Gran parte de este "artículo" está extraído del libro "Confesiones de un gánster económico" de Jhon Perkins (2004), él mismo fue uno de esos agentes en la sombra que conspiran para doblegar países a los pies del imperio angloamericano. Nadie mejor para contarnos como son las cocinas del infierno del Nuevo Orden Mundial, según el su conciencia no le permitió seguir con este trabajo y vivía atormentado por el sufrimiento causado a miles de personas sólo por dinero y poder, este libro ha sido como su válvula de escape, ha sufrido amenazas, extorsiones, chantajes y sobornos, pero decidió que debía contar lo que vió para poder vivir tranquilo consigo mismo. Yo he añadido algunos comentarios, de todas maneras aviso de la procedencia de la mayor parte del contenido para que nadie me compare con Ana Rosa je je, Odín me libre de semejante cosa. Al final os dejo un enlace para descargar o leer el libro en pdf.
La deuda del Tercer Mundo sobrepasa los 2,5 billones de dólares y su coste más de 375.000 millones de dólares al año - según datos de 2004 - excede el total de lo que gasta el Tercer Mundo en sanidad y educación, y equivale a veinte veces toda la ayuda extranjera anual que reciben los países en vías de desarrollo. Recordad que España debe ya casi 1 billón de €. Tras la "crisis" mundial la deuda de estos países se ha disparado hasta cifras absolutamente inmorales, muriendo cada día miles de personas por tener la manía de querer comer a diario.
Más de la mitad de la población mundial sobrevive con menos de dos dólares al día por cabeza, más o menos lo mismo que recibía a comienzos de la década de 1970. Mientras tanto, en el Tercer Mundo el 1 por ciento de las familias más ricas acumula entre el 70 y el 90 por ciento de las fortunas privadas y del patrimonio inmobiliario de sus países (el porcentaje varía según el país que consideremos). Estas familias siempre han sido las mismas desde hace siglos, si ya eran poderosas hace 100 ó 200 años podemos imaginarnos el poder y las riquezas acumulados hasta el día de hoy.
La gran corporación no es una conspiración, aunque sus miembros sí suscriben valores y objetivos comunes. Una de las funciones de la corporatocracia estriba en perpetuar, extender y fortalecer el sistema continuamente. Las vidas de los "triunfadores" y sus privilegios sus mansiones, sus yates, sus jets privados, se nos ofrecen como ejemplos sugestivos para que todos nosotros sigamos consumiendo, consumiendo y consumiendo, albergando la vana esperanza de conseguir algún día el sueño americano o el pelotazo español. Se aprovechan todas las oportunidades para convencemos de que tenemos el deber cívico de adquirir artículos, y de que saquear el planeta y esclavizar a nuestros semejantes es bueno para la economía y por tanto conviene a nuestros intereses superiores.
Para servir a este sistema, se paga unos salarios exorbitantes a sujetos llamados "Gánsters económicos", según su propia jerga o EHM (Economic Hit Man). Si estos "agentes en la sombra" fallan o su conciencia no les permite continuar, cosa que suele pasar mas de lo que se cree, entra en acción un tipo de gángster más funesto, el chacal. Y si el chacal fracasa, el trabajo pasa a manos de los militares.
Estados Unidos gastó más de 87.000 millones de dólares en la guerra de Iraq, cuando Naciones Unidas estima que con menos de la mitad bastaría para proporcionar agua potable, dieta adecuada, servicios de salud y educación elemental a todos los habitantes del planeta.
Los chacales siempre están ahí, agazapados entre las sombras. Cuando ellos actúan, los jefes de Estado caen, o tal vez mueren en "accidentes" violentos, como supuestamente les ocurrió a Jaime Roídos, presidente de Ecuador, y Omar Torrijos, presidente de Panamá; muertos en "accidentes" de aviación. Y si resulta que también fallan los chacales, como fallaron en Afganistán, Iraq o Libia, entonces resurgen los antiguos modelos. Cuando los chacales fracasan, se envía a la juventud estadounidense o ahora la de cualquier país perteneciente a la OTAN, como España sin ir mas lejos, a matar y morir, todo por la corporación y jamás por su defensa.
En su afán de progresar hacia el imperio mundial, empresas, banca y gobiernos (la corporatocracia o corporación) utilizan su poderío financiero y político para asegurarse de que las escuelas, las empresas y los medios de comunicación apoyen (tanto el concepto como su corolario no menos falaz). Nos han llevado a un punto en que nuestra cultura global ha pasado a ser una maquinaria monstruosa que exige un consumo exponencial de combustible y mantenimiento, hasta el extremo que acabará por devorar todos los recursos disponibles y finalmente no tendrá más remedio que devorarse a sí misma.
Construir el imperio global es lo que se les da mejor a los EHM. Son una élite de hombres y mujeres que utilizan las organizaciones financieras internacionales para fomentar condiciones por cuyo efecto otras naciones quedan sometidas a la corporatocracia que dirigen nuestras grandes empresas, nuestro gobierno y nuestros bancos. Al igual que sus semejantes de la Mafia, los EHM conceden "favores".
Estos adoptan la apariencia de créditos que van destinados a desarrollar las infraestructuras: centrales generadoras de electricidad, carreteras, puertos, aeropuertos o parques industriales. Una de las condiciones de estos empréstitos es que los proyectos y la construcción deben correr a cargo de compañías de USA. Y el resultado es que, en realidad, la mayor parte del dinero nunca sale de Estados Unidos. En esencia, sencillamente se transfiere desde los emporios bancarios de Washington a las constructoras de Nueva York, Houston o San Francisco.
Pese al hecho de que el dinero regresa casi enseguida a las corporaciones que forman parte de la corporatocracia acreedora, el país destinatario queda obligado a reembolsarlo íntegramente, el principal más los intereses. Si el EHM ha trabajado bien, esa deuda será tan grande que el deudor se declarará insolvente al cabo de pocos años y será incapaz de pagar. Cuando esto ocurre, ellos, lo mismo que la Mafia, reclaman su parte del negocio. Lo cual comprende, a menudo, una o varias de las consecuencias siguientes: votos cautivos en Naciones Unidas, establecimiento de bases militares o acceso a recursos preciosos como el petróleo y el canal de Panamá, por no hablar del control absoluto político y económico del país en cuestión. El deudor sigue debiéndo dinero, por supuesto... y otro país más queda añadido al imperio global.
Un ejemplo claro lo encontramos en Ecuador, hoy está mucho peor de lo que estaba antes de introducir allí las "maravillas" de la ciencia económica, la banca y la ingeniería modernas. Desde 1970 y durante ese intervalo llamado eufemísticamente el Boom del Petróleo, el índice oficial de pobreza pasó del 50 al 70 por ciento de la población. El desempleo y el subempleo aumentaron del 15 al 70 por ciento, y la deuda pública pasó de 240 millones de dólares a 16.000 millones. Al mismo tiempo, la proporción de la renta nacional que reciben los segmentos más pobres de la población decayó del 20 al 6 por ciento.
El caso de Ecuador es típico de entre los países que los EHM han doblegado política y
económicamente. De cada 100 dólares de crudo extraídos de las selvas ecuatorianas, las petroleras reciben 75 dólares. Quedan 25 dólares, pero tres de cada cuatro de éstos van destinados a saldar la deuda extranjera. Una parte del resto cubre los gastos militares y gubernamentales, lo que deja unos 2,50 dólares para sanidad, educación y programas de asistencia social en favor de los pobres.
Es decir, que de cada 100 dólares arrancados a la Amazonia, menos de 3 dólares van a parar a los más necesitados aquellas personas cuyas vidas se han visto perjudicadas por los pantanos, las perforaciones y los oleoductos, y que están muriendo por falta de alimentos y de agua potable.
El éxodo de los ecuatorianos es uno de los mayores en la corta historia del S. XXI, Madrid por ejemplo se a convertido en la segunda ciudad del mundo en número de ecuatorianos , solo por detrás de Quito, la capital del Ecuador. El país queda arrasado tras el paso de estos depredadores sin mas instinto que el de devorar a su presa, a los ciudadanos solo le queda la emigración que en muchos casos les obliga a no volver jamás a su país natal, teniendo que vivir el resto de su vida en un país extraño.
Todas estas personas millones en Ecuador, miles de millones en todo el mundo son un polvorín que en cualquier momento podría explotarles en la cara a los ricos, porque están desesperadas, sencillamente. Cuando alguno de ellos ajusticia a uno de estos asquerosos lo califican de radical o extremista, corriendo un tupido velo sobre el verdadero motivo que lleva a una persona hasta el extremo de tener que asesinar en defensa propia o incluso inmolarse.
Los EHM nunca trabajan para el gobierno, siempre lo hacen desde empresas privadas, de esta manera el gobierno yanqui jamás resulta manchado en caso de descubrirse el pastel. Estas corporaciones están protegidas internacionalmente por tratados blindados, todo quedaría en un cambio de sitio de unos pocos millones sin ni siquiera llegar a juicio.
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