Chernóbil 33 años después. [Descargar serie HBO por torrent]



La Noria preparada en Prípiat para celebrar el 1º de Mayo, efemérides que nada tiene que ver con el totalitarismo bolchevique, como así se demostró.

L@s niñ@s que deberían haber paseado plácidamente en esta Noria -testigo mudo, pero incontestable de la ignominia bolchevique- solamente le deben a la URSS el haber sido expuest@s al mayor veneno habido en la Tierra.


—Yo soy testigo de Chernóbil…, el acontecimiento más importante del siglo XX, a pesar de las terribles guerras y revoluciones que marcan esta época. Han pasado veinte años de la catástrofe, pero hasta hoy me persigue la misma pregunta: ¿de qué dar testimonio, del pasado o del futuro? Es tan fácil deslizarse a la banalidad. A la banalidad del horror… Pero yo miro a Chernóbil como al inicio de una nueva historia; Chernóbil no solo significa conocimiento, sino también preconocimiento, porque el hombre se ha puesto en cuestión con su anterior concepción de sí mismo y del mundo. Cuando hablamos del pasado o del futuro, introducimos en estas palabras nuestra concepción del tiempo, pero Chernóbil es ante todo una catástrofe del tiempo. Los radionúclidos diseminados por nuestra Tierra vivirán cincuenta, cien, doscientos mil años. Y más. Desde el punto de vista de la vida humana, son eternos. Entonces, ¿qué somos capaces de entender? ¿Está dentro de nuestras capacidades alcanzar y reconocer un sentido en este horror del que seguimos ignorándolo casi todo?

Svetlana Alexievich


Prometieron el paraíso de la Humanidad y nos legaron la mayor puerta al infierno por milenios...


El 26 de abril de 1986 explotó el Reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania), provocando la mayor emisión de radioactividad jamás conocida, unas 500 veces la producida por las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas. 33 años después, el Leviatán dormido podría despertar si no se toman las medidas adecuadas. 


La construcción de la central se terminó en 1983 y constaba de 4 reactores gemelos BRMK de 1000 MW de potencia por unidad.  Fue "bautizada" con el nombre Vladímir Ilich Uliánov (Lenin), el que originó la iniquidad que condujo hasta este crimen contra toda la humanidad llamado "Accidente de Chernóbil". Se vendió en su momento como un gran logro soviético, tanto por su funcionalidad como por su supuesta seguridad. Por aquel entonces, B. Semonov ostentaba el cargo de director del Departamento de Seguridad de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), él aseguró rotundamente la fiabilidad del reactor que explotó,  escribió en el Boletín de la OIEA publicado en junio de 1983 que "un accidente serio con pérdida de refrigerante es prácticamente imposible en las centrales del tipo BRMK".


Sala de Control Nº 1. Idéntica a la de la 4ª


Todo comenzó en la noche del 25 al 26 de abril de 1.986 a través de un experimento realizado con el Reactor 4. El objetivo del mismo era comprobar cuanto tiempo podía generar electricidad una turbina a la que se hubiese cortado el flujo de vapor. Para ello los técnicos bajaron la potencia del reactor. Dicha bajada de potencia conllevaba la posibilidad de que los sistemas automáticos de protección del reactor entraran en funcionamiento y detuvieran la experiencia, por lo que los operarios de la planta desconectaron sistemas vitales de seguridad. En medio de la experiencia se produjo una súbita elevación de potencia que provocó la fragmentación del combustible, una generación masiva de vapor y la reacción del agua de refrigeración con el zirconio de las vainas de combustible produciendo un gas muy inflamable: el hidrógeno. Los gases formados rompieron por presión las estructuras tanto interiores como exteriores del reactor y propiciaron la fuga de hidrógeno que dos o tres segundos después provocó una tremenda explosión al reaccionar con el oxígeno atmosférico. Los sistemas de contención y el techo del reactor saltaron en pedazos, encontrándose fuera del edificio bloques y fragmentos de grafito y de combustible provenientes del núcleo del reactor. 




Las explosiones liberaron a la atmósfera grandes nubes de gases radioactivos y residuos en un radio de 7 a 9 kilómetros. Alrededor del 30% de las 190 toneladas de combustible del reactor se distribuyeron sobre el edificio del reactor y las áreas colindantes y alrededor del 1-2% fue expulsado a la atmósfera. El inventario de los gases radiactivos del reactor fue publicado entonces. El fuego resultante, alimentado por 1.700 toneladas de moderador de grafito, duró ocho días. Dicho fuego fue la principal causa de la extrema gravedad del desastre de Chernóbil.


Los informes de la AIEA y la OMS no mencionan estas amplias fichas de datos sobre la contaminación en Europa que realizó en su momento la Comisión Europea. No se dan explicaciones sobre las "razones" de la omisión. Además, los informes de la AIEA y la OMS no tratan sobre las dosis de deposición y radiación en otros países que no sean Bielorrusia, Ucrania y Rusia. Si bien es cierto que en estos países tuvieron lugar deposiciones muy importantes, la omisión de cualquier tipo de examen de la contaminación radioactiva proveniente de Chernóbil en el resto de Europa y el hemisferio norte es cuestionable.


Reactor Nº 2 de Chernobyl. Idéntico al Nº 4


A consecuencia de la explosión inicial murieron en el acto dos trabajadores que se encontraban próximos al reactor. Además, las pilas de grafito empezaron a arder (se calcula que llegó a hacerlo el 10%) amenazando con propagar el incendio a los restantes reactores nucleares de la planta, derritiendo parte del núcleo y dispersando las partículas radiactivas existentes en él. Los bomberos que estaban de retén en la unidad número dos se enfundaron sus trajes y se dirigieron al grupo 4 siniestrado. El espectáculo que presenciaron resultó dantesco. La instalación estaba envuelta en llamas gigantescas con colores que abarcaban todo el espectro del arcoíris. Se inició así una desesperada lucha que había de prolongarse durante tres o cuatro días para apagar el incendio y evitar que el fuego se propagara hasta la unidad tres de la central nuclear.



Liquidadores en el techo del reactor siniestrado



Los bomberos se hundían en el asfalto de la central, que se había vuelto una masa parecida a la lava incandescente. Algunos permanecieron durante horas sobre el techo de la central intentando detener el fuego -que ya había llegado al techo del reactor número tres-, absorbiendo así ingentes cantidades de radiación. Nunca antes en la historia de la Humanidad se habían dado estas condiciones, ni siquiera en Hiroshima o Nagasaki. Sometidos al calor, al humo asfixiante y a las altas dosis radiactivas aguantaron más allá del heroísmo e impidieron que la tragedia adquiera proporciones mucho mayores, continentales, mundiales. 


Lo primero era apagar en el menor tiempo posible el incendio que dispersaba más y más materiales radiactivos y amenazaba con llegar a otros reactores, evitar que el núcleo fundido entrara en contacto con las aguas subterráneas y multiplicara por diez la dimensión de la tragedia, y atajar en lo posible la contaminación de las aguas de abastecimiento humano. Se corría el riesgo de contaminar el Dniéper y con ello el Mar Negro, lo que a su vez llevaría la catástrofe hasta el Mar Mediterráneo y a través de él al resto del planeta.


Central de Windscale
Para apagar el incendio no era posible repetir la experiencia del grafito de Windscale (Gran Bretaña) en 1957. No podía disponerse de las ingentes cantidades de agua que entonces se usaron. Una cantidad menor de ella sólo hubiera contribuido a empeorar la situación al reaccionar el grafito al rojo y producir hidrógeno que podía provocar nuevas explosiones. Así que se recurrió a una solución imaginativa. Se preparó para ello una mezcla de 40 Tm de Carburo de Boro, 800 de Dolomita, 1800 de arena y arcilla y 2400 de Plomo. La función del Carburo de Boro era absorber neutrones y detener la reacción nuclear en cadena; la Dolomita permitía una adecuada disipación del calor y generaba Dióxido de Carbono en caso de descomponerse que ayudaba a apagar el fuego; la arena y la arcilla retenían los aerosoles y contribuían a la detención del incendio; finalmente el plomo fundiría absorbiendo el calor y una vez fundido taponaría fisuras para evitar la emisión de sustancias radiactivas, reduciendo así la radiación directa. Estas sustancias se arrojaban desde helicópteros que, desafiando al fuego, a la falta de visibilidad provocada por el humo y la radiactividad, sobrevolaban la planta. Esta tarea se desarrolló entre los días 27 de abril y 10 de mayo siendo más intensa en los primeros cinco días. 


Si no se arrojó más cantidad de sustancias para apagar el fuego fue porque se temía que el peso junto con el calor del núcleo rompiera la losa sobre la que estaba el reactor y se contaminaran las aguas subterráneas. Para ello fue preciso eliminar el agua de la piscina que había debajo del reactor y cavar un túnel de 135 metros de largo a 5.4 metros de profundidad. Este túnel una vez llenado de cemento encerraría todo el reactor evitando que la radiactividad usara esa vía de escape. En un principio los técnicos dispusieron equipos refrigerantes para aliviar el calor del núcleo. Esta urgente obra se realizó por primera vez en la historia con 400 trabajadores en turnos de tres horas para "evitar sufrir daños irreparables", cosa que solamente determinó el azar y la propia autoprotección.


Gracias a la excepción que confirma la regla, Murphy tuvo que callar en esta ocasión y no llovió hasta el 20 de mayo, cosa que habría empeorado la situación en alto porcentaje. Para esa fecha se habían construido 7.5 km de diques en las riberas del río Prípiat con la ayuda de bulldozers y se cubrieron de polietileno. Con ello se evitó que las aguas del Prípiat que abastecían a Kiev, con más de 3.000.000 de habitantes, se contaminaran gravísimamente, por siglos o milenios.


Prípiat en 2017


Otro de los grandes problemas a que tuvieron que enfrentarse las autoridades soviéticas fue la evacuación de las poblaciones directamente afectadas por el accidente. Después del cúmulo de inexactitudes y errores que se publicaron sobre el hecho hoy tenemos una idea bastante exacta de lo ocurrido. Parece ser que el mismo día 26 fueron evacuadas las personas que vivían en la residencia para operarios a 1,6 km de la central. Unas mil familias fueron evacuadas usando medios locales de transporte a través de un portón tendido sobre el río Prípiat para huir de la zona más contaminada sin atravesar la pluma radiactiva. Al mismo tiempo, en Kiev y los alrededores se requisaron 1.100 autobuses conducidos en parte por voluntarios. Esto permitió que 36 horas después del accidente fueran evacuadas cincuenta mil personas que vivían en un área de 30 kilómetros en torno a la central. El núcleo principal era la ciudad satélite de Prípiat con unos veinticinco mil habitantes que se evacuó en tres horas. Muchos de ellos fueron desalojados de sus casas en contra de su voluntad y el ejército hubo de emplearse con contundencia. Los animales domésticos y de labranza fueron sacrificados. Se formaron caravanas de más de 30 km de longitud.


Finalmente fue desalojada la ciudad de Chernobyl, con algo más de 40.000 habitantes, que se encontraba en el límite de los 30 km. Este desalojo se produjo seis días después del accidente y se tardó más de tres días. Esta ha sido la principal crítica que se ha vertido sobre las autoridades soviéticas: la demora en evacuar Chernobyl. Para atender a estas personas se contó con unos 1300 médicos y dosimetristas y 300 ambulancias para desplazar a los irradiados al hospital.


Del cóctel de radionucleidos que fueron liberados, los más significativos fueron los productos de fisión yodo-131, cesio-134 y cesio 137. El yodo-131, con su corta vida media radioactiva de ocho días tuvo un gran impacto radiológico a corto plazo debido al efecto de la dosis en el tiroides. El cesio-134 (con una vida media de 2 años) y el cesio-137 (con una de 30 años) tuvieron mayor impacto radiológico a medio y largo plazo. Todavía hay cantidades relativamente pequeñas de cesio-134, pero durante las dos primeras décadas tras 1986 ha sido un gran contribuyente a las dosis.


Durante décadas, el interés seguirá centrándose en el cesio-137, con atención secundaria en el estroncio-90, que es de mayor importancia en áreas cercanas a Chernóbil. A largo plazo (de cientos a miles de años), los radionucleidos de interés continuado serán los productos de activación, incluyendo los isótopos de plutonio, neptunio y curio. Sin embargo, se espera que las dosis generales de estos productos de activación sean pequeñas, en comparación con las dosis del cesio-137. Los autores del informe del OMS han reevaluado los porcentajes de los inventarios iniciales del reactor del cesio- 137 y del yodo-131 que fueron liberados al medio ambiente. Han concluido que las cifras oficiales subestiman las cantidades liberadas en un 15% (en lo que refiere al yodo-131) y en un 30% (en el caso del cesio-137).


Durante el periodo de 10 días de máxima liberación en Chernóbil, los radionucleidos volátiles fueron continuamente descargados y dispersados por muchas partes de Europa y después por todo el hemisferio norte. Por ejemplo, concentraciones relativamente altas de contaminación radioactiva fueron medidas en Hiroshima (Japón), a más de 8.000 km de Chernóbil. Un amplio estudio sobre la contaminación por cesio-137 de Chernóbil fue realizado en los noventa auspiciada por la Comisión Europea. Las más amplias concentraciones de nucleidos volátiles y partículas de combustible se dieron en Bielorrusia, Rusia y Ucrania. Pero más de la mitad de la cantidad total del inventario volátil de Chernóbil fue depositado fuera de estos países.



Todos tenemos los mismos recuerdos. Compartimos la misma suerte. En cambio en todas partes, en cualquier otro lugar, somos unos extraños. Unos apestados. Ya nos hemos acostumbrado a que nos llamen «gente de Chernóbil», «evacuados de Chernóbil» 

Nadezhda Afanásiervna, habitante del poblado urbano de Jóihiki (Alexiévich, 2015, p. 323).


Los datos


Rusia, Bielorrusia y Ucrania recibieron las más altas cantidades de contaminación radioactiva, pero la anterior Yugoslavia, Finlandia, Suecia, Bulgaria, Noruega, Rumanía, Alemania, Austria y Polonia cada una recibieron más de un petabecquerel (1015 Bq o un millón de mil millones de becquerels) de cesio-137, es decir, una cantidad muy grande de radioactividad. En términos geográficos, unos 3.900.000 km2 en Europa resultaron contaminados por cesio-137 (más de 4.000 Bq/m2), lo que equivale al 40% de la superficie de Europa. Curiosamente, esta última cifra no aparece publicada y nunca ha alcanzado la conciencia de los europeos. Además, 218.000 km2, cerca del 2,3% de la superficie de Europa, quedó contaminada a un nivel mucho más alto (superior a 40.000 Bq/m2 Cs-137). Esta es el área citada por la AIEA, la OMS y el UNSCEAR (Comité científico de las Naciones Unidas para estudiar los Efectos de las Radiaciones Atómicas), lo que demuestra que han sido especialmente selectivos en su informe.


En términos de superficie, Bielorrusia (con el 22% de su superficie) y Austria (con un 13%) fueron los países más afectados por los altos niveles de contaminación. Otros países se vieron seriamente afectados; por ejemplo, más del 5% de Ucrania, Finlandia y Suecia quedaron contaminadas con altos niveles (> 40.000 Bq/m2 de cesio-137). Más del 80% de Moldavia, la parte europea de Turquía, Eslovenia, Suiza, Austria y la República Eslovaca quedaron contaminadas con niveles inferiores (> 4.000 Bq/m2 de cesio-137). Y el 44% de Alemania y el 34% del Reino Unido quedaron afectados en similar manera.


Los renos de Finlandia continúan acumulando gran cantidad de cesio-137 a través de su dieta a base de musgos y líquenes.


En muchos países, en 2006, todavía se daban las órdenes de restricción en lo que atañe a la producción, transporte y consumo de comida aun contaminada por la nube radioactiva de Chernóbil. Ello evidencia la conducta criminal de los dirigentes bolcheviques, los cuales tardaron 36 horas en evacuar a la población que se encontraba justo al lado de la central, la de Prípiat. Veamos:


• En el Reino Unido 350 granjas en una superficie de 750 km2 y 200.000 ovejas siguen bajo restricciones.


• En partes de Suecia y Finlandia, en lo que refiere a animales en medios naturales o cuasi-naturales, incluyendo los renos, que siguen contaminadas.


• En ciertas regiones de Alemania, Austria, Italia, Suecia, Finlandia, Lituania y Polonia los animales salvajes (incluyendo jabalís y ciervos), las setas y bayas salvajes y los peces carnívoros de los lagos alcanzan niveles de varios miles de Bq por kg de cesio-137.


• En Alemania, los niveles de cesio-137 en los músculos de los jabalís alcanzaron 40.000 Bq/kg.


Los niveles medios son de 6.800 Bq/kg, más de diez veces el límite de la UE de 600 Bq/kg. La Comisión Europea no espera ningún cambio a corto plazo. Ha anunciado: “Las restricciones a ciertos tipos de comida de ciertos estados miembros permanecerán aún por muchos años”.


La estimación publicada más creíble de la dosis colectiva para todo el mundo de la radioactividad de Chernóbil es de 600.000 siéverts persona, lo que convierte a Chernóbil en el peor accidente nuclear por un margen considerable. 


La superficie total europea contaminada por el cesio-137 con un nivel superior a 37 kBq/m2 fue de unos 144.000 km2, equivalente a la tercera parte de la España peninsular. A raíz del accidente, la superficie total de tierras cultivadas, contaminadas por cesio-137 con densidad superior a 37 kBq/m2, es de 1,6 millones de hectáreas. El otro gran integrante de la nube radiactiva es el Yodo-131, con un periodo de desintegración de 8 días, que se concentra en la glándula tiroides, sobre todo durante la infancia y pubertad. Los índices de cánceres de tiroides se multiplicaron casi por 300 en las zonas contaminadas a los pocos años del accidente. El exceso de cánceres de tiroides en menores de 18 ascendió a unos 4.000 y se espera que se produzcan algunos miles más.


La contaminación por Estroncio 90 es más local, pues se trata de una sustancia menos volátil. Este nucleido se parece al Calcio y se acumula en los huesos. Como resultado pueden aparecer varios tipos de cáncer de huesos y de médula. El nivel de contaminación del suelo por el estroncio-90 por encima de 5,5 kBq/m2 se detectó en una superficie de 21.100 km2. 


El Plutonio es el elemento más tóxico que se liberó en el accidente. Se trata de un elemento artificial, solamente producido en los reactores nucleares, que tiene una vida media de unos 24.700 años, y que en el organismo juega el papel químico del hierro, por lo que es absorbido por los glóbulos rojos y los músculos. Esto puede provocar trastornos en la sangre como leucemia, linfoma, mieloma y otras formas de cáncer. La contaminación del suelo por isótopos de plutonio por encima de 0,37 kBq/m2 abarca casi 4.000 km2. En la zona de exclusión, un radio de 30 km en torno a la central, el contenido de plutonio en el suelo es de 3,7 kBq/m2. Los niveles más altos de isótopos de plutonio en el suelo se han registrado en la aldea de Masany de la comarca de Joyniki (a 12 km de la central), con niveles superiores a 111 kBq/m2.


Los efectos sobre la salud de esta liberación de sustancias radiactivas probablemente no se conozcan nunca con exactitud, dada la enorme dispersión de la contaminación -que se detectó hasta Japón- y las dificultades que las agencias encargadas interponen. De hecho existen grandes discrepancias entre los informes emitidos por la OMS y el OIEA, que emiten informes conjuntos consensuados sobre catástrofes nucleares desde 1958, y otras fuentes. Existe la dificultad de estimar las dosis colectivas que ha recibido la población y, además, muchos de los cánceres tardan entre 20 y 60 años en incubarse.


Los "Liquidadores"


«Chernóbil ha destruido el imperio». Ha sido la prueba que nos ha liberado del comunismo. De las proezas…, de las hazañas más parecidas a un suicidio…, de las ideas horrorosas. Ahora ya lo comprendo. Proeza es una palabra inventada por los gobernantes para personas como yo. Pero yo no tengo nada más, nada más que esto. Yo he crecido entre estas palabras, entre estos hombres. Todo ha desaparecido; esta vida ha desaparecido. ¿A qué asirse? ¿Con qué salvarse? No tiene sentido sufrir de este modo. Solo sé una cosa, que ya nunca más seré feliz.

NINA PRÓJOROVNA KOVALIOVA, (esposa de un liquidador).


Durante el accidente murieron 31 personas de forma inmediata: trabajadores de la central y bomberos que acudieron a apagar el incendio. Cerca de 800.000 personas, los liquidadores, participaron en la lucha contra el accidente y en la construcción del sarcófago que envuelve el reactor o en las tareas de descontaminación y limpieza, recibiendo altas dosis de radiactividad. Un 7 % de los liquidadores recibieron dosis superiores a 250 mSv (milisievert), aunque muchos superaron los 500 mSv; la dosis máxima admisible reconocida internacionalmente para la población no expuesta es de 1 mSv/año y de 20mSv para los trabajadores de instalaciones nucleares. Según el gobierno de Ucrania, unos 20.000 liquidadores han muerto.


En Rusia, el 38 % de los 300.000 liquidadores contrajeron enfermedades a causa de las radiaciones recibidas, según el propio gobierno ruso. La Unión Europea ha tratado de minimizar los efectos del accidente, con el fin de reducir las ayudas económicas a Ucrania, Rusia y Bielorrusia. Las secuelas de Chernóbil perdurarán durante varias generaciones. Según la OMS las enfermedades de todo tipo en Ucrania han alcanzado un nivel 30 % superior a lo normal, debido al debilitamiento del sistema inmunológico causado por las radiaciones.


Las leucemias, cuyo periodo de latencia es más largo, empiezan a aparecer, sobre todo entre los liquidadores; la tuberculosis es una de las enfermedades que más ha crecido entre las personas afectadas. Las aberraciones cromosómicas, precursoras de leucemias y cánceres, han sido igualmente detectadas, al igual que enfermedades del sistema endocrino, nervioso, digestivo y cardiovascular, así como las cataratas. De hecho, en las regiones de Gomel y Mogilev de Bielorrusia, se han detectado mutaciones en los cromosomas del 50 % de la población.


Según el profesor Alexander Ivanovich Avramenko, jefe del Departamento de Protección de la Salud de Kiev, “la morbilidad general ha aumentado un 30 %, la hipertensión se ha triplicado, la isquemia cardíaca se ha incrementado un 103 %, las úlceras un 65,6 %, la diabetes un 61 %, y los ataques cardíacos un 75 %. Los patrones clínicos están cambiando para muchas enfermedades debido a la depresión del sistema inmunitario”. Los niños están entre los más afectados, y son muchos los que padecen cánceres de tiroides, hígado y recto. Las malformaciones entre los recién nacidos se han duplicado desde el accidente.

El legado de Chernóbil



Para la pequeña Belarús (con una población de 10 millones de habitantes) representó un cataclismo nacional. Durante los años de la Gran Guerra Patria los nazis alemanes destruyeron en tierras bielorrusas 619 aldeas con sus pobladores. Después de Chernóbyl el país perdió 485 aldeas y pueblos: 70 de ellos están enterrados para siempre bajo tierra. Durante la guerra murió uno de cada cuatro bielorrusos; hoy uno de cada cinco vive en un territorio contaminado. Se trata de 2,1 millones de personas, de las que 700.000 son niños. De entre los factores del descenso demográfico, la radiación ocupa el primer lugar. En las regiones de Gómel y de Moguiliov (las más afectadas por la catástrofe de Chernóbyl), la mortalidad ha superado a la natalidad en un 20%.

Svetlana Aleksiévich. Voces de Chernóbil

El río Prípiat llevó la radiactividad al río Dniéper (el tercer río europeo por su caudal) que, tras recorrer 800 kilómetros y seis grandes embalses, desemboca en el Mar Negro. El agua contaminada por los residuos radiactivos ha afectado a unos 30 millones de personas, según un reciente informe elaborado por 59 científicos de 8 países, bajo la dirección del italiano Umberto Sansone: más de 9 millones han bebido agua contaminada, y otros 23 millones de personas han comido alimentos regados con aguas radiactivas o peces con niveles inaceptables de radiactividad. Las balsas y pequeños embalses construidos para retener las aguas contaminadas a la larga agravaron el problema, pues fueron rebasadas al caer las primeras lluvias intensas.


Los peces del lago Kojanovskoe, en Rusia, presentan niveles de radiactividad 60 veces superiores a los límites de seguridad de la Unión Europea, llegando a alcanzar los 40.000 bequerelios de cesio-137 por kilogramo (el límite de la UE es de 600 bequerelios por kilogramo).


El accidente depositó 380 terabequerelios (380 x 1012 bequerelios) de estroncio y plutonio en la zona alrededor del reactor.




El informe publicado en 2006 por Ian Fairlie, Doctor en Ciencias, Reino Unido y David Sumner, Doctor en Letras, Reino Unido [incluido en la bibliografía adjunta a esta entrada] concluye:


• El 36% de las personas afectadas es de la población de Bielorrusia, Ucrania y Rusia.

• El 53% es de la población del resto de Europa.

• El 11% es de la población del resto del mundo.

• Predecimos un exceso de muertes por cáncer de 30,000 a 60,000, de 7 a 15 veces superior a la cifra de 4.000 de la nota de prensa de la AIEA.

• Las predicciones sobre el exceso de muertes por cáncer dependen en gran medida del factor de riesgo utilizado.

• El exceso de casos de cáncer de tiroides que se prevé varía entre 18.000 y 66.000 sólo en Bielorrusia, dependiendo del modelo de proyección del riesgo.

• Otros cánceres sólidos con largos periodos de latencia están empezando a aparecer 20 años después del accidente.

• Bielorrusia, Ucrania y Rusia resultaron muy contaminadas, pero más de la mitad de la radioactividad de Chernóbil fue depositada fuera de estos países.

• La nube radioactiva de Chernóbil contaminó alrededor de un 40% de la superficie de Europa

• La dosis colectiva publicada más creíble está estimada en alrededor de 600.000 siéverts persona, más de 10 veces la estimación de 55.000 del informe de la AIEA/OMS de 2005.

• Alrededor de 2/3 de la dosis colectiva de Chernobil fue distribuida a población exterior a
Bielorrusia, Ucrania y Rusia, especialmente en Europa occidental

• Se estima que el cesio-137 liberado de Chernóbil es un tercio superior a las estimaciones oficiales.




En 2017 todavía seguían funcionando en los países del Este 11 reactores como el de Chernóbil, del tipo BRMK. Estos reactores usan el agua como refrigerante y el grafito como moderador. El hecho de que el refrigerante y el moderador sean distintos entraña un peligro en sí mismo, un grave fallo de diseño. El moderador de neutrones sirve para convertir los neutrones rápidos producidos en las reacciones de fisión en neutrones térmicos, que son los que más fácilmente absorben el U-235 para seguir produciendo fisiones. Por tanto, el papel del moderador es aumentar la cantidad de neutrones que son capaces de producir nuevas fisiones y así mantener el ritmo de la reacción. Si por alguna causa el refrigerante dejara de fluir a través del núcleo, la reacción continuaría a ritmo óptimo, puesto que el moderador sigue actuando. El efecto que produce la ausencia de refrigerante es bien conocido y hemos vuelto a sufrirlo en Fukushima: la temperatura del núcleo aumenta hasta que se produce la fusión del mismo, que es el suceso más grave que puede ocurrir en una central nuclear.


Chernóbil, además, era un tipo de central inestable a baja potencia, régimen en el cual la reacción tiende a dispararse si no se opera con cuidado. Las operaciones de apagado y encendido son, por tanto, extremadamente delicadas. Otro problema de diseño que se le achaca a este tipo de reactores es el tiempo que tardan en bajar las barras de control, unos 20 segundos, mientras que en las centrales occidentales es de un segundo. Esto contribuye a hacer aún más difícil la maniobra de parada.


La central de Chernóbil se ponía como ejemplo de seguridad: H. Born de la eléctrica alemana Vereinigten Elektrizitätswerke Westfalen (VEW) publicó en la revista Atomwirschaft Atomtechnik, en diciembre de 1983 que «el sistema es extremadamente seguro y fiable. La planta nuclear estaba (supuestamente) dotada con tres sistemas de seguridad paralelos y totalmente independientes, capaces de soportar tornados, terremotos y accidentes de aviones»; B. Semonov, director del Departamento de Seguridad de la OIEA, escribió en el Boletín de la OIEA publicado en junio de 1983 que «un accidente serio con pérdida de refrigerante es prácticamente imposible en las centrales del tipo BRMK». Sin embargo, después del accidente, los representantes de la industria nuclear occidental se apresuraron a decir que estas centrales son en realidad poco seguras, por ejemplo que «la construcción era sumamente simple» (D. van Bekkum, del Instituto de Radio Biología de Holanda).




Treinta y tres años después de la catástrofe, el reactor ha sido nuevamente recubierto, por una cúpula de acero en esta ocasión. Los ingenieros y científicos estipulan que contendrá la radiación durante al menos los próximos 100 años, tiempo suficiente, al parecer, para poder retirar los restos radiactivos por medio de grúas teledirigidas y suspendidas del techo de la cúpula. La estructura, en forma de arco, de 110 metros de alto, 150 de ancho y 256 de largo, y con un peso de más de 30.000 toneladas, fue construida a 180 metros del reactor averiado, protegido por el sarcófago de hormigón fabricado inmediatamente después del accidente nuclear y que ya estaba seriamente dañado. Después, por medio de raíles, se desplazó todo el conjunto hasta tapar por completo el antiguo "sarcófago", sellando finalmente las juntas de unión. ¿Hemos dominado al Leviatán despertado por la ignominia bolchevique? Eso está por ver.


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