¿De qué República hablamos?

 
 
Parece ser que la tan manoseada II República española está de moda. Nada más hay que ver la cantidad de banderas tricolores que aparecen en todas las manifestaciones, excepto en las de la AVT claro. Por supuesto que si queremos que nuestra tierra avance y llegue a las cotas de cultura y bienestar social propias de Europa, el primer paso debe ser derrocar al rey crápula, hasta que el heredero del Cabronsísimo y toda su familia dejen de ser de "ascendencia divina" seguiremos siendo súbditos de la corona más mangante e indecente de todo occidente.

Antecedentes familiares del
Rey Crápula
Siendo realistas, una vez caído el rey o el estirado de su hijito, (que ya es suponer) tendríamos que organizarnos de alguna manera, ésta con mucha probabilidad, sino la única alternativa posible a corto plazo, sería el republicanismo. No es que yo sea partidario del republicanismo parlamentario ni mucho menos, pero es lo que hay, o lo que habría en el mejor de los casos si somos realistas; ¡ups! ¡realistas no, mejor dicho objetivos!!! Ahora bien, una república puede ser de derechas, de izquierdas o de un dictador, decir soy republicano es como no decir nada, es dejar un amplio espacio a la ambiguedad, al engaño.


Cuando se instauró la II República el rey se largó al exilio voluntariamente, el pueblo no lo quería y así lo demostró en las urnas, se hizo todo de manera pacífica y civilizada, ahora, en pleno S. XXI, nuestra "ejemplar democracia" carece de opciones para que el pueblo se exprese en este u otros muchos sentidos. Juan Carlos y próximamente Felipe han sido elegidos por la puta gracia de Dios y eso no admite discusión ni puede debatirse en una constitución que a fin de cuentas es sólo algo terrenal y mundano.

Bueno, volvamos a la II República que es de lo que va hoy la entrada. Puesto que la única alternativa tangible y aún así muy difícil de llevar a cabo, sea la de reinstaurar la república, deberíamos preguntarnos qué clase de república queremos darnos, que esto sea una decisión realmente tomada por todos, y cuando digo todos me refiero a todos, nada de bastardas mayorías, sólo un acuerdo entre todos, (en el que nadie salga perjudicado aunque sea inevitable que algunos se beneficien) podrá traer la paz y la justicia social duraderas.


Sin embargo los poderosos nunca duermen, siempre velan por sus intereses celosamente. En el hipotético caso de llegar a reinstaurarse la república que atacaron los mismos juancarlistas "demócratas de toda la vida" de la actualidad, los capitalistas no tardarían ni un segundo en colocar a sus esbirros en puestos claves del nuevo régimen, tener contentos a los políticos de turno y levantar un poco el pie del cuello del obrero hasta mejores momentos.

El nuevo proceso constituyente nunca debería dejarse en manos de los políticos, si la nueva constitución vuelve a ser creada por fascistas de viejo cuño como la anterior, volveremos a estar igual que hoy al cabo de los años. Por eso ningún Estado será nunca bueno para el de abajo, ninguno, pero desgraciadamente no todo el mundo lo ve así y no tenemos más remedio que adaptarnos a lo que nos rodea y a los tiempos en los que vivimos. Si conseguimos algo tan impensable sólo hace unos años como reinstaurar la república, nada ganaremos si ese nuevo Estado (criminal por definición como todos los estados) vuelve a ser regido por los mismos piratas de siempre en lugar de por el pueblo que representa el 99% de la población.


Para todos aquellos que veneran a la II República porque sí, sin saber siquiera lo que graznan y lo que representó esa tan manida república burguesa que se hacía llamar impostoramente "república de los trabajadores", va dedicada esta entrada. Si este es el ejemplo a seguir para una futura república española conmigo que no cuenten, aunque podría ser peor, los seudomarxistas de IU no paran de graznar sobre las bondades de la República Bolivariana de Venezuela; hay que ser descerebrado para confíar en semejantes impostores con plumero amarillo fosforito. Veamos brevemente en qué consistía eso de la II República española, pero que nunca cuentan sus apologetas mesiánicos.


Obsérvese el evidente porte de
obrero que poseía
Alcalá Zamora
El primer Gobierno de la República estaba presidido por Alcalá Zamora, terrateniente andaluz, católico, antiguo ministro del rey que, con Miguel Maura, fundó, en Abril de 1930, el Partido de la Derecha Liberal republicana, donde se agrupaban, aquellos sectores de la gran burguesía y de los terratenientes que veían en el advenimiento de una república dirigida por ellos el medio de conservar al máximo la estructura económico-social del pais. Veían claramente que el pueblo estaba presto a la revolución tras siglos de explotación, la república burguesa era la caja de caudales más factible para resguardar sus bastardos intereses.


Lerroux, otro con las manos encallecidas...
Formaba también en la derecha del gobierno el Partido Radical dirigido por Alejandro Lerroux, viejo político republicano de turbia historia, que se había creado cierta popularidad en Barcelona explotando el gesto demagógico y la frase anticlerical. Inactivo durante la dictadura prorriverista, el Partido Radical consiguió capitalizar, en los años 1930-1931 el desplazamiento hacia la República de una parte de la burguesía de Levante, Andalucía, Cataluña y otros lugares.

Su equipo dirigente, constituido por elementos como Emiliano Iglesias, Ricardo Samper, Salazar Alonso, el exministro de la Monarquía Santiago Alba y el propio Lerroux, estaba ligado a las zonas más oscuras de la oligarquía financiera. Como podemos comprobar, era toda una "república de los trabajadores", aunque quienes la gobernaban tenían todos la bisagra intacta.

A finales de 1931, como resultado de los choques producidos entre los propios ministros al ser discutida la Constitución - en particular los artículos referentes a la Iglesia - y bajo la presión de la lucha de las masas populares, del Gobierno republicano socialista salieron sucesivamente los representantes de la Derecha Liberal y del Partido Radical.

Azaña, nunca vio ni un pico ni una pala ni desde lejos, sólo le gustaban los picos con jamón y las paladas de caviar ruso, otro miembro de la "República de los Trabajadores"

Se formó un nuevo gobierno presidido por Manuel Azaña e integrado por los siguientes partidos:

Acción Republicana; cuyos dirigentes eran el nuevo presidente del gobierno y José Garal, y en el que se agrupaban amplios sectores de la pequeña y media burguesía comercial e industrial, campesinos, funcionarios, hombres de profesiones liberales e intelectuales, especialmente de Castilla, Levante, Aragón, y otros puntos.

Albornoz, "socialista" y tal
El Partido Radical Socialista; dirigido por Alvaro de Albornoz, Marcelino Domingo y Ángel Galarza y fundado en el período de la dictadura de Primo de Rivera, había conseguido atraer a sus filas a sectores populares -particularmente en Levante, León, Andalucía y Tarragona- defraudados por la política colaboracionista del Partido Socialista con el dictador, representaba con frases y ademanes izquierdistas y con frecuencia demagógicas, el radicalismo, verbal y la acción vacilante, típicos de la pequeña burguesía.

Quiroga intentando aparentar con su
gesto la honorabilidad e inteligencia
de las que carece.
Organización Republicana Gallega Autonomista (.O.R.G.A.); presidida por Casares Quiroga, que en 1934 se integraría con Acción Republicana y con una fracción de los radicales socialistas en un nuevo partido, Izquierda Republicana, encabezado por Azaña.


Maciá, digno padre de la misma Esquerra
Republicana que en la actualidad
gobierna con la derechona catalana de CIU



En Cataluña, donde el coronel Maciá era el símbolo y la figura cumbre del movimiento nacional, las principales fuerzas de la burguesía urbana y rural se agruparon en el Partido de Esquerra Republicana de Cataluña, entre cuyos dirigentes estaban Luis Companys y José Carner, ministro de Hacienda en el Gobierno de Azaña.

Al lado de estas organizaciones políticas, participaba en el gobierno el Partido Socialista Obrero Español, representado por Largo Caballero, Indalecio Prieto y Fernando de los Ríos.

O yo o el caos...

Ante el Gobierno Azaña -cuya constitución significaba un paso hacia la izquierda se abría de nuevo, la posibilidad efectiva de desarrollar esa tan absurdamente cacareada "república de los trabajadores", pero como era de suponer se volvió a dejar pasar la oportunidad de poder convertir a Iberia en una tierra decente y culta, en lugar de ser un terruño infame y cavernícola poblado por gañanes y esclavos.

Eso es lo que no debería volver a ocurrir si llegado el momento somos capaces de reinstaurar la república, nunca debe permitirse su manipulación por parte de los de arriba, deberemos aprender a decidir en lugar de delegar ciegamente. Dentro de una república realmente construida desde abajo, siempre existirá mayor libertad para divulgar las ideas libertarias y seguir avanzando hacia un mundo mejor sin explotadores ni explotados.

 

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