Grigor Balkanski - El fascismo ayer y hoy [Prólogo de Federica Montseny] Pdf





No es ciertamente, un mórbido deseo de evocar los horrores del fascismo y del nazismo lo que guía a los autores de este folleto a rememorar la histórica de un pasado por desdicha inconcluso. Es, por el contrario, la inquietud presente ante el encrespamiento internacional del fascismo lo que fuerza, a recordar a las generaciones presentes, nacidas luego de aquellos años terribles, que el peligro está ahí de nuevo, escondido en la sombra y bajo la protección, más o menos abierta, de unos gobiernos que no vacilarían en usar los métodos fascistas para impedir que los pueblos sometidos a su férula tomen decididos el camino de la revolución.


Ya el fascismo, nacido en Italia con apoyo del gran capitalismo, asustado por la revolución rusa que el temía ver desparramada por todo el mundo, encontró terreno abonado merced a la gran crisis de los años 1930. El paro forzoso, la inflación y los cracs financieros consecutivos creando un descontento popular y dejando sobre el arroyo a las grandes masas humanas sin empleo ni ideal alguno, facilitaron a Hitler y a sus imitadores de otros países, las tropas utilizadas para empujar la empresa liberticida del fascismo y del nacionalsocialismo que debía conducir a la guerra de 1939-1945. 


Ello fue la matanza general en campos de batalla, los hornos crematorios, la destrucción sistemática de toda fuerza revolucionaria, más el pillaje seguido de exterminio de los judíos de muchos países con el fin de apoderarse de sus riquezas y desviar hacia el racismo el desorden y la exasperación de las masas, desorientadas y frustradas en su deseo de vida.


Si evocamos esa tragedia moderna si creemos necesario analizar y explicar esa no lejana y pavorosa historia, es porque, nuevamente, las condiciones depresivas que permitieron la instalación del fascismo en Europa y parte de América, están otra vez al orden del día.


Alguien alienta cuidadosamente la existencia de pequeños movimientos ultrarreaccionarios cuales el Front National francés (transfiguración del antiguo, Ordre Nouveau); el Ordine Nuovo en Italia, el neonazismo en Alemania, los Guerrilleros de Cristo Rey en España, los Tacuara en Argentina, el Escuadrón de la Muerte en el Brasil, y otras tantas manifestaciones típicamente fascistas, a fin de que, según el giro que pudieran tomar los acontecimientos, esas nefastas entidades pudieran engrosarse rápidamente y convertirse al instante en fuerzas mercenarias al servicio de la reacción, embrión de una nueva toma del Poder a la manera de Chile, Argentina, Uruguay, y con temor de que ese nefasto suceso se renueve en Italia.


La propia Francia, creyendo ser cuna de la democracia, podría ser presa del fascismo. No faltan en ella personajes de alta alcurnia mejor dispuestos para un sistema ultra autoritario que para un régimen de democracia verdadera. El fascismo, o los elementos artífices del mismo, poseen enormes sumas de dinero. En todo tiempo han podido sostener espléndidamente a agentes malévolos dispuestos, a favorecer los movimientos absolutistas. No sin una cierta sorpresa nos hemos enterado, al leer este estudio que S.I.A. pone a disposición de la juventud que ignora y a los maduros cortos de memoria, que José Antonio Primo de Rivera, el Ausente reverenciado por toda la jauría falangista española, saludado como el protomártir de un «Glorioso Movimiento, el héroe y Gran Caballero de la Cruzada», no que más que un vulgar agente del fascismo italiano, contratado por los servicios secretos de Mussolini que valorizaban el servicio mercenario de José Antonio con un aporte de 50.000 liras mensuales.


Cuando ese pícaro de lujo, «,play boy» de la sociedad española, salido de una familia rica, hijo del que fue dictador Miguel Primo de Rivera, aceptando una paga inconfesable se acreditaba como elemento contratado, cabe preguntar cuántos y cuántos agentes de la misma catadura y con menos recursos existieron ayer y existen hoy sugiriendo y preparando nuevos movimientos neo-fascistas en todo el mundo.


No. Este folleto no representa sólo una evocación del pasado. Es, sobre todo, un sobreaviso para preservar el porvenir. Un recordatorio de lo que fue, para evitar que los regímenes nazifascistas vuelvan a renacer.


Porque el fascismo no ha muerto. Ni morirá mientras existan las fuerzas capitalistas decididas a recurrir a él para desmantelar, para destruir, para impedir la revolución mundial; acontecimiento que, esta vez con las experiencias de las revoluciones rusa y española, tomaría una más grave e inteligente dirección. No sería una simple toma del Poder por un partido como lo fue en el caso de Rusia en 1917; muy al contrario: sintetizaría una transformación profunda de las estructuras y de las concepciones sobre las cuales se cimenta la sociedad jerárquica y autoritaria que los bolcheviques en Rusia han perfeccionado y consolidado en lugar de destruirla.


Para impedir que los pueblos encuentren al fin el camino conducente a la emancipación verdadera, todos los partidarios del Estado, de la jerarquía y de la autoridad, se han tendido y seguirán tendiéndose la mano.


Lo que fue posible durante los trágicos años 30 del siglo presente, lo es aún en los momentos que atravesamos. Chile es la prueba. Que las lecciones del pasado, que la experiencia de hombres y mujeres que la vivieron y sufrieron, sirva hoy para evitar que nuevamente las conquistas de la clase obrera y del mundo progresista sean aniquiladas y el espíritu humano vencido y humillado.


Esta es la idea matriz de los autores de este opúsculo, de los beneméritos editores de S.I.A., este organismo de ayuda y solidaridad que desde 1938 sostiene la lucha del antifascismo acentuándose, ahora, en alertar a los pueblos contra el peligro totalitario que de nuevo les amenaza.


  FEDERICA MONTSENY



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