La cuarta planta de la Clínica Universitaria del Opus en Navarra bajo sospecha



Domingo 19 de Enero de 2014 

Por Cristina Sánchez (Redactora Jefe de Elespiadigital)

La cuarta planta de la Clínica Universitaria de Navarra, propiedad de la poderosa organización religiosa, política y económica, Opus Dei, está en entredicho. Siempre según los testimonios de ex numerarios, las prácticas llevadas a cabo para ingresar a los internos con supuestos problemas mentales o depresiones, los protocolos y los criterios exhibidos para diagnosticar la enfermedad, no son ni por asomo ortodoxas. El secretismo, unido al poder del que hace gala la organización en distintos campos, como por ejemplo, los medios de comunicación, así como el clientelismo y la férrea disciplina al uso de sus miembros acerca de las versiones oficiales en las declaraciones, sobre todo los más influyentes, hacen que no sea la primera vez que ésta se encuentra envuelta en negras sombras, debido a la imposibilidad de investigar, en este caso que nos ocupa, verbigracia, sobre los hechos denunciados. Sin embargo, los ex miembros de la misma son muchos, quizá demasiados para acallarlos a todos.

Clínica Universitaria de Navarra

En este artículo aportamos testimonios sobre procedimientos exhibidos en la cuarta planta del hospital de la Obra, algunos con nombres y apellidos, otros prefieren guardar la intimidad por miedo a represalias. Damos algunos datos sobre el modus vivendi de numerarios y supernumerarios que pueden aportar una razón sobre el porqué se llega a estos extremos denunciados. Y daremos a conocer la personalidad de un importante médico vinculado al Opus Dei a través de un ministro franquista -cuando el Opus controlaba el Gobierno del dictador-, su trabajo y las investigaciones llevadas a cabo por el facultativo en EEUU, todas ellas relacionadas con el funcionamiento del cerebro. Concretamente, José Rodríguez Delgado inventó el Stimociver (en inglés), aparato que permite la estimulación y registro del cerebro por control remoto en varios canales. Un artefacto que se utiliza para “estimular las emociones y controlar el comportamiento”. Curioso, si tenemos en cuenta las declaraciones de ex pacientes de la cuarta planta del hospital navarro.

Testigos de la “cuarta planta”

Supuestamente, a la cuarta planta de la Clínica Universitaria de Navarra se envían aquellos miembros del Opus con, igualmente supuestos, problemas. Hombres y mujeres que sufren trastornos psicológicos producidos, al parecer, por las contradicciones de la vida del numerario, muchos de los cuales entran, al cabo de cierto tiempo, en depresiones y neurosis... Ex miembros del Opus también denuncian prácticas que van más allá de la psiquiatría y se sumergen en la experimentación con tecnologías no convencionales de control mental a distancia derivadas, entre otros, de las investigaciones del Doctor Delgado.

Los directivos del Opus han organizado un equipo nutrido exclusivamente por miembros de la Obra, ya que no está permitido que ningún facultativo ajeno a ésta se ocupe de los enfermos. Según relata la ex numeraria Carmen Charo Pérez de San Román, paciente de la cuarta planta: "Yo sufrí una depresión debido a la vida llevada en la Obra como numeraria, de negación de toda autoestima, de fomento permanente de la inseguridad personal, de incoherencia entre lo que se vive y lo que se piensa... las directoras de la Obra y los médicos me hicieron creer que Dios me quería enferma".

El doctor en Política y Derecho, sociólogo y ex-miembro del Opus Dei, Alberto Moncada, afirma, por su parte, que la segunda fuente de pacientes para la cuarta planta son los indecisos o críticos. Hecho, básicamente sano, que, sin embargo, los directivos del Opus consideran como una desviación ideológica de la línea marcada por la organización, lo que a su vez es sinónimo de enfermedad mental; por lo que son aconsejados o forzados a pasar una temporada en la cuarta planta, donde son medicados con tranquilizantes y drogas debilitantes de la voluntad, para sedarlos. 

Según este mismo testigo, quienes pueden hablar del lado más oscuro de la Obra son los rebeldes o indecisos que quieren salirse de ella. Existen multitud de testimonios que implican a los directores, numerarios y supernumerarios más fanáticos en oscuras y estudiadas prácticas de acoso que terminan en muchos casos volviendo locos a estos mismos rebeldes o haciendo que lo parezcan ante sus familiares, para luego ser internados en centros psiquiátricos. Moncada aporta un caso concreto: "la hija numeraria de una familia de dinero de Barcelona, muy exhibida por el Opus, decidió salirse y, tras muchas dificultades, lo consiguió, yéndose a vivir con una prima suya. Lo que le costó una constante persecución por parte de sus antiguas correligionarias, incluso por la calle, hasta que la chica se tiró por una ventana. La gente de su ambiente quedó muy impresionada aunque la familia no dejó traslucir la tragedia." 

Otra ex numeraria, María, relata por su parte un hecho todavía más grave: "el Opus Dei con su  ejército de esclavos gratuitos y renovables sustenta la, cada vez más lucrativa, empresa psiquiátrica, farmacéutica y médica en general, que permite a la jerarquía eclesiástica tener bajo control a cualquiera. El trabajador rebelde se vuelve sumiso y dócil con un cáncer de colon. El ateo anti misas reza como un descosido después de un diagnóstico adecuado. Los siervos de a pie son los encargados de provocar en el infortunado paciente algunos de los síntomas que lograrán dar con sus huesos en el hospital, la cárcel o el psiquiátrico. Otros síntomas pertenecen a una ciencia que sólo poseen los que se llaman a sí mismos élites. Le insultan por la calle sin motivo aparente –continúa María-, le empujan desconsideradamente, se vuelven para mirarle, le señalan con el dedo... -todo esto cuando está solo, por supuesto, para que funcione no debe verlo nadie más-. Y, cuando la persona va sola, pasan a su lado haciendo un gesto neutro como torcer el morro, mojarse los labios, resoplar, etc; o imitan al sujeto en algún gesto personal pero corriente. Hacen esto una y otra vez hasta que la persona se da cuenta. Una vez que se ha percatado de que se lo hacen a él lo repiten y repiten dejando perpleja a la persona, que no entiende nada, al ser cada vez un opusino diferente y sin relación entre ellos. La persona se irrita y se extraña –añade María-, de qué individuos a los que no conoce se comporten así. Si lo comenta con alguien cercano, éste no habrá visto nada raro y quedará en ridículo… Si la víctima pregunta al opusino de turno o lo increpa, éste se hará el sorprendido. Así intentarán que la víctima pierda los papeles delante de conocidos...” 

Además, relata María, "denuncias falsas civiles y penales pueden seguir a esta práctica, alegando destrozos en los bienes, dolores y molestias físicas causadas con tecnologías  de radiofrecuencias, microondas, ultrasonidos, etc. Echan insectos por los respiraderos de la casa, malos olores, ruidos resonantes, pitidos, conversaciones en el rellano soltando su nombre de vez en cuando..." Le reclaman deudas y recibos, todos a la vez; vienen a revisar el gas, el ascensor, el edificio, un comercial...;  la víctima, ahora, ya sabe la mala intención que tienen estos criminales pero no puede probar nada y si su salud mental ya está en entredicho se sentirá indefenso... Es entonces -continúa María-,cuando los delincuentes aprovecharán su ventaja para difundir rumores difamatorios y tratarán de forzar una evaluación psiquiátrica, o dos, o tres, hasta que alguna sea “positiva” y su entorno familiar le fuerce a un tratamiento, que es el que consigue los objetivos de deterioro mental buscado y el control del individuo... El asunto lo vienen trabajando desde hace lustros y por lo tanto tienen la trama muy bien montada. La persona sucumbe en lo físico o en lo mental. Si no se deprime o se hace diagnosticar un cáncer "se trabajan" un trastorno delirante con manía persecutoria o lo que haga falta. Esto puede durar muchos años... tienen esclavos suficientes".

Los suicidios de miembros del Opus Dei 

El número de casos de suicidios de miembros del Opus Dei en España crecen a medida que se conocen declaraciones de antiguos miembros, como JJRR, profesor de Filosofía, que se pegó un tiro en Pamplona. O, NG, directivo del Opus en Córdoba, gran deportista, profesor de Física en un Instituto, que se tiró por una ventana de su casa una noche y se dijo que era un caso de sonambulismo. Según parece, está enterrado en el cementerio de Córdoba con una lápida sin nombre... Puede decirse que, en algunos casos, los directivos del Opus tratan de maquillar las circunstancias.


Qué es el Opus. Breve referencia 

El Opus Dei en España controló los gobiernos de los últimos 15 años del dictador Francisco Franco y  se encargó de que el diseño de la transición a la Democracia no enturbiara su estatus e intereses, la conocida como transición modélica, cuyos pilares se basaron en la máxima de Francisco Franco: “Lo dejo todo atado y bien atado”.

El Opus es una oscura organización o prelatura, dentro de la Iglesia Católica, fundada en España en 1928 por un sacerdote aragonés, católico, José María Escrivá de Balaguer. Una organización absolutamente jerarquizada con un líder espiritual, San Josemaría, y un libro de apoyo fundamental, El Camino. Políticamente impone a sus miembros el nacional-catolicismo como ideología y ha tenido vínculos con los gobiernos de extrema derecha en todo el mundo. Si España es la central de Opus Dei en el mundo, la región española de Navarra es el bastión de esta prelatura dentro del país. La Universidad de Navarra, propiedad del Opus Dei, es la preponderante en la región y la Clínica Universidad de Navarra, también del Opus Dei, es una de las más encumbradas a nivel nacional.

Educación o adiestramiento de los numerarios de la Obra de San Josemaría. O el camino más corto hacia la cuarta planta.

Cilicio
Los miembros del Opus Dei son fundamentalmente "numerarios" o "supernumerarios". Los primeros son miembros solteros de dedicación plena, laicos que viven el celibato, la pobreza y la obediencia; usan el cilicio -que fabrican en conventos de monjas- para mortificarse y combatir las tentaciones del sexo; habitan en centros del Opus Dei; se dedican a las tareas internas y son los que mantienen la maquinaria de la Obra en funcionamiento. Entregan todos sus sueldos, bienes y herencias a la organización, que lo invierte en inmuebles bajo la figura de sociedades mercantiles, de las que los socios tienen firmado un vendí de sus acciones, con la fecha y nuevo dueño en blanco. Los segundos están por lo general casados y viven en su propia casa; una vez por semana reciben dirección espiritual de un numerario, se confiesan, dan cuenta de sus metas apostólicas, captación de nuevos miembros, etc. Entregan un porcentaje de su sueldo a la Obra.

Las dos dedicaciones principales del Opus Dei son, por un lado, posicionar a sus miembros en la política, el ejército y los cuerpos de seguridad, la gran banca, los medios de comunicación, la judicatura, y los negocios -utilizando testaferros y sociedades pantalla-. El prelado del Opus depende directamente del Papa, escapando así a la autoridad de los obispos. La segunda es controlar y mejorar una de las redes de centros de enseñanza más prestigiosas del mundo, en donde reclutan numerarios, normalmente antes de, o en la misma Universidad, pues es muy difícil convencer a los adultos. La captación se practica entre niños -14 años-, especialmente entre los hijos de los supernumerarios que son educados en estos colegios.

Según declaraciones de un ex-numerario: “Las casas donde vive la gente están llenas de personas con problemas, deprimidos, que tienen que tomar pastillas constantemente y las mujeres, mayoritariamente ocupadas en funciones auxiliares -aunque tengan titulación universitaria-, están sometidas al dominio jerárquico de los varones. Muchos niños y jóvenes se salen en cuanto pueden empezar a pensar por su cuenta, en cuanto sienten más intensamente las pulsiones sexuales. Pero otros se auto reprimen, se fanatizan y uno de los efectos secundarios son los trastornos psicológicos de tantos chicos y chicas, muchos de los cuales han intentado suicidarse o terminan haciéndolo”.

Stimociver

Breve perfil del inventor del Stimociver, el aparato que estimula emociones y controla el comportamiento.

José Rodríguez Delgado nació en Ronda en 1915. Fue profesor e investigador, con títulos de la Universidad de Madrid en Fisiología y en el Instituto Cajal de Madrid,  célebre por sus investigaciones en la estimulación eléctrica del cerebro. En 1946 recibió una beca de la Universidad de Yale y fue invitado por el prestigioso fisiólogo John Fulton, para unirse al departamento en 1950.

El Stimociver mostrado por su creador

Es especialmente conocido por haber inventado el Stimociver o Estimociver, en la década de los 60 del pasado siglo, aparato que permite la estimulación y registro del cerebro por control remoto en varios canales. Delgado demostró, con enfermos, que la estimulación del cerebro, además de influir en el comportamiento autónomo, somático y motor, puede modificar manifestaciones psicológicas como la ansiedad o la agresividad. Según éste, “la radioestimulación de diferentes puntos de la amígdala y el hipocampo en los pacientes produjo una variedad de efectos, entre ellos sensaciones agradables, alegría, concentración profunda y reflexiva, sentimientos extraños, súper relajación, visiones coloridas, y otras respuestas. Los transmisores del cerebro –añadió- puede permanecer en la cabeza de una persona de por vida. La energía para activar el transmisor cerebral se transmite por medio de radiofrecuencias".

En 1969 vio la luz su libro más conocido, “Control físico de la mente. Hacia una sociedad psicocivilizada”, traducido a varios idiomas y reeditado en varias ocasiones.

Sus investigaciones se centrarían en la fisiología cerebral y la conducta: comunicación del cerebro a través de la piel, retrorradioestimulación automática, actividad unitaria en animales y hombres. Entre las características más meritorias de su trabajo destaca la creación de sus propios métodos experimentales

Fue pionero en la implantación de electrodos y quemitrodos en el cerebro, con el objeto de estimular eléctrica o químicamente específicas zonas del sistema nervioso central, y demostrar así su repercusión en la conducta social del individuo. Demostraría como determinados estímulos podían provocar conductas previsibles y que el miedo, la memoria, el placer, la ansiedad, la agresividad, el dolor o las fobias podían ser inducidos o modificados por estimulaciones eléctricas en el cerebro, lo que se han denominado marcapasos cerebrales.

El grueso de sus investigaciones ha sido financiado por instituciones norteamericanas, sin olvidar el apoyo recibido por el CSIC. Estuvo, además, vinculado a la CIA, donde colaboró en proyectos de control mental durante la Guerra Fía. Fue uno de los científicos más activos del denominado Proyecto Pandora, que consistía en modular voces y sonidos en la cabeza de los soldados mediante la creación de campos electromagnéticos y hacerles perder el control ante una situación de estrés por hallarse en el campo de batalla.

Norteamericanos y españoles denuncian la implantación de chips en la cabeza sin consentimiento.

El Mengele de Franco
Delgado llega a España de la mano del Opus Dei, organización interesada en las neurociencias desde los tiempos de la dictadura franquista, cuando sus miembros tenían el monopolio de los Ministerios franquistas y el control del Gobierno. Llega, según publican algunos medios, tras una denuncia que implicaba a la Universidad de Yale y al doctor Delgado, envueltos en un escándalo por una mujer y varias acusaciones de personas que les acusaban de haberles implantado chips en la cabeza clandestinamente. Así las cosas, el ministro español vinculado al Opus Dei, Villar Palasí, le ofreció hacerse cargo de un equipo de investigación en la Universidad Autónoma de Madrid.

Finalmente, decir que algunos ex-miembros del Opus Dei afirman que esta organización de la iglesia católica ha continuado sus investigaciones y experimentos.  De hecho, el ex-numerario, José Ramón Martínez Robles, envió al expresidente del gobierno español, Rodríguez  Zapatero,  una carta denunciando que el Opus Dei le había implantado un chip en la cabeza mientras estudiaba en uno de sus colegios y que le hacía oír voces internas: "recuerdo  una mañana que me levanté con un dolor muy extraño en la cara, detrás de la nariz. Este dolor extraño me duró bastante tiempo, semanas. Poco tiempo después, cuando dejé los estudios de veterinaria, ya en Granada, comencé a escuchar voces en mi cabeza. Decían cosas como ‘te vas a enterar de lo que es la Obra’… en ocasiones cuando me despertaba, oía en mi cabeza  ‘empieza a grabar que ya se despierta’…"

Por supuesto, desde la clínica navarra se niegan estas acusaciones. Sin embargo, como ya imaginarán, ninguna persona ajena a la Obra puede desmentir con hechos probados los testimonios de los ex miembros del Opus Dei.



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