Marlaska, el flamante ministro de Interior, todo un progre de pro aunque antaño solamente se codeaba con lo más miserable de nuestra derecha, un juez llegado a dueño de la perrera estatal, un cuervo togado inmisericorde con los más indefensos y amigo de los de su misma degenerada condición social, va ha cebarse con la represión hacia quien ose cuestionar su asquerosa manera de entender la vida. En el país vasco conocen bien cual es la verdadera y deparavada condición humana de este "socialista", ¡hay que joderse! Encubridor de torturadores con los que consigue las declaraciones de autoinculpación para que su sentencia cuadre según el manual del buen fascista represor.
El artículo que comparto a continuación con vosotr@s apareció el 06/06/2018 en www.eldiario.es y es bastante aclarador de la trayectoria político-judicial de este pajarraco de mal agüero, veamos:
Fernando Grande-Marlaska llegó a la Audiencia Nacional en 2004 en comisión de servicios, pero fue al año siguiente cuando se colocó bajo el foco mediático al hacerse cargo del Juzgado de Baltasar Garzón, de licencia por estudios. Garzón era ya el instructor preferido por Policía y Guardia Civil para las causas de terrorismo y Grande-Marlaska no tardó en heredar el favor de los mandos de la lucha antiterrorista, que reconocen en el magistrado un fiel colaborador en su combate a ETA. Los abogados de la izquierda abertzale señalan al juez por haber ignorado por sistema las denuncias por torturas.
El 4 de mayo de 2006, el juez Grande-Marlaska dirigió una operación policial contra una red de cobro del impuesto revolucionario en torno al bar Faisán de Irún. El operativo, dirigido contra un objetivo controlado desde hace décadas por los servicios de Información e Inteligencia, se desató sin embargo en pleno proceso de paz del Gobierno de Zapatero. El chivatazo policial a uno de los miembros de la red de extorsión originó el denominado caso Faisán, ariete con el que la oposición del Partido Popular embistió una y otra vez contra la política antiterrorista de los socialistas.
Al regresar Garzón, Grande-Marlaska quedó adscrito a la Sala de lo Penal y se encargó durante un tiempo del Juzgado Central de Instrucción número 3. Allí instruyó el caso del Yak-42, que archivó por no encontrar “responsabilidad penal relevante” en la cúpula militar del Ministerio de Defensa que dirigía Federico Trillo. La Sala de lo Penal corrigió aquella decisión y la causa llegó a juicio.
El anterior Consejo General del Poder Judicial eligió a Fernando Grande-Marlaska para presidir la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en febrero de 2012. Aquel Consejo, de mayoría progresista, estaba integrado por Margarita Robles, la que será compañera del magistrado en el próximo Consejo de Ministros como titula de Defensa y responsable del Centro Nacional de Inteligencia. Dos jueces controlaran, por tanto, la actuación de policías, guardias civiles y agentes del servicio secreto.
En defensa de Espejel y López
Durante su Presidencia de la Sala de lo Penal creció el enfrentamiento sin precedentes que se vive entre sus miembros y que llega hasta el día de hoy. Ese enfrentamiento se visibilizó en la recusación de Enrique López y Concepción Espejel por su proximidad al PP.
La mayoría de los magistrados de la Sala de lo Penal votaron a favor de que se apartaran de los juicios de Gürtel y caja B, pero algunos de los que se posicionaron en sentido contrario emitieron un voto particular denunciando una “campaña mediática” para desprestigiar a esos dos jueces. El nuevo ministro del Interior del PSOE firmó aquel voto particular. El enfrentamiento encarnizado entre los jueces de la Sala de lo Penal que presidía Grande-Marlaska anuló sus posibilidades de ser elegido fiscal general del Estado, según fuentes conocedoras de aquel proceso de selección.
Grande-Marlaska dejó la Sala de lo Penal porque el Partido Popular le propuso como vocal del Consejo General del Poder Judicial. En el nuevo modelo que inauguró Carlos Lesmes, una comisión permanente actuaría como puente de mando. Junto al presidente, siete vocales serían los únicos liberados, con asignación mensual, que tomarían decisiones sin necesidad de que se convocara el pleno. En ese núcleo duro se integró a principios de 2017 el juez Grande-Marlaska, quien tuvo que abandonar así la Presidencia de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional.
En contra de acercar presos
Con ETA disuelta, el nuevo ministro del Interior se deberá enfrentar a la petición de acercamiento a cárceles del País Vasco a los condenados por terrorismo. En 2015, tres años después del anuncio del final de la violencia, la Audiencia Nacional avaló la decisión del juez de vigilancia penitenciaria de rechazar la petición de una veintena de presos de ETA en ese sentido. En un auto redactado por Grande-Marlaska, el juez aseguró que la política de dispersión no conculca derechos fundamentales como los de defensa, el de comunicación o visita de sus familiares o el de asistencia médica y de acceso a la cultura.
A finales de abril de 2014 se produjeron unas votaciones trascendentales en el Poder Judicial para renovar magistrados en el Tribunal Supremo. El acuerdo entre el sector conservador y progresista se rompió por desavenencias en este último bloque y surgió un nuevo candidato para la Sala de lo Contencioso Administrativo del Alto Tribunal. El presidente Lesmes puso encima de la mesa el nombre de José Luis Requero, un juez ultra conocido por sus declaraciones homófobas.
Grande-Marlaska, casado y quien nunca ha escondido su homosexualidad, se ha pronunciado en reiteradas ocasiones a favor de los derechos de la comunidad gay. En aquella votación no se desmarcó del resto de vocales conservadores y apoyó el nombramiento de Requero, quien había comparado el matrimonio gay con el de “un hombre y un animal”.
En septiembre de 2016, durante una entrevista en la cadena Cope, fue preguntado por la conveniencia de que el magistrado Cándido Conde-Pumpido instruyera en el Supremo la causa contra Rita Barberá. En lugar de defender a su compañero, el vocal conservador del CGPJ dijo que prefería no dar su opinión “para no generar desconfianza”. Jueces y Juezas para la Democracia, la asociación progresista de magistrados en la que se ha apoyado históricamente el PSOE, pidió públicamente el cese de Grande-Marlaska como vocal del Poder Judicial.
Fernando Grande-Marlaska (Bilbao, 1962) amaneció este miércoles vocal del sector conservador del Consejo General del Poder Judicial y se acostó ministro de un Gobierno socialista. Pedro Sánchez ha elegido para el departamento de Interior a un juez aupado por el PP al CGPJ, que defiende que en los Centros de Internamiento de Extranjeros “no se vulneran los derechos fundamentales” y que puso por escrito en un voto particular que apartar a Concepción Espejel de los juicios de Gürtel y caja B por su proximidad al anterior partido en el Gobierno fue fruto de una “campaña mediática”.
La consideración que el sector conservador de la judicatura y el Partido Popular tienen de Grande-Marlaska provocaron que llegara a integrar una reducida terna de candidatos valorados por Moncloa a finales de 2016 para suceder a Consuelo Madrigal al frente de la Fiscalía General del Estado, un puesto que al final ocupó José Manuel Maza.
[https://www.eldiario.es/politica/Grande-Marlaska-judicial-PP-Interior-Sanchez_0_779373230.html]
Además de encubrir a policías y picoletos torturadores, niega tajantemente que exista cualquier tipo de torturas en España, cuando hasta el que haya sido detenido por algo nimio sabe como se las gastan estos matones con patente de corso y pipa al cinto. Sus expresiones muestran a un personaje ebrio de vanidad fruto de su pertenencia a esa clase social española -la carcundia- que se encuentra por encima del mal y del bien, veamos:
Grande-Marlaska compareció el miércoles en el Congreso para responder a las preguntas de los diputados. Entre ellos, las de Marian Beitialarrangoitia, de EH Bildu, que preguntó al ministro por el informe encargado por el Gobierno vasco que señala que en Euskadi se produjeron 4.113 casos de torturas desde 1960, el 73% después de la muerte de Franco. La respuesta de Grande-Marlaska fue tajante. En España no se produce una práctica sistemática de la tortura. Digan lo que digan los informes. Ya sean de gobiernos autonómicos o de la sociedad civil, como el de la Coordinadora para la Prevención y la Denuncia de la Tortura.
"Hay informes que pueden decir 4.000, 5.000 ó 6.000, me podrá decir lo que quiera, pero ya le digo que no. No hay resoluciones judiciales que digan 4.000 o 5.000. Si queremos podemos generar las verdades, pero acostúmbrese a que la verdad es la verdad judicial", señaló el ministro del Interior.
Ya ven como muestra la prepotencia divina de todo juez español, se pasa por el forro años de estudios y denuncias. ¡Esto es asín y se sienten ya, coño!: la frase tipo de nuestros cuervos togados. Ellos son más delincuentes que el 98% de las personas que juzgan y encarcelan... y en sus manos estamos como monigotes de trapo.
La verdad judicial española está tan podrida como quienes la representan, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos sí que ha condenado a España hasta en cinco ocasiones por no investigar suficiente las denuncias de torturas a seis detenidos por su presunta integración o colaboración con ETA que estuvieron bajo custodia, precisamente, de Grande-Marlaska, cuando era juez de la Audiencia Nacional. Se trata de los casos de Igor Portu y Mattin Sarasola (2018); el de Beatriz Etxebarria (2014); de Oihan Ataun Rojo (2014);? de Patxi Arratibel Garciandia (2015); y de Xabier Beortegui Martínez (2016).
[https://www.publico.es/sociedad/judicial-grande-marlaska-no-investiga-suficiente-denuncias-torturas.html]
El ministro de Interior Nacional Socialista acumula 223 casos de detenidos en operaciones contra ETA que pasaron por su despacho y denunciaron torturas. El caso de Etxebarria es uno de los más impactantes:
“Me dicen que tengo que hablar y me empiezan a quitar la ropa hasta dejarme totalmente desnuda. Estando desnuda me echan agua fría por encima. Me vuelven a poner la bolsa hasta tres veces seguidas”, describió Beatriz Etxebarria tras ser detenida por la Guardia Civil en 2011.
“Estando desnuda, me ponen a cuatro patas encima de una especie de taburete. Me dan vaselina en el ano y en la vagina y me meten un poco un objeto. Sigo desnuda y me envuelven en una manta y me dan golpes. Me agarran, me zarandean y me levantan del suelo”, puede leerse en el testimonio que llegó al TEDH.
Su caso le valió al Estado español una condena del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) por no investigar debidamente su denuncia de torturas. El juez que ordenó su detención tampoco hizo caso a sus palabras. Su nombre: Fernando Grande-Marlaska.
Finalmente, la Audiencia Nacional volvió a condenar a Etxebarria a 15 años de prisión por un ataque en 2006 contra una oficina del INEM en Bilbao que fue reivindicado por ETA y en el que resultó herido un agente de la Ertzaintza. El juicio, en el que también resultaron condenados Íñigo Zapirain y Saioa Sánchez, tuvo que repetirse por orden del Tribunal Supremo, ya que no se habían investigado las denuncias de torturas. Ahora la Audiencia vuelve a descartar que hayan existido malos tratos.
Desde 2004, el TEDH ha condenado nueve veces al Reino de España por no haber investigado eficazmente las denuncias de torturas. De todas ellas, seis tuvieron como juez instructor a Marlaska, quien debía actuar como “garante máximo de los derechos y de la integridad física de esas personas detenidas”.
[https://kaosenlared.net/mas-de-200-detenidos-en-operaciones-judiciales-ordenadas-por-marlaska-denunciaron-torturas/]
El Partido Nacional Socialista nunca pierde la costumbre de condecorar, ascender o nombrar como ministros a torturadores o encubridores de torturas. Ya acogió a Garzón en su seno e indultó a Vera y Barrionuevo, así como al general Galindo entre otros muchos criminales. Pero solamente con la desvergüenza de la que es capaz de mostrar un verdugo con careta de redentor se nos vuelven a presentar como la aternativa "menos mala". ¿En qué se diferencia Abascal de Marlaska? En nada, ambos sirven a los mismos amos y a sí mismos, todo lo demás es retórica política, vacío interestelar.
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