Documental "El Convoy de los 927" (Españoles deportados a Mauthausen)


 
En 2015 se conmemora el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial y de la liberación de los campos nazis de exterminio. El 27 de enero de 1945 fue liberado Auschwitz, en Polonia, donde fueron asesinadas más de un millón de personas; El 5 de mayo, Mauthausen, en Austria, donde la barbarie nazi dio muerte a casi 150.000 inocentes.
 
Entrada principal de Mauthausen
 
Unos meses después de acabar la Guerra Civil española, el 24 de agosto de 1940, un tren con 927 refugiados españoles -muchos de ellos catalanes- salía de la estación de Angulema, en la región francesa de la Charente. Las tropas alemanas de Hitler acababan de dividir Francia en dos y los refugiados creían que los llevaban a la zona no ocupada. Pero pronto se dieron cuenta de que iban hacia el Norte.
 
Cuatro días más tarde llegaron al pueblo de Mauthausen, en la anexionada Austria. No les sonaba de nada el nombre de un campo de concentración que llegaría a convertirse en uno de los símbolos del holocausto y el exterminio.

Cuando el tren llegó a Mauthausen, los soldados alemanes obligaron a bajarse a los varones mayores de 13 años, separándoles de sus familias sin importar si eran ancianos o niños. La tragedia no hizo más que empezar porque de las 470 personas que fueron recluidas en el campo, murieron 409.
 
Españoles antifascistas celebrando la liberación del campo
 
Mauthausen fue, con Auschwitz, Buchenwald, Dachau, Flossenburg, Neuengamme, Sachsenhausen y Ravensbruck –este último de mujeres -, el término final de la odisea trágica de miles de españoles, hechos prisioneros por los nazis en Francia de 1940 a 1944.
 
En Auschwitz –cerca de Cracovia, en Polonia-, en Sachsenhausen –junto a Berlín-, en Flossenburg –entre Nuremberg y Pilsen, en la frontera alemanocheca-, en Neuengamme –Cerca de Hamburgo-, fueron encerrados un número reducido de españoles. En cambio, en Dachau –cerca de Munich- y Buchenwald –cerca de Leipzig- hubo bastantes más, procedentes casi todos de las cárceles francesas, por haber participado en acciones armadas de la Resistencia francesa contra los invasores alemanes.
 
Lo que sí se sabe es que las autoridades franquistas estaban enteradas de la suerte que iban a tener estos prisioneros. Hay muchos documentos alemanes que informan al Ministerio de Asuntos Exteriores de todo ello.
 
Suñer y Hitler
El 25 de septiembre de 1940 el ministro Ramón Serrano Suñer (1901-2003), el Cuñadísimo del dictador español, general Franco, realizó una visita a la Alemania nazi. Ramón Serrano Suñer admiraba muchos aspectos del nazismo, pero, como era un católico practicante, no estaba de acuerdo con el ateísmo de los dirigentes nazis. Por esto el embajador alemán Eberhard von Stohrer le había calificado de “intrigante y vaticanista”.
 
Cuando Francia cayó, Serrano Suñer intentó que los ocupantes alemanes localizaran a los dirigentes republicanos que se habían establecido en tierras galas y exigió la entrega de “más de setecientos refugiados que habían ejercido cargos políticos en la república”. Los alemanes procediron a detener a las figuras más destacadas de la República española.
 
Gerifaltes nazis en Mauthausen
 
Entre los detenidos estaban el ex presidente de la Generalitat de Cataluña Lluís Companys, el cuñado de Azaña, Cipriano Rivas Cherif, y el antiguo director del periódico “El Socialista” Julián Zugazagoitia, que fueron entragados a las autoridades españolas. En Alemania Serrano Suñer se entrevistó con Himmler, ministro del Interior y jefe de las SS, y con Heydrich, jefe de la RSHA. Ese mismo día se dicta esta orden por parte del propio Führer:
 
<<Dentro de los extranjeros combatientes rojos de la guerra de España, en lo que se refiere a los súbditos españoles, procede directamente su traslado a un campo de concentración del Reich tras envío de un listado en doble ejemplar al Departamento IV A 2 del RSHA>>.
 
 
En declaraciones del SS August Eigruber, gobernador del Alto Danubio, en Austria, fue el propio general Franco quien les dijo que como aquellos españoles había combatido para instaurar una “España soviética” no podía considerarlos españoles. Esta es la circular dirigida a los oficiales nazis del campo de Ebensee del día 27 de junio de 1941, en la que Eigruber declaraba:
 
<<Cuando el año pasado ocupamos Francia, herr Petain nos entregó a seis mil rojos españoles deciendo: “No los necesito y no los quiero”. Ofrecimos a esos seis mil rojos al jefe de Estado fascista, el caudillo español. Los rechazó, diciendo que nunca repatriaría a quienes habían combatido por una España soviética (…). Así es como los rojos españoles terminaron sus días en Mauthausen>>.
 
El distintivo de los presos españoles era, como ya hemos escrito, el triángulo azul. Mariano Constante, superviviente de Mauthausen, nos lo explica con estas palabras:
 
<<La insignia era un triángulo azul de unos seis centímetros de anchura, en el centro del cual había una S mayúscula de color blanco. Debajo llevaban un número escrito en negro, sobre una banda de tela blanca. ¡El triángulo azul! Éste sería el distintivo de los españoles republicanos; el que nos diferenciaba de los otros detenidos. Este triángulo estaba destinado, en principio, a los “apátridas”, pero lo cierto es que sólo lo llevábamos nosotros. En Francia fueron detenidos “apátridas” de Italia, de Hungría, de Alemania, pero a ninguno de ellos le dieron el triángulo azul. Ello prueba que había sido creado especialmente para nosotros con el fin de que fuéramos “controlados” y distinguidos en todos los campos>>.
 
Presos antifascistas españoles el día de la liberación
 
Los republicanos españoles muertos en los campos de concentración nazis, más de 9.000, también se pueden considerar víctimas del franquismo, porque por su condición de “rojos” y de exiliados, fueron considerados apátridas y acabaron siendo abandonados y, posteriormente, algunos de ellos fueron entregados a la Gestapo por la intervención directa de la Dictadura de Franco, el régimen colaboracionista francés de Vichy y la barbarie belicista del nazismo alemán que había invadido Francia, como hemos señalado. Después de su liberación siguieron siendo unos proscritos y los que regresaron a España fueron perseguidos.
 
 
 

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