1º.- Las religiones son hipótesis sobre la creación del mundo y la existencia de los hombres.
Esas hipótesis han sido declaradas absurdas por la conciencia y comprobada su inexactitud por la ciencia.
Las religiones han servido para que unos hombres engañen y exploten -y hasta torturen y maten- a otros hombres.
Por eso los anarquistas somos irreligiosos.
2º.- El trabajo, en sus dos formas, manual e intelectual, es el creador de todo cuanto existe.
La apropiación que los que no producen nada -propietarios, capitalistas, políticos, sacerdotes, militares, etc- hacen de la mayor parte del producto de los obreros del músculo, es una iniquidad, una injusticia, un robo.
El capital es trabajo acumulado, mejor dicho, es trabajo no retribuido a los productores de ayer, de hoy y de siempre.
Los anarquistas protestamos contra esa explotación inicua y aspiramos a un régimen social en el cual no haya explotadores ni explotados y en el que sea reintegrada a la humanidad la riqueza de origen social que colectivamente detentan los llamados capitalistas.
3º.- El Gobierno es un organismo improductivo, que consume y no crea nada, y cuya única misión consiste en asegurar el privilegio de los capitalistas, de explotar a los productores.
Así, manteniendo ese privilegio, se aprovecha él igualmente de los beneficios de la producción, haciendo más angustiosa aún la vida de los productores.
Por ser, pues, inútil para el florecimiento de la vida, en sus fases material, moral, intelectual y artística, somos los anarquistas enemigos del Gobierno, al par que por servir únicamente para mantener la explotación capitalista.
4º.- Siendo la política un semillero de ambiciones y no aspirando los políticos a otra cosa que no sea sustituirse unos a otros en los empleos públicos, recurriendo para ello a todos los recursos, hasta los más innobles y brutales, los anarquistas nos declaramos antipolíticos.
5º.- La ley no impide los delitos, estos se producen a pesar de ella; y cuando la ley no es eludida hábilmente por la fuga del delincuente o por la venalidad de policías, jueces, carceleros y gobernantes, tan solo sirve para castigar ferozmente a los llamados criminales.
Covencidos de que las leyes sólo tienden a favorecer el privilegio de los parásitos sociales -políticos, gobernantes, capitalistas, curas, etc- y de que ellas no impiden la delincuencia, y convencidos de que el delito tiene sus causas en la miseria y escasa ilustración del pueblo y en factores de orden fisiológico que la ley es incapaz de de modificar, los anarquistas nos declaramos adversarios de toda legislación.
6º.- La patria es una creación arbitraria de los gobernantes.
El hombre no elige el punto de su nacimiento y lo mismo crece en las heladas regiones de Groenlandia que en las tórridas del Ecuador. La división de la Tierra en nacionalidades no responde a ningún fin práctico y crea, en cambio, un valor moral que es perfectamente inmoral.
El nacer aquí o allá no es una razón para odiar y considerarse enemigo del que nació en otro punto, así como tampoco es una razón para amar a los hombres que han nacido en la misma región y que, a lo mejor, nos pueden ser más antipáticos y perjudiciales que los nacidos a centenares de leguas de distancia.
No tenemos motivo alguno para aborrecer a los japoneses , y en cambio lo tenemos muy grande para odiar al gobernante de nuestro país que nos oprime y al patrón que nos explota.
No respondiendo a nada necesario, práctico y útil la división del mundo en patrias, y siendo al revés, causa de conflictos, guerras y semillero de odios, los anarquistas proclamamos la abolición de las patrias para que los hombres todos se consideren como lo que son: miembros de una misma especie, cuya nación es la Tierra.
SÍNTESIS
Los anarquistas queremos una sociedad en que cada hombre se gobierne a sí mismo y en el que los medios de producción estén al alcance de todos los hombres.
Anarquía es la vida libre, sin que política, moral ni económicamente un hombre predomine sobre otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario