Este trabajo de recopilación documental está dedicado a un capítulo muy interesante de la historia del movimiento libertario en la Guerra Civil española. He tratado de recopilar la mayor cantidad de datos relacionados con las milicias y unidades armadas libertarias (Confederación Nacional del Trabajo, CNT; Federación Anarquista Ibérica, FAI y la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias FIJL) en la guerra civil española de 1936-1939. Las Organizaciones libertarias durante la cruenta contienda fueron las que movilizaron mayor cantidad de hombres y mujeres en los primeros momentos de la sublevación facciosa y posteriormente cuando el reclutamiento se hizo obligatorio en la España Republicana. L@s libertari@s movilizaron el mayor número de efectivos con que contó el Ejército Popular de la República, todos voluntarios, aunque en los últimos momentos de la contienda (1937) se decretara el reclutamiento forzoso. Estos efectivos oscilaron entre el 30 y el 40% de las tropas totales republicanas.
Si el golpe militar consiguió pararse en los primeros momentos en gran parte de la República fue gracias, principalmente, a la movilización del Pueblo español a través de sus Organizaciones obreras, fundamentalmente Sindicales: la CNT y la UGT. La República no hubiera podido parar la sublevación militar sin la movilización en la calle de las bases obreras, eso no es óbice para reconocer el destacado papel que realizaron unidades de las fuerzas de orden público que se sumaron al entusiasmo popular y combatieron codo con codo junto al Pueblo en armas. Armas que en muchos lugares llegaron tarde a manos de las organizaciones obreras o no llegaron, facilitando de esa manera el triunfo de los facciosos y la posterior represión. Muchos dirigentes republicanos, principalmente Gobernadores Civiles y una parte importante de las autoridades militares, apostaron desde el principio por los militares sublevados contra la República, facilitando el triunfo de los facciosos al no ofrecer resistencia de ningun tipo y negando las armas a las organizaciones sindicales que estaban dispuestas a enfretarse a los sublevados.
Las demás Organizaciones que conformaban el espectro político y social de la República (UGT, PSOE, PCE, Izquierda Republicana, Unión Republicana, P.Sindicalista, POUM, y los nacionalistas catalanes y vascos) también movilizaron sus efectivos, pero el número de estos sería inferior al de l@s libertari@s. Entre los movilizados libertarios muchos no serían encuadrados en unidades afines sino que se integrarían en otras columnas con mandos de otras tendencias, dándose el caso en más de una ocasión de que unidades con la mayoría de sus componentes de filiación libertaria eran comandados por jefes, oficiales y comisarios de otras organizaciones. En algunas unidades estas situaciones originaron graves conflictos.
En el periodo de las milicias (1936) las estimaciones más ajustadas sobre el número de efectivos en los frentes hablan de más de 100.000 milicianos en todo la zona que quedó en manos de la República. La mitad de ellos pertenecían a los sindicatos de la CNT a la que seguían en número de movilizados la UGT con unos 30.000 efectivos; el PCE con unos 15.000 y el POUM con unos 5000(en su mayor parte, en Catalunya). Estas fueron las Organizaciones que mayor número de efectivos movilizaron. A las milicias obreras se añadirían los restos de lo que quedaba del Ejército Republicano y las fuerzas de orden público: unos 12.000 guardias de asalto, algunos centenares de guardias civiles, carabineros y algunos miles de soldados entre los que apenas había 200 Jefes y oficiales del antiguo ejército.
La heróica y temida por los fascistas Columna de Hierro |
La República en los primeros momentos de la sublevación facciosa ordenó la desmovilización de las tropas desconfiando de la actitud de sus Jefes y oficiales. Esta medida, militarmente hablando, fue muy criticada por los técnicos en la materia. No debemos olvidar que la mayoría de los cuadros técnicos del Ejército de la República (Jefes y oficiales) se adhirieron o eran afines al levantamiento fascista. No existía ejército en los primeros meses del golpe. La organización militar de las bases obreras en milicias y columnas serían el embrión de lo que luego, tras la militarización de 1937, sería el Ejército Popular de la República española. Juan García Oliver impulsaría desde el primer momento la creación de las Escuelas Populares de Guerra de las que saldrían los futuros oficiales del Ejército Popular de la República.
En este trabajo veremos como se desarrolló la guerra en los distintos frentes y como se fueron adecuando las milicias y columnas a las necesidades de la guerra moderna militarizándose. Estas milicias, que serían injustamente denostadas por los defensores a ultranza de un Ejército Republicano moderno, con sus consiguientes jerarquías, unidad de mando y disciplina cuartelera, se verían obligadas a militarizarse. En algunas unidades libertarias el decreto de militarización se aceptó sin ningún problema en otras se produjeron enfrentamientos ante el intento del PCE de rentabilizar y “limpiar” las unidades. Desgraciadamente la militarización no pudo evitar la tragedia de la derrota republicana. La República española fue abandonada a su suerte por las “democracias europeas” (Francia e Inglaterra) gracias al Comité de no Intervención, mientras el ejército sublevado del general Franco era asistido en tropas y material de guerra ilimitado por la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini. La guerra ante ese panorama estaba perdida, con militarización o sin ella.
Las Milicias cumplieron su papel cuando el ejército profesional en su mayoría se había pasado a los facciosos. Ellas fueron las que defendieron la legalidad vigente y el Derecho del Pueblo español a decidir su destino. Las que consolidaron las conquistas revolucionarias en el frente y la retaguardia y en muchos casos, como en Aragón, las impulsaron. Las que escribieron en la historia de España las páginas más gloriosas de generosidad, valor, entrega y heroísmo que se han conocido. Su desaparición, tras la militarización del año 1937, no supuso un cambio cualitativo en el resultado de la guerra. Si hay que hacer una valoración se observa que tras su desaparición el transcurso de la guerra para la República fue a peor en todos sus aspectos: Decreció la moral de combate de la tropa y el absoluto control del ejército por el PCE ocasionó un peligroso divorcio de este con la población civil, la retaguardia.
Los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, que se saldaron con más de 600 muertos, fueron el anuncio de la debacle de la República. El gobierno republicano, en un intento de centralizar el poder que la República había abandonado tras el golpe militar, se enfrentó a la CNT a la que acusaba de entorpecer las labores de guerra en el frente y la retaguardia. Contando con la valiosa ayuda del PCE-PSUC se dispuso a dar un golpe de gracia a los anarcosindicalistas y troskistas del POUM a los que acusó de connivencia con el enemigo. Las organizaciones libertarias en un ejercicio de “responsabilidad” evitaron lo que podría haber sido otra guerra civil dentro de la guerra. No sabemos qué habría pasado si los anarcosindicalistas catalanes se hubieran enfrentado a las decisiones del gobierno republicano y el PCE. El POUM con escasa fuerza fuera de Catalunya sería eliminado de la España republicana y muchos de sus lideres asesinados. Se empezaban a utilizar los mismos métodos represivos utlizados por Stalin en la Unión Soviética. El PCE a las órdenes de Stalin se encargaría de dirigir la política de guerra en todas sus facetas, algo que al final pasaría factura. A los sucesos de mayo de 1937 seguirían la militarización de las columnas y milicias, la destrucción de las colectividades agrícolas de Aragón y la disolución del Consejo de Aragón.
Mujeres libres y luchadoras. |
Las milicias como unidades militares podían haber convivido perfectamente junto al Ejército de la República relizando la guerra que por sus características podían efectuar con total garantías, la guerra de guerrillas. Los intereses partidistas y extranjeros (URSS) se acabaron imponiendo y la guerra se perdió, pero la epopeya de sus acciones ha quedado perfectamente documentada. Sabemos que el Ejército Popular de la República constituyó varias unidades (comunistas) de guerrilleros que fueron infrautilizadas.
En la recta final de la guerra, en el año 1939, tras constituirse el Consejo Nacional de Defensa, la CNT y las Organizaciones libertarias estimaban contar en el Ejército Popular Republicano con unos 150.000 efectivos en los frentes sobre 450.000; otros datos también apuntan al número de 300.000 soldados sobre un total de 600.000. Este número tan elevado no debe extrañar, ya que en las levas de jóvenes reclutados desde 1937 había muchos influidos por las ideas libertarias, las Juventudes Libertarias de la época dieron cifras de afiliación de unos 200.000 afiliados. Por esas fechas el ejército faccioso contaba con un número aproximado de 1.200.000 efectivos entre movilizados, en los frentes o no, y tropas de reserva, incluyendo a los moros, italianos alemanes y portugueses.
Juan J. Alcalde
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