"No todos son corruptos", ese el mantra que graznan repetidamente los gansos que viven del partidismo o quienes aun creen en los políticos de partido o sindicatos subvencionados por el Estado. Pues claro que no, todos no son corruptos, ni puñetera falta que hace. Los que realmente mandan no necesitan fichar a todos los políticos o sindicalistas, eso sería demasiado caro, bastante complicado y a efectos prácticos innecesario e incluso contraproducente. Para el Poder invisible basta con pagar a los que están en los más altos cargos, a los de conducta más intachable, a esos en los que se confía cándidamente y cuyos adeptos nunca cuestionan su comportamiento, ese es el caso de este asqueroso llamado José Ángel Fernández Villa.
Este repugnante traidor ha sido secretario general del Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias durante 34 años nada menos, ¿qué pasa?, ¿que entre miles de mineros no había mas personas para ocupar este puesto?. Esta es la madre del cordero de la corrupción, el que se pega más de 30 años en un sillón está tan separado de sus compañeros mineros como lo puede estar Rajoy de un fontanero. Si su futuro dependiese de las negociaciones y luchas contra el Estado siempre buscará lo mejor para todos porque ello también será lo mejor para él, pero si los demás se joden mientras que él cobra por joderlos, ya podemos imaginar sin necesidad de un esfuerzo erudito como acaba el cuento.
Mangantes históricos de la piara sociata |
Lo mismo ocurre con Toxo y Méndez, es fácilmente deducible la razón por la cual, con la que está cayendo, UGT-CCOO ni están ni se les espera, ¿cuántos años llevan en sus respectivos cargos los líderes de ambas formaciones al servicio de la patronal? Es muy fácil echarle la culpa a ellos, puesto que para eso les pagan, para ser los monigotes de polichinela al que todo el mundo escupe e insulta a la vez que hacen su "trabajo", pero la responsabilidad de que estos infames personajes se perpetuen en el sillón es únicamente responsabilidad de los afiliados, de las bases, los que tienen el poder para cambiar líderes o los estatutos de sus sindicatos para evitar que un cargo lo sea durante más de 30 años, pero como siempre, es este país la responsabilidad es siempre de otros.
¿Cuántos mineros se han ido al paro mientras que este cerdo se llenaba los bolsillos?, hay que ser muy miserable para llevarse toda una vida mintiendo con tal de dejar de ser pobre. Por eso era tan gallito en las manifestaciones él, porque tenía la seguridad de ser un lacayo de los poderosos y a él no lo tocarían, siempre tendría una puerta de atrás para escabullirse de la represión que sí sufrían sus engañados compañeros arengados por él. Ahora dice que está confundido, como el Dinio por la noche, la guinda que le faltaba al pastel, ni siquiera es hombre para asumir su miseria moral, piensa que podrá escabullirse del odio de los traicionados mintiendo otra vez.
Y ahora se nos pone a llorar y dice que está confundido, una buena manta palos es lo que se merece por su moral confundida. |
Tampoco se debe olvidar como hemos podido conocer la impostura de este cerdo llamado José Ángel Fernández Villa, y que no ha sido otra que la filtración por parte del Estado que este tipejo se benefició de la amnistía fiscal. Curioso ¿verdad?, últimamente somos testigos de como van saliendo alimañas que se acogieron a la amnistía de los ladrones, cosa que está muy bien por supuesto, el problema estriba en que quienes son desenmascarados son siempre quienes les interesa al Estado español defenestrar; véanse Bárcenas, los hijos de Pujol o este puerco que iba por la vida de sindicalista al servicio de la causa de los trabajadores. Todo está podrido, hasta ahora han intentado perfumar las instituciones "democráticas", pero una vez cadáver es imposible enmascarar el pútrido aroma, políticos, sindicalistas, la corona, los militares asesinando ahora internacionalmente, el público diciendo "si yo estuviera en su lugar también me lo llevaría calentito, que la vida son dos días". Podredumbre social, moral y cultural, esa es la realidad del S. XXI español.
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