El mamoneo político al cual asistimos diariamente, deja en absoluta evidencia a la podredumbre parlamentaria. El PSOE muestra su rostro socialfascista más claramente que nunca desde los Pactos de la Moncloa, sólo hay que escuchar los rebuznos perpetrados por González, Guerra, Leguina o Corcuera, los "históricos" que liquidaron a los realmente históricos del PSOE como Llopis. Tras la muerte del Cabronsísimo, el PSOEZ no contaba con más de 2000 afiliados, así que fue bastante fácil crear un nuevo partido a la medida de las circunstancias y organizado por la CIA y los servicios secretos franquistas. Esta chusma que escupe a diario sobre el buen nombre del socialismo, vuelve a demostrar que ellos tiran de un extremo de la soga junto al PP que tira del otro lado para mantener así bien apretado el nudo aquél del que hablaba el Cabronsísimo; el Borbón de turno revisa que los neofalangistas rojos y azules sigan tirando con la debida fuerza.
Quien haya leído este blog sabe lo que pienso de Pablemos, pero (y sin que sirva de precedente) lo que están haciendo los fachas declarados y los socialfascistas no tiene nombre. Los fascistas declarados han declarado la guerra a todo aquello que signifique algún cambio por mínimo que sea, ya que todo el que tenga dos dedos de frente sabe que Pablemos son reformistas y ni de lejos se acercan a la revolución o a la solución radical, de raíz. Aun así, a pesar de que Pablemos no aspiran a más que IU, a reformar, figurar y aparecer en los libros de Historia como próceres del país; la chusma falangista, apoyada por la cúpula caduca socialfascista, no muestra respeto alguno a lo que no sea la alternancia de dos partidos en el Poder que en lo fundamental son solamente uno, la vieja Falange sigue mandando vestida de rojo y azul.
El asco aprieta los estómagos hasta provocar el vómito compulsivo en quienes al menos han podido comer para ello, e incita al odio más profundo, el de los padres y madres que ven llorar a sus hijos de hambre o de frío y se sienten impotentes para proveerles de todo aquello que merecen por derecho de nacimiento. Solamente vemos mamoneo político, intercambio de cromos, estrategias para alcanzar el Poder, asqueroso respeto "democrático" hacia aquellos que han saqueado la caja común y golpeado, difamado y encerrado a quienes los han denunciado.
Pablemos me asquean por su impostura que intenta (sin mucho éxito) buscar votos entre los abstencionistas... e incluso entre algunos anarquistas que no tienen muy claro donde se encuentra el Norte. Pero el auténtico enemigo de los trabajadores íberos es un asqueroso nido de ratas fascistas que se hace llamar socialista y obrero; aunque lo primero que son es españoles... y de rancio cuño. El PSOEZ es el culpable de que la derecha gobierne con esa supuesta mayoría absoluta basada en el 30%; y que además, en las pasadas elecciones solamente alcanzaron el 20% del censo electoral, sintiéndose así legitimados para gobernar en contra del 80% de ese mismo censo que no les votó. Si el PSOE hubiese sido realmente socialista y obrero en algún momento de su infame historia, aquí nunca habría gobernado Aznar o Rajoy; ellos, los socialfascistas, son los culpables y responsables de haber traicionado la confianza de millones de obreros, llevándolos así a confíar en los fascistas y a respetarlos como dignos rivales en justa lid.
Los fascistas declarados llaman perdedores al resto de partidos que no le bailen el agua. Rajoy pone cara de poker cuando se le recuerdan todos los atentados perpetrados en el Cutrenio Negro más dañino de nuestra triste Historia. Sánchez, a pesar de haber cosechado el mayor fracaso del PSOEZ, cree que debe gobernar sin hacer concesiones a quienes necesita para gobernar... por que el rey le ha mandado formar gobierno a él dice el muy asqueroso. Ya está bien de engañar al personal y tratarlo como a niños de teta, estamos hasta los cojones de tanta miseria moral y sucia propaganda que no dice una verdad. El PSOE hace tiempo que ya debería haber desaparecido, pero se sienten legitimados por el dedo del rey, además de pretender vendernos a un señorito relamido como representante de los obreros socialistas. Si Pablo Iglesias (el fundador del PSOE) viviese hoy se volvería a morir, pero de verguenza y asco al ver a los hijos y nietos de los falangistas ocupando todos los cargos importantes de un partido que se hace llamar obrero y socialista, pero que sigue siendo igual de socialfascista que cuando apoyó la dictadura de Primo de Rivera, por eso no muestran escrúpulos al pactar con el tercer primo apellidado Rivera.
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