Podemos promete que si ellos ganan las elecciones todos los niños nacerán así de orondos y sanotes... |
Podemos va dejando clara su impostura a medida que va ganando votos. De revolucionarios han pasado a ser gente seria y con sentido de Estado, normal, ¿hay algo que le guste más a los marxistas que el super estado omnímodo y omnipresente? La táctica de disfrazarse como movimiento social, pidiendo la unidad de la izquierda y regalando las orejas a todo incauto con ganas de ser engañado o dirigido como un borrego, es ya de sobras conocida por todos aquellos que conocen las obtusas ideas de quienes pretenden hacer de la vida y de la convivencia una suerte de ciencia que no llega a ser ni ridícula especulación.
Estos pretenden ser los "preparados" de la clase popular, los primeros de la clase, los resabiados en pocas palabras. Vieja táctica usada tanto por la derecha como por la "izquierda" socialdemocrática o eurocomunista, el pobre pueblo descarriado debe ser dirigido por los "mejor preparados", dejando como cosa secundaria la honradez y la coherencia con los principios morales que se pretende defender.
De esta manera se desprecia la iniciativa popular, el saber del pueblo, que por mucho que se equivoque siempre tendrá más legitimidad moral que cuatro listos con ansias de dirigir la vida de todos. Delegar el poder de decisión en otros que se venden como mejor preparados, sabedores mejor que tú mismo de qué es lo que más te conviene, significa el no valorar tu propia inteligencia, porque, ¿quién ostias va a saber mejor que tú mismo qué es lo más te conviene?, ellos sí que saben perfectamente cuales son sus intereses, aunque los oculten tras su dialéctica de resabiados marxistas académicos para conseguir tu voto, lo único que quieren de ti.
Lo peor del fenómeno político llamado Podemos no es que roben votos a nadie ni nada de eso, porque lógicamente, desde mi postura antipartidista y antiestatista eso solamente significa un intercambio de cromos entre los servidores y beneficiarios del Estado. Lo preocupante de esta autodenominada nueva izquierda es el robo de abstenciones que puede provocar a base de bonitas y calculadas palabras, no en vano ellos mismos se creen científicos sociales, ¡hay que joderse!. El problema estriba en que los realmente de abajo, como siempre, serán los conejillos de indias con los que se experimente en sus laboratorios sociales... y todo en aras de ganarse a quienes siempre votan, la llamada clase media, los asépticos políticos, los que solamente quieren conservar lo que tienen y que quien no tenga se las habíe como bien pueda.
Al Estado le interesa que Podemos exista, prefieren que la gente vote a quien sea antes de que se abstenga, porque la legitimidad del sistema está basada en la participación electoral, mientras más alta sea la abstención menos legitimidad tendrá el sistema, eso es asín. En este momento de crisis absoluta en los que volvemos al palo en la cabeza o la cárcel a quienes se atrevan a cuestionar el sistema, la abstención masiva cobra más importancia que en los anteriores 35 años de farsa democrática.
La abstención hasta ahora se ha mantenido más o menos en un 30% del censo electoral, cosa que, a pesar de que buena parte de estas abstenciones no sean fruto del convencimiento político y entre ellos podamos encontrar muchos perfiles diferentes o incluso contrarios, no sería descabellado pensar que ese porcentaje pudiera subir hasta niveles realmente preocupantes para los garantes del miserable status quo imperante en la actualidad. No faltan razones para que ocurra esto con los niveles de paro, miseria y represión que estamos sufriendo, todo ello sumado a un mayor nivel de cultura con respecto al '78, puede llevar la abstención hasta el punto de hacer quebrar al Estado realmente desde abajo, puesto que quienes gobiernan o aspiran a ello nunca romperán el suelo por el que pisan.
La ruptura nunca podrá venir de arriba, sólo podrá ser posible fomentándola desde abajo, y no desde posturas partidistas, sino desde valores morales que sirvan al bien común, desde el humanismo a través de la cultura, del conocimiento, de la ciencia, nunca para servir a unos intereses de unos sobre otros. Los que sirven y se benefician del Estado no suelen ser muy pródigos en cuanto a permitir la ilustración del pueblo, de que pueda tener acceso total a la cultura y así conocer el por qué y el como de las cosas, ya que ello haría peligrar ideas tan absurdas como la necesidad de mantener a gentuza que maneja nuestras vidas a su antojo o ver como cosa natural trabajar como un animal durante toda la vida para que su explotador se compre un yate e invite a dar un paseo en él al ministro, concejal o alcalde de turno sin hacer distinción con respecto al partido en el que sirven al Estado.
Esta democracia se encuentra tan profundamente podrida que es imposible regenerarla, bonito palabro que suena vacío en boca de los políticos de partido. Porque, ¿en qué consiste esa tan cacareada regeneración política?, ¿en seguir delegando nuestras vidas en manos de aparatos partidísticos con sus propios intereses de facción?
Cuando la abstención y el profundo sentimiento ácrata ibérico resurge, nunca faltan servidores y beneficiarios del Estado para combatirlo. Podemos, Ciutadans, UPyD, Vox, todos ellos sin excepción comparten un mismo fin, perpetuar el Estado. Unos dicen que reformarán la cocina, otros el patio, los habrá que preferirán empezar por la azotea... o incluso por el cuarto de aseo, pero al final el edificio sigue siendo el mismo y con la misma funcionalidad, nunca permitir la libertad y la dignidad que todo ser humano necesita para poder realizarse completamente como persona.
Podemos intentan pescar votos entre los apartidistas vendiéndose como algo diferente a un partido, engañando a la vez que se sonríe. Yo mismo he recibido ofertas de adhesión o cuanto menos de unidad, pero nunca me quedó claro qué significado dan a la palabra unidad los académicos de la "ciencia" de Marx. Aunque viendo lo ocurrido a lo largo de la historia en los países pisoteados por la bota marxista-lenininista, maoista o castrista, lo que ellos llaman unidad en realidad significa uniformidad. ¿Cómo pueden pedir unidad quienes pretenden formar parte de un circo electoral cuyo jefe de ceremonias es un príncipe estirado y con cara de bobo babeante, jefe de todos los ejércitos y embajador de España por la puta gracia de Dios y los cojones borbónicos de su padre?
¿Qué quieren de ti cuando IU o Podemos graznan sobre las bondades de la unidad de la izquierda, de la necesidad de un frente común?, ¿que quienes de ninguna de las maneras vamos a votar a ningún iluminado dirigente de un partido político, lo hagamos en aras de esa falsa unidad o callemos y consintamos? ¿Cómo pueden pedir unidad a los antiestatistas y apartidistas para que se les apoye a la hora de seguir manteniendo este sistema estatal y partidista podrido hasta la médula? Otra cosa sería si esa unidad se me pidiera con el ánimo de romper con el actual sistema, que se hiciera sin banderas, sin partidismos, sin querer que unos ganen sobre otros para imponer después lo que crean más conveniente, sin que nadie pretendiese estar en posesión de la verdad revelada y por lo tanto todos los demás profundamente equivocados. Si esa unidad consistiera en la desaparición de los partidos políticos y por tanto de cualquier tipo de sectarismo o interés corporativo, si apelase a una verdadera responsabilidad individual y colectiva reflejada en una participación de todos en todo lo que pueda afectar a nuestras vidas, si en esta unidad nadie pudiera situarse por encima de nadie ni decidir por nadie más que por él mismo, en la que nadie pudiera vivir del trabajo ajeno ni nada le permitiese poder imponerse a los demás, entonces bienvenida sea la unidad del pueblo llano, la inmensa mayoría de todos nosotros.
Pero si esa tan cacareada unidad significa votar o mirar hacia otro lado y no denunciar que el sufragio universal es un engaño que mantiene todo el tinglado de la mafiocracia, si esa unidad es que todos tengamos que compartir las mismas ideas que quienes piensan poder cuadricular la vida sin fallo posible, si esa unidad significa renunciar a un principio moral tan básico como el de negarse a delegar en otros (a los cuales de nada conozco) el destino de mi vida, yo digo no a esa falsa unidad, porque nunca delegaré en ningún político con intereses de partido, ni tampoco dejaré de denunciar este sistema podrido y caduco desde hace ya demasiado tiempo o a quienes participan y piden participar en él. Salud, libertad y corta vida a Podemos.
La auténtica unidad de Podemos, la uniformidad. (Foto: ejército de Venezuela al servicio del partido) |
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