Publicado el 04/13/2009 en http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/10359
Nadie o casi nadie ignora que el tema de la llamada “Memoria Histórica” se ha vuelto, desde hace algunos años, de actualidad en los medios informativos nacionales. Aunque esta “actualidad” no significa que el tema les interese realmente y mucho menos que quieran convertirlo en un verdadero debate público. La verdad es que, más allá de su interés por “cubrir la actualidad informativa” y justificar su “neutralidad informativa”, la mayoría de estos medios lo ha enterrado rápidamente. Esta me parece ser una de las razones por las que el tema no apasiona a la inmensa mayoría de los españoles, aunque la excusa sea que “hay hoy muchos otros temas más urgentes y más vitales” para ellos y el conjunto de los españoles. Y, efectivamente, tienen razón; pues no es sólo en lo que concierne a la situación laboral y al ejercicio de las libertades democráticas sino inclusive en lo que concierne a la degradación del medio ambiente, por culpa de un sistema de desarrollo capitalista que pone en gran riesgo nuestra propia supervivencia, que deberíamos preocuparnos y movilizar nuestra acción.
Y ya se supondrá que no me refiero a todos esos españoles (y españolas, por supuesto) que pasan de todo y sólo se preocupan de lo que ellos llaman “vivir bien” sino a cuantos manifiestan, de una u otra manera, preocupaciones sociales y militan en partidos, organizaciones o sindicatos que se pretenden de izquierda, incluyendo los libertarios. Cierto es que debemos preocuparnos y movilizar nuestra acción en todos esos frentes; pero la cuestión es que esas situaciones más urgentes y más vitales no han surgido de la nada, y que si las analizamos seriamente descubriremos que en gran medida son consecuencia del pasado y de como ese pasado sigue condicionando nuestro presente.
Conocer lo que fue ese pasado me parece pues imprescindible para comprender cómo se ha llegado hasta aquí y por qué es tan difícil hoy luchar contra el Estado y el Capital. De ahí que, en tanto que libertarios, no me parezca antinómico preocuparse y movilizar nuestra acción en todas esas luchas y, al mismo tiempo, hacerlo también para recuperar la memoria histórica de lo que fue la lucha revolucionaria contra el fascismo durante los tres años de guerra y los cuarenta de dictadura franquista. No, no creo que sea una pérdida de tiempo y de energías el recuperar esa memoria del olvido o la deformación en que el Estado y todos los autoritarios han hecho todo lo posible por encerrarla. Y no sólo para que las nuevas generaciones puedan conocer el por qué y el cómo de la lucha de los libertarios en ese pasado, y así rehabilitar a cuantos tuvieron que soportar represión por ello, sino también para poner en evidencia lo que fue la Transición y lo que es la Democracia surgida sin discontinuidad institucional de la Dictadura. ¡Una Democracia que treinta años después sigue aún validando las sentencias franquistas!
Estos objetivos son los que creo hemos perseguido todos los libertarios que hemos participado en este proceso de recuperación de la memoria histórica. Inclusive cuando, al principio del proceso, se apoyó la presentación, por las familias de Francisco Granado y de Joaquín Delgado, de un Recurso de Revisión del consejo de guerra que en 1963 condenó a muerte a nuestros dos compañeros. No se pretendía obtener la revisión de ese juicio sino utilizar el Recurso como medio para denunciar y evidenciar la vergonzosa contradicción de esta Democracia que seguía y sigue aún reconociendo legalidad a los tribunales represivos de la Dictadura. Y es por ello que denunciamos y continuamos denunciando la cobarde e infame Ley de “Memoria Histórica”. No porque los libertarios creyéramos poder obtener justicia a través de las leyes sino porque esa Ley evidencia la cobardía y la infamia de que son capaces los que nos gobiernan, aunque se llamen socialistas. Esa Ley es cobarde e infame porque, entre otras cosas, no anula las sentencias franquistas y porque establece una escandalosa discriminación entre las víctimas de la represión que perdieron la vida antes de 1968 y las que la perdieron después. No es sólo porque los políticos han demostrado una vez más su inconsecuencia ideológica que los
libertarios debemos denunciarlos sino porque es un deber ético no hacernos cómplices de tal cobardía y de tal infamia.
Octavio Alberola es anarquista. Nació en España, en Alaior, Islas Baleares, en 1928. Hoy reside en Perpignan, Francia. En 1939 llega a México con sus padres. A partir de ese momento comienza su militancia anarquista. Actúa en las Juventudes Libertarias y en la CNT española en México. En 1962 forma parte de la organización clandestina “Defensa Interior” constituido por el Movimiento Libertario Español con posterioridad al congreso de la CNT de 1961.En la actualidad participa del “Grupo por la revisión del proceso Granado‐Delgado” que, desde 1998, está exigiendo la anulación de las sentencias franquistas. También integra los “Grupos de Apoyo a los Libertarios y Sindicalistas Independientes en Cuba”, GALSIC. Incansable, también colabora con otras iniciativas libertarias en Europa. Es un hombre lleno de historias, escritas en una trayectoria de vida libertaria agitada e intensa.
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