De nuevo asistimos al burdo engaño llamado sufragio universal, en esta ocasión perpetrado en Grecia, aun mucho más descarado e inmoral que en las anteriores elecciones. La abstención ha llegado hasta el 45% y Syriza ha acaparado un 35% del 55% de personas que han votado, por lo que los nuevos impostores de la "izquierda" griega no han conseguido ni un 20% del total del censo, ni siquiera les han votado uno de cada cinco griegxs.
Esta evidencia es cínicamente obviada por nuestros nuevos impostores de la izquierda; bueno, de los nuevos y de los añejos, de los podemitas y de IU (Izquierda Usurpada). El Valderas dirá que en Grecia, después de la "fiesta de la democracia", el pueblo ha decidido. Los podemitas, dirán 3/4 de lo mismo, que el pueblo griego ha elegido libremente a un gobierno de izquierdas y bla bla bla... (verborrea académica que cada día engaña a menos incautxs).
Poco más queda por añadir a una impostura tan evidente, sólo una más, la más importante consecuencia que puede conllevar esta desvergüenza impúdica a ojos vista; si Syriza gobierna con menos del 20% del censo, en próximas elecciones, cuando Grecia se hunda aun más en el pozo de la miseria, Amanecer Dorado podría ganar muchos votantes y gobernar con un porcentaje del censo tan ridículo como el que ostenta ahora Tsipras. Entonces, quienes dieron legitimidad a Tsipras simplemente por egoísmo partidista, habrán legitimado el ascenso del fascismo griego con su voto, con su complicidad en un engaño que solamente engaña a bobos de baba y a oportunistas cuyo único fin es el egoísmo partidista, desuniendo a lxs de abajo para alcanzar el Poder y mandar sin escuchar.
2 comentarios:
Reflexión totalmente acertada. Y todo apunta a que la intención final es que el pueblo vea legítima a la ultraderecha. El famoso "voté a la izquierda y me traicionó". Es la precipitación hacia lo que se ve claramente que va a ocurrir.
Exacto, cuando vean que han sido estafados por quienes dicen ser sus iguales, nada garantiza que entonces recurran directamente a los de la víscera. El fascismo triunfó gracias a las urnas, y llevamos el mismo camino, otra vez.
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