Cuando ha quedado claro que el origen de todos nuestros problemas son los partidos políticos que viven de ti, aparecen como por supuesta generación espontánea los llamados movimientos sociales venidos a nuevos partidos. Mareas lo llaman ahora, puede ser porque marean como los trileros probados a los que quieren sustituir . Pero resulta que en el S. XXI somos pocos los que creemos en generaciones espontáneas o piedras filosofales, mucho menos en política.
Estos flamantes mesías; jóvenes y lozanos ellos, vienen a vendernos su infalible doctrina académica basada en las doctrinas de Marx, Lenin o Gramsci entre otros. Pretenden que millones de personas comulgen con lo que dijeron dos o tres personas, negando así la inteligencia individual, capaz de pensar y razonar por sí misma, no por lo que diga cualquier pretencioso iluminado con ínfulas de redentor e interés partidista; el cual, una vez conseguido el Poder pretende imponer lo que él cree mejor o lo que mejor podrá perpetuar ese Poder conseguido a base de regalar los oídos de los incautos que les presten atención, cosa que en muchos casos resulta ser todo lo contrario de lo que predicaba antes de entronarse.
En estos momentos en el que la abstención masiva, la negación a participar de un juego macabro y del que se sabe de antemano que perderás ganen quienes ganen, nos encontramos con estos resabiados que dicen estar "mejor preparados", que te garantizan simplemente con su palabra que ellos saben mejor que tú mismo lo que más te conviene, porque al parecer han estudiado mucho y eso. Que ellos renovarán cual Carlos Jesús un sistema aquejado de cáncer sistémico en fase de metástasis; sin posibilidad de cura conocida mas allá que la de cortar a la altura del cuello, quizás porque provienen de la avanzada sociedad que dicen algunos existe en Ganímedes, planeta del visionario antes citado y vestido de morado.
Ninguno de estos lumbreras ostentadores de títulos patentados por el Estado cuestiona ahora nuestra ley electoral, la cual puede ser tildada de todo menos de democrática. Eso de una persona un voto, se lo pasaron por la entrepierna los padres de la bastarda constitución y por el arco del triunfo franquista los que ganaron la guerra, porque todo está estudiado matemáticamente para que gane una minoría y dicte sobre la mayoría como debe ser su vida, ya que la "mayoría absoluta" en la que basa el fascismo imperante en nuestros días sus atentados, solamente cuenta con 1/3 del censo electoral y con la oposición del 70% de ese mismo censo que no los votó. Los nuevos partidos políticos cuentan con esta iniquidad también, ahora no la denuncian porque les conviene o podría convenirles, y a quienes tienen unos principios morales según convengan a sus egoístas intereses partidistas, ya sabemos todos como llamarlos; indeseables los llamo yo al menos, gentuza de poco fiar oigan.
Si todos estos nuevos partidos políticos disfrazados de movimientos sociales tuviesen realmente dignidad; no pedirían tu voto. Si realmente buscasen el bien común, pedirían la impugnación de las próximas eleciones, y con sobradas razones realmente de alta moralidad. Para empezar, deberían denunciar que todas las personas que en estos momentos habitan Iberia, se encuentran seriamente amenazadas mientras un Borbón (heredero de una degenerada y depravada piara familiar parásita de la caja común desde hace siglos) sea jefe de todos los ejércitos, garante de la manoseada unidad de España y del orden burgués más retrógrado de toda Europa y buena parte del extranjero.
Como segundo plato a la imposición Borbónica, ya sea por la ignorancia subvencionada por el Estado o por la fuerza si es necesario, nos encontramos con un sistema electoral absolutamente retorcido y que no comprenden ni los estudiosos del tema, mucho menos la mayoría de vecinos; cuando debería ser claro como agua de manantial montano, meridianamente comprensible hasta para el más lerdo entre los lerdos si pretenden llamarlo decisión del pueblo. Así que desde mi postura, lo primero y más urgente es desterrar a la piara borbónica, después eliminar el peligro del ascenso del fascismo, impugnando las próximas elecciones generales por presentarse los fascistas dopados gracias al dinero robado a todxs; y finalmente, acordar como vamos a organizarnos sin matarnos o quitarnos el pan entre todxs en el intento.
Desde luego que alcanzar el comunismo libertario o el anarquismo, ni siquiera un mínimo de respeto por la vida y la dignidad humana, que los gobernantes solamente sean administradores de las cosas, no propietarios y repartidores; no son cosa de dos días ni algo que deba ser conseguido mañana mismo a cualquier precio. Nunca debemos olvidar que los asesinos desalmados son ellos. No se puede construir una vida justa abonada con la sangre de otros. Para poder cambiar esta sociedad hay que contar con la gran parte de personas no dañinas que constituyen nuestro pueblo y no asesinos, ladrones o gentuza parásita de su propia especie como quienes mandan. Queremos vivir en paz sin estar rodeados de miseria y desesperación; de incultura y competencia entre iguales, mientras los amos observan desde la grada como los de abajo se sacan los ojos entre sí. Lo primero es terminar con la imposición borbónica, origen y consecuencia de todo lo que pudre nuestra sociedad. No en vano, Juan Carlos I será recordado como "El Crápula", con la ingle hecha mixto de tanto empujar a la Corinna y la nariz porrona del Club Don Simón. Sigue siendo el rey de España por divina gracia, aunque esa gracia sea de carcajada. Juan Carlos I "El Crápula", así debería aparecer en los libros de Historia y ser recordado, menudo embajador oigan.
Precisamente, las personas realmente anarquistas, con un alma realmente libertaria, nunca son violentas per se, aunque claro, tampoco ponen la otra mejilla. Lxs libertarixs sólo (que no es poco) quieren el máximo bien posible para todxs, queriendo para sí mismos lo mismo que para todxs, basando su felicidad en el bien común, no en el interés egoísta, no alimentar el ego situándose por encima de otrxs en ningún sentido. Quien tiene ansias de imponer antes que de convencer, quienes dicen que saben a donde van y quieren arrastrar con ellos al mayor número de personas y a cualquier precio, no son dignos de confianza, no aman realmente la libertad de todos, solamente buscan tener razón y después imponer esa razón aunque no nos guste a todos, porque ellos dicen saber mejor que tú qué es lo que más te conviene. Y porque quien reparte...
En mi humilde y obtusa opinión, lo que debemos hacer todas las personas que se precien de serlo, es maldecir nuestro asqueroso sistema parlamentario, nuestra infame ley electoral. Los Borbones deben ser desterrados para siempre (a las Chafarinas propongo) si en algo queremos avanzar, puesto que esa ponzoñosa piara real en contubernio con la espada militar y la cruz del Vaticano, enmierda toda convivencia pacífica; ya que quien tiene la mano en el gatillo es solamente una persona, elegida testicularmente por Dios y el anterior rey (su opá), a su vez elegido por un criminal que no merece la condición humana.
Si las cúpulas de los partidos autodenominados de izquierdas estuviesen copadas por personas horadas y que realmente quisieran lo mejor para todxs, no rendirían pleitesía ante un Borbón perteneciente a una de las familias más criminales, crápulas y ladronas que ha dado esta tierra; participando del juego en el que él es el único árbitro indiscutible, apoyado por todos los ejércitos de los que él es jefe superior y al que deben obediencia sin discusión posible, bajo amenaza de traición a la corona ostentada por los ciervos corononados que son todxs lxs Borbones si no se respetan los principios del Movimiento franquista, inspirador y guía de la putrefacta constitución que para los fachas es sacrosanta.
Si los autoproclamados guías del pueblo realmente fuesen tan demócratas como graznan continuamente, escupirían sobre la insultante ley electoral que prima a los de siempre y es antítesis de la democracia. Si fuesen tan laicos como ladran, dejarían de subvencionar a los curas para que inyecten veneno religioso en mentes desde una tierna edad en el 80% de las escuelas concertadas y pagadas por todxs, no permitirían que el creacionismo existiera en las aulas en pleno S. XXI. Si fuesen realmente de izquierdas promoverían la creación de cooperativas, empresas de trabajadores, en lugar de besar el culo del capital y hacerles un bukkake a los del Ibex 35. Si de verdad conociesen la solidaridad y la empatía hacia quienes sufren, no permitirían que la pobreza, en un país rico en recursos humanos y naturales la miseria medre entre la opulencia galopante y descarada.
En 40 años de mafiocracia, si los partidos políticos hubiesen hecho lo que realmente prometen hacer; solucionar los problemas de todxs, hace tiempo que no tendrían razón de existir. Pero resulta que comprobamos de una manera empírica y por lo tanto incontestable, que ellos son el problema; ellos son los bomberos pirómanos que necesitan fuegos para legitimar la razón de su existencia y poder ganar más intentando apagarlos. Y a pesar de todo ello, siguen mostrándose como los mejor preparados para arreglarte la vida y se sigue confiando ciegamente en ellos... y se les sigue votando.
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