunal Tutelar de Menores son: J. R. M., de quince años, y A. P. I., de catorce.

Instruye el sumario el entonces titular del Juzgado número 2 de Instrucción, Luis Lerga, un hombre considerado de talante liberal, que procesa sólo a cinco de los implicados. Cuatro, inicialmente: los citados Llobregat Farre y Gómez González, además de Fernando Saliquet de la Torre y José María Vargas Villalba. Con posterioridad, también incluye a Felipe Queipo Zimmermann, cuya presencia en el lugar del asesinato ha sido ocultada a lo largo de las primeras declaraciones. También están implicados en el asesinato Antonio Pagazartundía Irache, Pascual García Porras y los hermanos Miguel Ángel y Javier Fernando Masía Linaza.

Los problemas comienzan cuando el expediente se traslada a la Sección Primera de la Audiencia Provincial, que dilata enormemente la tramitación del caso y, al final, levanta el procesamiento de Queipo y Saliquet, dos ultraderechistas miembros de familias militares. Esta Sección, presidida en el año 80 por Francisco Alberto Gutiérrez y de la que también forman parte Carlos Díaz Aguado Fernández y Andrés Martínez, tiene fama de “ultra” entre los letrados demócratas. Estos magistrados fijan la fianza para el ejercicio de la acción pública en 3.400.000 pesetas, que deben ser depositadas en el plazo de dos semanas. “Eso fue una muesra evidente del poco interés que tenían para que la acción prosperase”, recuerda la letrada María Angeles López, que encabezó la acusación. “Pudo verse claramente por contraposición con la cantidad que impuso el juez Auger en el caso de los estudiantes muertos por la policía en Embajadores, que fue sólo de mil pesetas”.
 
Con el levantamiento del procesamiento a Queipo y Saliquet –este último nieto de un almirante franquista- se cargan las responsabilidades del asesinato en el individuo fugado y en los dos elementos con menos respaldo “familiar” del grupo: “El Masa”, una especie de salvaje, entre lúmpen y nazi, que se meterá más tarde en la delincuencia común, y Vargas Villalba, alias “el Jerezano”, hijo de un jornalero andaluz, el débil del grupo, que acaba denunciando al juez las presiones de las que es objeto para cargar él solo con el muerto, por parte de sus compañeros de celda y sus abogados, los hermanos Muñoz Perea. Uno de ellos, Antonio, yerno de Blas Piñar defiende también a los asesinos de Yolanda González. En 2001 conseguimos localizar a Vargas Villalba en un pueblo de Galicia, donde sobrevive a salto de mata, y nos relata su versión de los hechos: “Los policías nos apoyaban, tenían gran simpatía hacia nosotros. Es evidente, porque incluso cuando yo fui detenido, me comentaron que ya nos tenían más que superlocalizados, pero que, claro, al haber sido la cosa tan grave no habían tenido más remedio que actuar, porque los habían presionado. A mí, la Guardia Civil, cuando estaba esposado en la Plaza de Castilla, al enterarse de que yo era de ultraderecha, me han quitado las esposas e incluso me han invitado a vino. Y lo que sí es cierto es que, más de una vez, en nuestras correrías nos ha acompañado algún guardia civil joven. Algunos de ellos venían bastante por la sede de Fuerza Nueva de Mejía Lequerica”, añade. “Y el que estaba siempre allí era Lorenzo Sanz, que luego ha sido presidente del Real Madrid”.

“El auto estaba dirigido y redactado para responsabilizar única y exclusivamente a la persona ausente, como era habitual en casos como este”, señala la letrada Angeles López. “En él no se hablaba de asesinato, sino de homicidio, que es un grado inferior. Y de los careos se deduce que Jorge fue objeto de un ataque colectivo con palos de karate, porras, machetes de monte y otros medios naturales, cuando no esperaba ni sospechaba agresión alguna”. El principal culpable del asesinato sigue sin aparecer. En dos ocasiones, Interpol Austria se comunica con la policía española desde Viena, pidiendo instrucciones porque ha localizado allí a Llobregat. En ambos casos se deja correr el tiempo sin contestar ni avisar a la acusación privada.
 
Los dos únicos cómplices del asesinato procesados son condenados a pagar una multa de 50.000 pesetas, “por desórdenes públicos”. En el texto de la sentencia, dictada el 5 de junio de 1987, el juez ponente, Carlos Entrena, antiguo miembro del Tribunal de Orden Público franquista, ni siquiera menciona la condición de ultraderechistras de los acusados. Olvida el hecho de que “El Masa” es jefe de centuria de Fuerza Joven y que Llobregat había amenazado con su machete a los transeuntes en varias ocasiones antes de asesinar a Jorge. Otro crimen sin castigo.

Este artículo fue escrito por compañeros cenetistas de Jorge en el 25 aniversario de su muerte:

Era el 28 de Marzo de 1980, sobre las diez de la noche, cuando Jorge C. salía del cine Azul acompañado por su novia, apenas a unos metros de la salida del cine un grupo de jóvenes fascistas de Fuerza Nueva (FN), observaron que el joven Jorge llevaba en la chaqueta una insignia con el anagrama de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo). Entonces, fue cuando le señalaron y le abordaron con gritos e insultos, la compañera de Jorge salio corriendo en busca de ayuda…
 
El grupo de fascistas : José Juan Llobregat, alias el “loco”, armado con un machete; José Maria Vargas Villaba, alias “el jerezano”; y José Miguel Gomez Gonzalez, “el masa”, jefe de centuria de Fuerza Joven, ambos armados con palos, los demás llevaban bates de béisbol y navajas. Todos ellos, habían salido de caza a la Gran Vía de Madrid, en busca de una víctima.
 
Los fascistas rodearon al joven cenetista de Agromán, y en un estado frenético y de superioridad numérica, pasaron de los insultos a la violencia, le golpearon en la cara, hasta que cayó al suelo, una vez en el suelo comenzaron a patearle los costados y la cabeza. Cuando el compañero intentaba ponerse en pie, José Juan Llobregat empuñó su machete y con la furia del cobarde, hundió su arma en el pecho de su víctima hasta la empuñadura. El machete atravesó el hígado y parte del pulmón derecho.
 
El compañero Jorge Caballero tardaría en morir 15 días agónicos en el hospital a causa- como explicó el propio forense- de la agresión sufrida.
 
El asesino Juan Jose Llobregat huyó al extranjero gracias a la ayuda del propio subjefe de Fuerza Nueva, Ricardo Alba, éste le había proporcionado el billete para sacarlo del país, para así evitar la acción de la justicia así como por posibles represalias de las organizaciones tanto anarquistas como de izquierdas.
 
Finalmente la policía detuvo a algunos de ellos. Junto a “el masa” y “el jerezano”, estaban como agresores y colaboradores del asesinato, los siguientes miembros de FN:Fernando Saliquet de la Torre, Felipe Queipo Zimmerman, Antonio Pagazanturdia Irache, Pascual García Porras y los hermanos Miguel Ángel y Javier Fernando Masia Linaza. Mientras a los dos encausados se les impuso una fianza de 25.000 Pts, ese mismo tribunal exigió 3.400.000 pesetas a los partidos y sindicatos que intentaban ejercer como acusación popular.
 
Tras mas de siete años de espera, el 28 de Abril de 1987, la Audiencia Provincial de Madrid, sentó a los acusados en el banquillo, acusándoles de desordenes públicos y no de asesinato como pedía la abogada Maria Ángeles López, abogada particular de los familiares del asesinado Jorge Caballero.
 
El texto de la sentencia dictada el 5 de Junio por el juez Carlos Entrena, antiguo miembro del Tribunal de Orden Público del franquismo, ni siquiera mencionó la condición ultra fascista de los acusados, olvidando también que estos habían amenazado con sus armas a los transeúntes en varias ocasiones durante aquella misma noche.
 
Los acusados solo fueron condenados a pagar ridículas multas, mientras el asesino material, Juan José Llobregat se encontraba en paradero desconocido…
 
Por todo esto, hoy, 30 años después la Confederación , viene a recordar y denunciar este asesinato de un trabajador, así como denunciamos a los asesinos, denunciamos a la justicia burguesa, que escurrió el bulto, ante este evidente asesinato político
 
Porqué nosotros ni olvidamos, ni perdonamos. Ahora y siempre muerte al fascismo en todas sus formas.

JOSE JUAN LLOBREGAT FERRE (alias PEPE EL LOCO), huyo A Venezuela luego del crimen, allá fue preso por intento de asesinato, apuñaló a un cocinero en un restaurante, luego sus padres NURIA FERRE Y JOSE LLOBREGAT PASTOR lo llevaron a la capital de la Republica Dominicana Santo Domingo, actualmente trabaja en Llobregat, S A., reside en Arroyo Hondo (México¿) y esta casado con NELLY SANTIAGO. Tiene dos hijos CARLOS y PALOMA. Se dedica al golf, a engañar a todo el que puede y a emborracharse y drogarse. Siempre que contaba su crimen era con burlas, usando palabras muy despectivas y no ha sentido nunca ningun arrepentimiento. Cuenta que habia gozado cargándose a un rojo y que se moría de la risa cada vez que recordaba la cara de espanto y de miedo que tenia su infeliz víctima, se enorgullece contando como desde los catorce años salía a torturar y matar a todos los rojos.
 

Fuentes:
 
Alfredo Grimaldos. La sombra de Franco en la transición.
 
 
 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jose Juan Llobregat Ferrer (Alias Pepe El Loco, reside en Santo Domingo en Arroyo Hondo (Urbanizacion), de la capital de la Republica Dominicana. Maldita Justicia Espanola no quiso procesarlo en la justicia por sus conexiones y este maldito delicuente fue a parar de por vida a nuestro bello pais,

Anónimo dijo...

Si asesino fue el General Saliquet...Qué se puede esperar de esta saga.
Terrible.
De momento, no puedo manifestar nada más.
También yo he quedado con minusvalía e incapacidad absoluta por malos tratos recibidos por los Saliquet...
Os informaré.
Ahora no puedo ni escribir.