Una nueva era de esclavitud e inoperancia intelectual

 
En estos momentos históricos que nos está tocando vivir, o mejor dicho sufrir, la respuesta social vuelve a encaminarse por la senda del conformismo y la delegación de responsabilidades intransferibles. Parece que tantas décadas de parlamentarismo no han servido de escarmiento a la población, la única respuesta "inteligente" al masivo robo de quienes deberían ser administradores en lugar de beneficiarios, no es otra que confíar en otros que dicen venir a solucionar los problemas de todos. La situación actual, en este S. XXI que ha alcanzado un nivel tecnológico impensable hace tres décadas, todo ese acervo científico, no es utilizado por el bien de la humanidad, sino que esa tecnología es usada en contra de la mayoría de la población, hasta el punto de hacer creer lo increíble a una masa ciega o que prefiere no ver; no conocer, que se desprecia a sí misma y deja que otros "más listos" decidan por él.
 
La riqueza de la humanidad siempre se basó en el trabajo colectivo, cada uno tenía su oficio y de esta manera todos aportaban algo que servía a todos; todos aportaban, todos trabajaban, todos comían. Sin embargo, en nuestra era tecnológica, el dinero, o mejor dicho, la riqueza, no se produce con sudor, se genera a través de pantallas de ordenador por personas que padecen de hemorroides crónica porque siempre están sentados. De ello resulta que los explotadores ya no necesitan el músculo de los obreros, incluso les estorban a la hora de tener que compartir con ellos los escasos recursos naturales no renovables que aun quedan en la Tierra. Por lo que el plan consiste en llevar a la humanidad hasta la Edad Media mientras que los gerifaltes no conocidos por nadie y sus familias viven ya a mediados del S. XXI. Para ello es imprescindible mantener el crecimiento cero y contener las previsibles revueltas sociales con reparto del trabajo laborando medias jornadas o menos, militarizando a la perrera estatal y abonando la esperanza en un mañana mejor por especialistas muy preparados (para mejor jodernos) y que saben mantener la zanahoria a la justa distancia para que el burro nunca llegue a alcanzarla.
 
Esta situación en la que nos encontramos no responde ni mucho menos a la casualidad, todo está calculado milimétricamente, no se deja un detalle al azar. La falsa crisis, la apertura de todos los cajones de mierda de la mafiocracia, un sistema que solamente funciona a través del engaño, la amenaza o directamente la agresión, que utiliza todo nuestro milenario acervo intelectual en bien de las multinazionales y de unos pocos "tocados por el Dedo de Dios", sabe muy bien hacia donde dirige sus pasos, a una nueva era de esclavitud e inoperancia intelectual de toda la especie humana tras la cual solamente sobrevivirán los más degenerados.
 

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