La presentación de una delegación española en la reunión que la Comisión Trilateral celebra en Tokio el 19 de abril de 1979 se ofrece a los medios de comunicación como un acontecimiento histórico a partir del cual se intensificará la presencia de nuestro país en los centros y áreas de decisión mundial. Pero la realidad y el significado de la entrada de España en la Comisión Trilateral es muy distinta: la política que van a continuar llevando los distintos gobiernos de UCD y, posteriormente, los del PSOE y el PP, transcurrirá por las líneas trazadas desde Estados Unidos para los países dependientes del Imperio. El magnate David Rockefeller, presidente del Chase Manhattan Bank y principal impulsor de la Comisión, afirma que la entrada de España en la Trilateral viene dada por nuestra «influencia económica en Europa».
Desde su fundación, en 1973, como departamento adjunto del Chase Manhattan Bank, la Comisión Trilateral actúa con la intención de convertirse en el principal centro de investigaciones y decisiones del capitalismo mundial. Con tres puntos de apoyo: Estados Unidos, Europa Occidental y Japón. Pero, a la hora de la verdad, la idea de una Europa fuerte en lo económico y en lo político no resulta nada atrayente para los norteamericanos. Desde el principio se da una estrecha conexión entre los hombres de la Trilateral en España y los intereses económicos y políticos de los Estados.
J. Carvajal y Urquijo |
Entre los trece personajes que integran la primera hornada de «trilaterales» españoles aparecen Claudio Boada (presidente de Ford España), Jaime Carvajal y Urquijo (consejero de Standart Eléctrica), Antonio Garrigues Walker (vicepresidente de IBM, vocal de Ford España...), Alfonso Osorio (presidente de inversiones ESSO, vicepresidente de PETROMED) y José Vilá Marsans (vicepresidente de Bebidas Americanas, Pepsi y Mirinda). En la plantilla, también tienen un espacio básico los medios de comunicación, representados por Luis María Ansón, en ese momento presidente de la agencia oficial EFE. Y no faltan los grandes padrinos de la CEOE: Carlos Ferrer Salat, José Luis Cerón Ayuso y José Antonio Segurado. Ansón y Carvajal son, además, los hombres del rey en la Trilateral. Carvajal es amigo de Juan Carlos I desde la infancia y fue senador por designación real en 1977. Por su parte, Ansón ha pertenecido al consejo privado del padre del monarca.
Antonio Garrigues Walker |
El personaje clave durante la fase inicial de los contactos del empresariado español con los promotores de la Comisión es Antonio Garrigues Walker, un hombre muy ligado a los Rockefeller. Como su hermano Joaquín, que ha trabajado en Nueva York para el Chase Manhattan Bank y en ese momento es ministro de Obras Públicas en el Gobierno de Adolfo Suárez. Joaquín Garrigues está casado con la hija del ex embajador español en Estados Unidos José María de Areilza. Otro de los hermanos Garrigues se casa con una sobrina de Nelson Rockefeller. Todo un clan para la Trilateral. Antonio Garrigues Walker declara en ese momento que «el empresariado español, aunque yo no lo represente ni hable en nombre de él, es partidario de la entrada de España en la OTAN».
Zbigniew Brzezinski |
La Comisión Trilateral, fundada en julio de 1973, tiene como primer presidente a Zbigniew Brzezinski. Posteriormente, este político norteamericano de origen polaco será consejero de Seguridad del presidente Carter. La Comisión nace con el propósito formal de analizar los principales problemas con los que se enfrentan Estados Unidos, Japón y Europa Occidental. Está considerada una especia de Gobierno mundial en la sombra. Según el propio Brzezinski, su ideólogo, es «el conjunto de potencias financieras e intelectuales mayor que el mundo haya conocido nunca». Dadas las perspectivas inquietantes que presenta la década de los setenta para el capitalismo internacional, los dirigentes de los países más desarrollados ven la necesidad de promover una mayor cooperación entre políticos, académicos, empresarios y banqueros, que facilite el logro de opciones comunes que tiendan a conseguir una reestructuración del orden internacional y aseguren la estabilidad de sus intereses. Los mayores productores mundiales de petróleo, acero y automóviles, los propietarios de las más influyentes cadenas de radiotelevisión y los principales grupos financieros del planeta están en manos de miembros activos de la organización recién creada. Con el transcurso del tiempo y las sucesivas incorporaciones, irá en aumento la concentración de grandes firmas en el seno de la Comisión.
Los antecedentes de la Comisión Trilateral hay que buscarlos en el llamado Club Bilderberg, centro de reunión de grandes financieros mundiales, políticos conservadores y socialdemócratas, ejecutivos de grandes empresas multinacionales y altos cargos de los servicios de inteligencia occidentales. La reunión a la que asiste Nicolás Franco es uno de los hitos previos a la fundación del Club. Esta entidad, concebida para el «estudio y la planificación del mundo desarrollado», nace, de hecho, en el curso de una reunión celebrada los días 29, 30 y 31 de mayo de 1954 en el hotel Bilderberg de la ciudad holandesa de Osterberch, bajo la hospitalidad del príncipe Bernardo, esposo de la reina Juliana. A partir de 1955 hay una constante presencia española en las reuniones del Club. Manuel Fraga está presente en varias; en una, acompañado por Leopoldo Calvo Sotelo. Los nombres se repiten. Fraga asiste también al encuentro que se celebra en febrero de 1977, pocos meses antes de las primeras elecciones generales de la Transición. En el verano del setenta y cinco, cuando ya parece inminente la muerte de Franco, se celebra una reunión del Club Bilderberg muy importante para el futuro político de España. Tiene lugar en el hotel Son Viola, de Palma de Mallorca, y están presentes un total de 128 personas, presididas por Alexander Haig, comandante en jefe de las fuerzas aliadas en Europa. También acuden Joseph Luns, secretario general de la OTAN y Nelson Rockefeller, vicepresidente de Estados Unidos, que tendrá que volver tres meses después a España, para dar el pésame al rey Juan Carlos por la muerte de Franco. Los temas sometidos a debate son: «Uniformidad del armamento», «Ampliación del Mercado de las Armas uniformadas» y «La situación de la Península Ibérica». Sobre España se produce un acuerdo sustancial: «Es indispensable contar en este país con un tipo de hombres nuevos, capaces de garantizar la sustitución del franquismo sin traumas».
J. P. Pérez Llorca |
Un político muy vinculado a la Trilateral, y directamente a los norteamericanos, es José Pedro Pérez Llorca, ministro de Asuntos Exteriores de UCD con los presidentes Suárez y Calvo Sotelo. Pérez Llorca ha compartido una especie de bufete-consulting con Luis Solana, otro futuro «trilateral» ligado a las multinacionales y al Banco de Urquijo. Solana llegará a presidente de la Telefónica, entidad fundamental para la consolidación de las inversiones de ITT en España. Él será el gran impulsor de la política de privatización de esta empresa pública. Junto con Enrique Múgica, Luis Solana es el «experto» en asuntos militares del PSOE. El nombre de ambos aparece, en 1982, en un organigrama elaborado por la Brigada Antigolpe de la policía, que investiga las conexiones de la trama que hay tras el intento de golpe de Estado del 23-F. En ese documento, a los dos se les atribuye una relación con algunos golpistas y con la CIA.
Enrique Múgica |
El 26 de noviembre de 1979 la sección europea de la Comisión Trilateral se reúne en el hotel Ritz de Madrid y Enrique Múgica representa al PSOE en el acto de apertura. Bajo el título «Múgica entusiasmó a los trilaterales», el periódico Cinco Días (28 de noviembre de 1979) publica:
<<Múgica respondió brillantemente a todas las cuestiones planteadas por los trilaterales europeos, interesadísimos por la evolución del socialismo español. Los puntos sobresalientes de su intervención se refirieron, en primer lugar, al Rey Juan Carlos («Si don Juan Carlos no existiera, habría que inventarlo») y a la unión de la izquierda española («los conceptos del socialismo y la libertad son muy distintos en socialistas que en comunistas»)>>. Quedó claro que no se produciría ningún tipo de frente de izquierdas.
Joaquín Estefanía |
La lista de trilaterales se va ampliando y renovando hasta hoy. La incorporación de Jesús de Polanco al Club tiene un visible efecto colateral: el incisivo periodista Joaquín Estefanía no llega a escribir el perfil del magnate santanderino de la comunicación, para añadirlo a las «biografías críticas» de los trece primeros españoles que formaron parte de la Comisión, incluidas en su imprescindible trabajo sobre la Trilateral. Polanco le llama previamente para ofrecerle la dirección de las páginas de economía de El País, y el antiguo militante del PTE (Partido del Trabajo de España) maoísta lo pide enseguida a su editor, Ramón Akal, que no reedite el libro, convertido ya en un molesto testimonio. No hace falta matar al mensajero, como se hacía antiguamente; resulta más democrático contratarlo. Joaquín Estefanía Moreira llegará a director de El País.
Trinidad Jiménez |
En 1994, entre otras incorporaciones de postín destacan, por ejemplo, las de Abel Matutes, futuro ministro de Asuntos Exteriores de Aznar, y la del socialista Manuel Marín, miembro de la Comisión de las Comunidades Europeas y que poco después llegó nada menos que a presidente del Parlamento español. En la misma tacada entra Julio Feo, consejero personal de Felipe González y amigo de varios jefes de estación de la CIA. El experto en cuestiones militares Luis Solana también es reclamado por la Comisión, y en la última hornada, además de los imprescindibles miembros de grandes consejos de administración, entra por la puerta grande nada menos que la candidata a la alcaldía de Madrid Trinidad Jiménez, que, además, ocupa el cargo de secretaria de Política Internacional del PSOE. Eso explica su agresividad, en primera línea, contra los jefes de Estado latinoamericanos que se salen de la órbita del Imperio.
Fuente "La C.I.A. en España" de Alfredo Grimaldos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario