Buena prueba de la catadura moral que ostentaban los altos cargos marxistas más conocidos por la historia, la podemos encontrar en sus propias palabras, ellos mismos se definen, sin cabida posible a la duda. Comunistas, socialistas o anarquistas, en el fondo todos son iguales, obreros y campesinos, con unas metas prácticamente idénticas, el problema no es la ideología, sino la interpretación sectarista o en beneficio de unos pocos. Estos "ilustres" políticos que siguen siendo hoy venerados como ejemplo a seguir, llámense Lenin, Stalin, Engels o Trotsky, no dudaban un momento a la hora de enfrentar a los trabajadores entre sí con la única meta del bien propio, nunca el de los trabajadores que decían representar. Conscientes del peligro que suponía el anarquismo para su status de "padres de la patria", constantemente hacían campaña en contra de la idea, acusando burdamente a los anarquistas de burgueses, individualistas y contrarrevolucionarios, con argumentos que ni ellos mismos se creían, aunque los redactaban con toda la mala intención del mundo. Los anarquistas siempre han mantenido la lucha por la cultura del pueblo como una de las principales, sin embargo, los marxistas prefieren mantener al pueblo en la incultura para así ser más fácilmente manipulable por la "élite" intelectual y militar.
Ha estas alturas de la historia y con la facilidad que tenemos hoy de acceso a la documentación sobre los años del gulag, los años cuando no había pan para el pueblo pero sí para miles de armas nucleares construidas con tecnología USA, el desastre de Chernobyl o el crimen contra todo el planeta que representó la desaparición del Mar Aral, estas palabras que a continuación comparto con vosotros y salidas de las bocas de los máximos representantes del comunismo marxista, suenan más huecas y vanas que nunca, entonces no, pero hoy conocemos su traición, inhumanidad y vanidad ilimitada, que no vea el que no quiere ver. Sólo hay que comparar las vidas ejemplares de Durruti, Kropotkin o Malatesta con las de Carrillo, Stalin o Chávez, unos al servicio de los demás y otros al servicio del partido y de su propia vanidad. Con todo, no quiero dejar de decir que siento un gran respeto por los marxistas de base, pero un gran desprecio por sus dirigentes.
El anarquismo es una variante de la ideología burguesa

Lenin, Socialismo y anarquismo, 7 de diciembre de 1905 .
¿Estos son los argumentos que esgrime todo un líder histórico del marxismo venerado hasta nuestros días? Según mi iletrada opinión, tachando a los anarquistas de burgueses o individualistas sólo demuestra o bien ser un absoluto ignorante con respecto al anarquismo, o más bien un personaje con muy malas intenciones hacia todo aquél que se atreva a contestar su doctrina infalible, y por ello combate ferozmente al anarquismo, porque lo conoce sobradamente y podría quitarle el chollo. Pretende hacer creer que los anarquistas están al margen de la política, cuando precisamente esa es su razón de ser, aunque claro está, en contra de los políticos de partido sí que están, y por eso piensan que esa verdad política será la que decidamos entre todos, nunca la impuesta por los gerifaltes del partido para así asegurar la perpetuación del sistema del que vive.
Engels contra los bakuninistas

Engels, Carta a Pablo Lafargue, 30 de diciembre de 1871
Esta es la principal diferencia entre anarquistas y marxistas, autoritarismo o colaboración libre. Engels dice que una fábrica no puede funcionar sin directores, pues mira por donde que sí, quien hace funcionar a una fábrica son los obreros, no los directores que están todo el día sentados en su sillón, además, si se suprimen los directores, tendremos más brazos disponibles para la producción, repartiendo así más equitativamente el trabajo. Incluso tenemos claros ejemplos de que eso es así, aquí mismo, en nuestra propia tierra, en Andalucía, Aragón y Cataluña, las colectividades agrícolas y fabriles funcionaban a la perfección sin jefes ni amos, incluso mejor, puesto que el trabajo ya no sería una condena, sino un granito de arena que debemos aportar todos para el bien común y no de unos pocos, como les gusta a los marxistas. Y funcionaron estando en curso una guerra civil, además de sin contar con prácticamente ninguna tecnología, todo a base de músculos e ingenio, ¿qué no se podría hacer hoy, en tiempos de "paz" y con toda la tecnología y conocimientos científicos disponibles? los anarquistas utilizarían todo esto para conseguir pan y libertad para todos, los marxistas para fabricar armas cada vez más potentes y así poder imponer su doctrina a todos los pueblos posibles y en nombre de su propio bien.
Marx contra Proudhon

Marx, Carta a Kugelmann, 9 de octubre de 1866
El cinismo de Marx al referirse a los anarquistas es ilimitado, parece que según él todos ellos son señoritos y políticos de salón, sólo él es digno de representar a la clase trabajadora, clase a la que él mismo no pertenece ni por asomo. Pero su descarado partidismo no le impide señalar a Proudhon, tachándolo de señoritingo burgués, si eso le sirve para descalificar a los que osan discutir su doctrina "científica", puesto que como él mismo dice <<charlan de la ciencia y no saben nada>>, menos mal que existía él para iluminar a la humanidad ¿verdad? Parece mentira que alguien tan ilustrado y conocedor de la ciencia, no encontrara más que palabras de descalificación sin argumentos de peso para con los anarquistas, ¿no será que es muy difícil contestar al que se mea en tu autoridad, esa autoridad que pretende imponer una dictadura por otra?
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