“Olía mucho a alcohol. Era bajito, feo, con los ojos saltones. Tenía 28 años, solo dos más que yo. Y disfrutaba torturando. Se le notaba porque en medio de la furia, al pegarte bofetadas y patadas, tenía un gesto de placer, de satisfacción”.
Así es como Felisa Echegoyen recuerda al exinspector José Antonio González Pacheco, alías Billy El Niño, uno de los cuatro cargos franquistas a los que la juez argentina María Servini de Cubría ha ordenado detener para interrogarlos en Buenos Aires.
El ex guardia civil Jesús Muñecas Aguilar, el ex escolta de Francisco Franco y de la Casa Real Celso Galván Abascal, el ex comisario José Ignacio Giralte González; y ex inspector José Antonio González Pacheco, alias Billy El Niño son los cuatro cerdos fascistas reclamados por la justicia argentina, puesto que en nuestro miserable país no existe tal cosa.
La resolución, entonces, será enviada tanto a Interpol como a las autoridades españolas para proceder a la detención de los primeros cuatro procesados de la causa, abierta en abril de 2010, como confirmó a Público uno de los abogados que ha recibido en mano la resolución de la jueza, el argentino Carlos Slepoy.
Los abogados solicitaron por escrito a la jueza, en marzo de este año, que emitiera órdenes de captura internacional contra nueve responsables del régimen franquista: tres exministros, José Utrera Molina (suegro del ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón), Rodolfo Martín Villa y Fernando Suárez; y dos exjueces, además de los cuatro exfuncionarios de seguridad que ahora han pasado a estar procesados en la causa. La magistrada ha decidido proceder, por ahora, contra estos últimos.
La querella también pedirá la imputación de Martín Villa como ministro de Interior y por tanto corresponsable de la muerte de cinco trabajadores en Vitoria.
¿Merece vivir quien hace esto a personas indefensas? |
El ex guardia civil Jesús Muñecas Aguilar, el ex escolta de Francisco Franco y de la Casa Real Celso Galván Abascal, el ex comisario José Ignacio Giralte González; y ex inspector José Antonio González Pacheco, alias Billy El Niño son los cuatro cerdos fascistas reclamados por la justicia argentina, puesto que en nuestro miserable país no existe tal cosa.
La resolución, entonces, será enviada tanto a Interpol como a las autoridades españolas para proceder a la detención de los primeros cuatro procesados de la causa, abierta en abril de 2010, como confirmó a Público uno de los abogados que ha recibido en mano la resolución de la jueza, el argentino Carlos Slepoy.
Los abogados solicitaron por escrito a la jueza, en marzo de este año, que emitiera órdenes de captura internacional contra nueve responsables del régimen franquista: tres exministros, José Utrera Molina (suegro del ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón), Rodolfo Martín Villa y Fernando Suárez; y dos exjueces, además de los cuatro exfuncionarios de seguridad que ahora han pasado a estar procesados en la causa. La magistrada ha decidido proceder, por ahora, contra estos últimos.
La querella también pedirá la imputación de Martín Villa como ministro de Interior y por tanto corresponsable de la muerte de cinco trabajadores en Vitoria.
Juan Antonio González Pacheco
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Juan Antonio González Pacheco, “Billy el niño”. Fue, hasta principios de los 80, jefe de la Sección Anti-GRAPO de la Brigada Central de Información considerada, incluso entre medios policiales, como la más “dura” de la época. Probablemente sea este “Billy el niño”, el más tristemente célebre de los torturadores de la BPS, hasta el punto de que hasta en uno de los capítulos de la casposa y nostálgica “Cuéntame” es mencionado como personificación de la represión fascista.
El asesino Conesa |
Aparece ya, junto a Conesa, en las torturas de los detenidos en agosto del '75 que culminaron en los fusilamientos del 27 de septiembre; su nombre aparece implicado en la matanza de abogados laboralistas de Atocha, señalado por el conocido ultraderechista Ernesto Milá, fundador del Partido Español Nacional Sindicalista bajo auspicio del SECED de Carrero Blanco, como principal instigador de aquella matanza, en la que aparece también el nombre de Andrés Casinello y de neofascistas italianos implicados en la Internacional Negra y la “Operación Gladio”.
Ballesteros |
En 1980 "Billy" es señalado por Manuel Ballesteros como el intermediario entre la Policía y los asesinos a sueldo encargados de realizar las acciones de guerra sucia, durante el juicio por el ametrallamiento del bar Hendayais, que costaron la vida a dos personas.
El ametrallamiento lo llevan a cabo tres mercenarios franceses, ex militantes del OAS (organización paramilitar francesa encargada de asesinatos, secuestros, desapariciones… durante la guerra de Argelia), que llevaron a cabo acciones ordenadas por el Estado tanto bajo las siglas de Batallón Vasco-Español como de las de GAL: Jean-Pierre Cherid y los hermanos Perret.
El primero sería el encargado también, entre otros, de los asesinatos de Martín Eizaguirre y Aurelio Fernández Cario, militantes del PCE(r), después de que el periodista-policía Alfredo Semprún señalase, falsamente, al primero de ser el “coordinador del terrorismo europeo”, nada más y nada menos. Cherid muere al hacerle explosión el artefacto que manipulaba destinado al coche de un refugiado vasco. La familia del mercenario exigió al Estado una pensión tras su fallecimiento. Avalaba la petición de la familia un policía entonces en excedencia: Juan Antonio González Pacheco, “Billy el niño”.
La historia de garbancito (Conesa)
Desde pequeño y él siempre fue pequeño, acumuló resentimiento y mala leche. Fue policía, delator y torturador. Español, nacido en Madrid, patriota… Se llamó Roberto Conesa; se hizo poli en 1938: ya saben, guerra civil y todo el resto.
De adolescente y jovencito trabajó en una tienda de comestibles, en el barrio de Delicias (Embajadores, calle Ferrocarril, Ramírez de Prado, curritos de la Stándard,…) Un barrio de rojos: CNT, PCE, socialistas de los de entonces, abundantes republicanos,… Y él, dependiente sirviendo legumbres, bajito, feo,… las chicas no le tomaban en serio… ya saben lo mal que sienta eso…
La hija de los propietarios de la tienda era hermosa y despertó sus afanes; claro que tenía novio y no tardó en casarse. Los chavales y chavalas del bario le llamaban el Orejas, por motivos obvios, o el Garbanzo, por su oficio. Oficio que cambió por el de policía, como acabamos de señalar.
Cuando acaba la guerra, le vemos, visto y no visto, al servicio del nuevo régimen fascista. Y como el deber es el deber, lo primero que hace es denunciar a todos aquellos jóvenes rojos que conoce del barrio. Esto le dio muy pronto cierto empaque entre sus congéneres; además, se prestaba con entusiasmo a las labores de apalear y torturar. Fue el comienzo de una brillante carrera al servicio de no menos brillantes señores. Hasta estuvo involucrado en las detenciones de las “Trece Rosas”, ¿infiltración, delación…? Entre las personas a las que denunció estaba aquél “competidor” que se había casado con la chica de sus sueños. Todo se resolvió en un discreto fusilamiento, ¡que cosas!
Después, Robertito, como le llamaban sus íntimos de la Brigada Político Social, (o “señor Conesa”, como le denominó respetuosamente “El País” de la transición, quizás para alentar los cambios democráticos) puso en marcha sus más refinadas dotes de persuasión y convenció a la chica de que se casase con él.
Su apasionada declaración de amor consistió en la promesa eterna de que, si no le aceptaba, denunciaría a sus padres. Un matrimonio ejemplar y feliz como pueden ver que, desgraciadamente, no tuvo descendencia… ¿por qué sería?
Pero las mujeres de los policías de la BPS son tan cotillas como cualesquiera otras u otros y la de uno de los compañeros de nuestro Garbancito contó el singular romance a otra y ésta a otra… y así, en aquéllos oscurísimos años cuarenta, en el barrio de Delicias no fueron pocos y, sobre todo, no fueron pocas quienes lo supieron. Hasta Kevin Vázquez se enteró en uno de sus trabajos de campo.
Conesa no sólo fue uno de los policías más destacados del fascismo, sino que también lo fue, hasta su muerte, de la Monarquía "democrática". Fue él también, al frente de Brigada Central, cuando vivía en la Colonia del Manzanares, quien interrogó y torturó a los detenidos en el verano de 1975 y uno de los que preparó las acusaciones contra los miembros del FRAP, que fueron posteriormente fusilados tras una esperpéntico y siniestro Consejo de Guerra Sumarísimo en el que la fiscalía militar demostró su absoluta incapacidad para probar las acusaciones que la Brigada Política había formulado contra los detenidos.
Pese a no haber aportado ni una sola prueba, obsérvese que el lamentable individuo (el fiscal) ni siquiera pudo aportar una pistola que, según él y la policía, se había encontrado en manos de uno de los acusados. La tal pistola, evidentemente, nunca existió y el fiscal no pudo, consecuentemente, aportarla al Consejo de Guerra Sumarísimo.
Quizás Garbancito, si se le hubiese nombrado fiscal, habría aportado, de los despachos de su Brigada, alguna pistolita para el caso. Quizás no se le reconocieron por completo sus méritos.
Jesús González Reglero, comisario en Leganés, es uno de torturadores mencionados en la denuncia de Alfredo Rodriguez Bonilla, y que ha servido para que Argentina pida la extradición de otro de sus torturadores, el policía José Ignacio Gonzalez Giralte.
En la resolución que se encamina a ser histórica, María Romilda Servini de Cubría, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 1 que publica el diario Página 12, se indica que:
«Giralte González (71 años) fue denunciado por sus subordinados en 2000 y sancionado mientras se desempeñaba como comisario jefe de Alcobendas. Fue, al igual que Billy el Niño, un miembro destacado de la Brigada Político Social (BPS), fuerza que actuó como policía del régimen franquista. Alfredo Rodríguez Bonilla lo reconoció a él y al inspector Jesús González Reglero como los funcionarios policiales que lo golpeaban en la cara, lo pateaban en la entrepierna y le daban golpes con cadenas.
“Di que tu madre es una puta, di que tu padre es un maricón”, le decían mientras le pegaban en diferentes partes del cuerpo. A medida que la sesión de tortura avanzaba, Rodríguez Bonilla perdía resistencia y se caía al suelo. Los golpes, entonces, se incrementaban.
“Di que tu madre es una puta, di que tu padre es un maricón”, le decían mientras le pegaban en diferentes partes del cuerpo. A medida que la sesión de tortura avanzaba, Rodríguez Bonilla perdía resistencia y se caía al suelo. Los golpes, entonces, se incrementaban.
En "El País" del trece de octubre de 1982, se puede leer: "El grupo anti-GRAPO que dirigía Billy el Niño estaba considerado, incluso en medios policiales, como uno de los más duros durante la época de la más fuerte represión franquista, y la relación de algunos de sus miembros -entre ellos, Baldomero Araujo o los hermanos Reglero- con personas de la extrema derecha es bien conocida en medios periodísticos.
El otro hermano Reglero fue nombrado en 2010 comisario de Getafe. Baldomero Araujo fue puesto al mando de la Jefatura Superior de Policía en Asturias en 2005.
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