Si eres profano, o no te interesan las luchas que los trabajadores entablan para defenderse de la miseria en que los coloca la avaricia de quienes les explotan, este libro será para ti otro de tantos en que gustes las emociones fuertes, cuando hay hombres que matan y hay hombres que mueren violentamente. Si por el contrario, eres interesado por las luchas sociales, sacarás consecuencias que no se perciben si no estás dentro mismo de la lucha, en acecho constante de la muerte, que muchas veces es alargar la vida.
Sin embargo, verás pintado por quien por todo ha pasado mas de treinta años de su vida, odios de vendetta, apetitos inconfesables, crímenes falaces y repugnantes, pagados, dirigidos y alentados por hombres que en la vida social ocupan cargos de generales, de ministros, de intelectuales preclaros y famosos, de directores de grandes industrias, mezclados con jefes de policía, mercenarios del crimen y seres rechazados por la sociedad y castigados por sus deméritos.
Las figuras que se trazan en este libro, son reales, vivieron la vida ciudadana que cualquiera de nosotros; los hechos que se apuntan, aun no los ha juzgado la historia por su realidad tan cruda, tan cínica y repugnante. Te pido que tu conciencia juzgue un crimen político que interesó a todo el mundo, porque precisamente en el ánimo de todos estaba que había de suceder, y sucedió. Y quédame por decirte que este libro aparece hoy porque antes de ayer, la sensibilidad moral de las gentes se hallaba atrofiada ente tanto cieno y tanta sangre como se mezclaba a los juicios serenos y el buen sentir de los menos, que siempre son los mejores, y porque ayer, la dictadura no me lo habría dejado publicar, siendo uno de los amos de la libertad de España el personaje siniestro que con sus actos criminosos y sin ejemplo, dio el impulso más feroz al hecho de que me ocupo.
Para no valerme de datos dudosos, me documento con notas oficiales de la Confederación Nacional del Trabajo, con publicaciones clandestinas del Comité de este organismo y de los diferentes sindicatos, que declarados fuera de la ley y perseguidos como fieras, era el único medio que tenían de comunicarse entre sí y dar a conocer a la opinión la injusticia que se cometía con ellos. Relación de asesinados y casos que fueron inmolados y una historiada incubación en que la autoridad, la injusticia, la represión y el odio de clase, determinó el momento histórico que conocimos desde el 13 de septiembre de 1923, al 28 de enero de 1930.
EL AUTOR
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