Pos a mí me parece más humano que Rajoy oigan |
Aquellos que para desgracia suya aún creen en la virtualidad de los gobiernos, en la honradez de los políticos, en la humanidad de los capitalistas, hacen bien en concurrir a las urnas a pedirle lo que no han tenido la valentía de conquistar por sí mismos.
Delegar en otros nuestras obligaciones, nuestros deberes, es la forma más clara de confesarse impotentes para cumplirlos; es la confesión tácita de lo poco que se vale, de lo insignificante que se es frente al mundo.
Los anarquistas no votan; y no votan porque saben ser personas en todos los terrenos en que se les busque; porque no quieren obedecer a otros ni mandar ellos; porque se sienten con valor para conquistar por su esfuerzo la libertad, no sólo de ellos, sino de todas las personas.
Votar significa venderse por promesas escritas en la arena, que aún cumplidas, fueran inmoralidad y desvergüenza, tanto para el que las hace como para quien las espera.
Votar no es solucionar el problema de las necesidades públicas en lo económico; ni es resolver el problema de la libertad en lo político.
Votar es continuar la historia del mando, del poder, de la injusticia, de la expoliación y del crimen social.
Es sellar, con asentimiento solemne la explotación que ejerce el capitalismo y el gubernamentalismo reunidos.
Votar es desconocerse como seres humanos.
Ahora que sabéis lo que significa vuestro voto elegid trabajadores.
Nuestra palabra honrada os dice: NO VOTAR, NO DELEGAR, NO ABDICAR.
Anónimo. Publicado en el Semanario Anarquista de Combate "El Humano"
Sábado 13 de Enero de 1917 (aunque de rabiosa actualidad).
MONTEVIDEO (URUGUAY)
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