El Efecto Lucifer. Philip Zimbardo [epub, pdf & 3 películas]




¿Qué hace que una buena persona actúe con maldad? ¿Cómo se puede seducir a una persona moral para que actúe de manera inmoral? ¿Dónde está la línea que separa el bien del mal y quién corre el peligro de cruzarla?

El renombrado psicólogo social Philip Zimbardo tiene el cómo —y la multitud de porqués— de nuestra vulnerabilidad al atractivo que ejerce «el lado oscuro». Basándose en ejemplos históricos y en sus propias e innovadoras investigaciones, Zimbardo nos detalla cómo interactúan las fuerzas situacionales y la dinámica de grupo para convertir a hombres y mujeres decentes en monstruos. Desde las malas prácticas corporativas y el genocidio organizado, hasta los alguna vez íntegros soldados estadounidenses que acabaron torturando a prisioneros iraquíes en Abu Ghraib, Zimbardo nos ofrece las claves para entender mejor un gran número de conductas deleznables.

El psicólogo social Philip Zimbardo es el cerebro del famoso experimento Stanford (1971) en el que se dividió aleatoriamente entre presos y guardias a los estudiantes universitarios. El resultado fue que los guardias desarrollaron unas conductas vejatorias y humillantes hacia los presos, y éstos, desórdenes graves emocionales. El experimento se canceló antes de llegar a la semana. El objetivo era demostrar el efecto de los roles impuestos en la conducta.

Los resultados de esta profunda investigación los aplica a ejemplo históricos de la injusticia y la atrocidad, especialmente en los abusos que se dieron en la prisión de Abu Ghraib por parte de los militares estadounidenses. En 2004, Philip Zimbardo declaró como perito judicial en el consejo de guerra contra un acusado por conducta criminal en Abu Ghraib. Zimbardo no culpa directamente a los autores materiales de las vejaciones, sino a los responsables de la estructura y el sistema penitenciario, entre ellos el presidente de EEUU, George Bush.

Un libro único en muchos aspectos. Ofrece, por primera vez, una detallada cronología de las transformaciones del carácter humano que tuvieron lugar durante el experimento. En cierto sentido, el experimento Stanford fue un precursor de la telerrealidad, donde vemos a gente común convirtiéndose en algo verdaderamente inquietante. En El efecto Lucifer hay un desafío para los lectores: mirar más allá de los malhechores concretos y reflexionar sobre nuestra responsabilidad colectiva en los males del mundo.

Este libro nos permite entender mejor estos fenómenos desgarradotes. La idea es que es el entorno social quien corrompe al individuo, y no al revés, eliminando así el concepto de «manzana podrida». Philip Zimbardo nos muestra qué somos capaces de hacer cuando nos vemos envueltos en una dinámica social. Sin embargo, también ofrece esperanza: somos capaces de resistir el mal. El efecto Lucifer es chocante y sorprendente. Va a cambiar nuestra forma de ver la conducta humana. 

INVESTIGACIÓN EMPÍRICA

Todo empezó con la planificación, la realización y el análisis del experimento que llevamos a cabo en la Universidad de Stanford en agosto de 1971. El primer impulso para poner en marcha esta investigación surgió del proyecto para unas clases sobre la psicología del encarcelamiento a cargo de David Jaffe, que más tarde desempeñaría el papel de subdirector de la prisión de nuestro experimento. Con el fin de preparar el experimento y entender mejor la mentalidad de los reclusos y del personal penitenciario, y para explorar las cualidades esenciales de la naturaleza psicológica de toda experiencia carcelaria, impartí un curso de verano en la Universidad de Stanford centrado en estos temas. Para ello conté con la colaboración de Andrew Carlo Prescott, que hacía poco había obtenido la libertad condicional tras una serie de largas reclusiones en prisiones de California. 

Carlo nos brindó su valiosa experiencia actuando como asesor del experimento y desempeñando el papel de presidente de nuestra «junta de libertad condicional». Dos estudiantes licenciados, William Curtis Banks y Craig Haney, participaron de lleno en cada etapa de la producción de este singular proyecto de investigación. Esta experiencia marcó para Craig el inicio de una carrera de gran éxito en los campos de la psicología y del derecho que le ha llevado a ser uno de los principales defensores de los derechos de los reclusos; también ha escrito conmigo varios artículos sobre temas relacionados con el sistema penitenciario como institución. 

Les agradezco a los dos las aportaciones que hicieron a aquel estudio y sus conclusiones intelectuales y prácticas. También deseo expresar mi mayor agradecimiento a todos y cada uno de los estudiantes universitarios que se ofrecieron a participar en aquella experiencia que algunos, después de tantos años, aún no han podido olvidar. De nuevo les pido perdón por el sufrimiento que les haya podido causar. 



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