Este es uno de los libros más cruelmente veraz de todos los que he leído de la Guerra Civil Española, de la cual se han escrito unos 35.000 libros si no me equivoco. Su lectura no es un placer ni mucho menos, pero hay veces en las que debemos hacer tripas corazón para conocer realmente qué significó esa terrible masacre cainita, porque esto mismo puede repetirse en cualquier momento. Sólo hay que ver lo que está ocurriendo hoy mismo, el pueblo defiende sus derechos innegociables ¿y qué recibe a cambio? jarabe de palo y encima tú eres el malo.
Cuando esto vaya a más y quieran convertirnos en chinitos dóciles, cuando ya la mierda llegue a todos hasta el labio inferior (cosa que ocurrirá a menos tardar) y peligren los intereses de los Botín, Rato o de la Casa de Alba y demás ralea impúdica ¿qué pensáis que ocurrirá? ¿nos cederán amable y solidariamente todos sus bienes? ¿existen los Mundos de Yupi? pues que alguien me diga donde están que yo me voy ya.
¿Qué se puede esperar de semejantes criminales? |
Esto no fue una guerra civil ni nada parecido, fue una carnicería a manos de fanáticos dementes ultracatólicos, que antes de masacrar a todo un pueblo desarmado e inocente, se entrenó en Marruecos con enemigos que lanzaban piedras y lanzas. Se creían muy machotes ellos, aunque su "gloriosa guerra colonial por la grandeza de España" la librasen contra gente desvalida que sólo quería defender su casa; perros sádicos sedientos de sangre, eso es lo que eran, y sus cachorros tampoco se quedan cortos en cuestión de mala baba.
Os dejo una parte de la introducción de este libro "El Holocausto Español" escrito por Paul Preston. No suelo ser muy devoto de historiadores ingleses que nos cuentan nuestra historia, pero este libro me ha impactado, va directo al grano, sin misericordia ni florituras literarias, tan descarnado y objetivo que seguramente Preston tuvo que ir al psicólogo tras documentarse antes de escribir esta obra, y no estoy bromeando.
Aquí en España existe muy poca gente capaz de escribir un libro como este, mucho menos editoriales que los publiquen. En este caso los nazi-fascistas españoles han dado en hueso, Preston es un internacionalmente reconocido historiador, Pío Moa es un gusano inmundo a su lado. No le resultará nada fácil al fascio español catalogar a Paul Preston como un rojo radical, masón, comunista y presumiblemente judío.
Aunque los libertarios no salgan especialmente favorecidos en este libro, no por ello hay que rechazarlo, todo es discutible y no por ser Preston poco devoto de la Idea se le tenga que descalificar de entrada. No se puede estar de acuerdo en todo, pero en este libro Preston escribe muchas cosas con las que estoy totalmente de acuerdo en su certeza, aunque por supuesto no en todas. Sin más preámbulos (je je) os dejo parte del texto y al final un enlace para descargar el libro completo, salud.
Aunque los libertarios no salgan especialmente favorecidos en este libro, no por ello hay que rechazarlo, todo es discutible y no por ser Preston poco devoto de la Idea se le tenga que descalificar de entrada. No se puede estar de acuerdo en todo, pero en este libro Preston escribe muchas cosas con las que estoy totalmente de acuerdo en su certeza, aunque por supuesto no en todas. Sin más preámbulos (je je) os dejo parte del texto y al final un enlace para descargar el libro completo, salud.
Durante la Guerra Civil española, cerca de 200.000 hombres y mujeres fueron asesinados lejos del frente, ejecutados extrajudicialmente o tras precarios procesos legales. Murieron a raíz del golpe militar contra la Segunda República de los días 17 y 18 de julio de 1936. Por esa misma razón, al menos 300.000 hombres perdieron la vida en los frentes de batalla. Un número desconocido de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de los bombardeos y los éxodos que siguieron a la ocupación del territorio por parte de las fuerzas militares de Franco.
En el conjunto de España, tras la victoria definitiva de los rebeldes a finales de marzo de 1939, alrededor de 20.000 republicanos fueron ejecutados. Muchos más murieron de hambre y enfermedades en las prisiones y los campos de concentración donde se hacinaban en condiciones infrahumanas. Otros sucumbieron a las condiciones esclavistas de los batallones de trabajo. A más de medio millón de refugiados no les quedó más salida que el exilio, y muchos perecieron en los campos de internamiento franceses. Varios miles acabaron en los campos de exterminio nazis. Todo ello constituye lo que a mi juicio puede llamarse el «holocausto español».
En el conjunto de España, tras la victoria definitiva de los rebeldes a finales de marzo de 1939, alrededor de 20.000 republicanos fueron ejecutados. Muchos más murieron de hambre y enfermedades en las prisiones y los campos de concentración donde se hacinaban en condiciones infrahumanas. Otros sucumbieron a las condiciones esclavistas de los batallones de trabajo. A más de medio millón de refugiados no les quedó más salida que el exilio, y muchos perecieron en los campos de internamiento franceses. Varios miles acabaron en los campos de exterminio nazis. Todo ello constituye lo que a mi juicio puede llamarse el «holocausto español».
No somos asesinos como ellos, pero sabemos defendernos como gato panza arriba |
El propósito de este libro es mostrar, en la medida de lo posible, lo que aconteció a la población civil y desentrañar los porqués. La represión en la retaguardia adoptó dos caras, la de la zona republicana y la de la zona rebelde, aunque muy distintas tanto cuantitativa como cualitativamente, en su mayoría de personas inocentes de cualquier delito, incluso de haber participado en forma alguna de activismo político.
Los cabecillas de la rebelión, los generales Mola, Franco y Queipo de Llano, tenían al proletariado español en la misma consideración que a los marroquíes: como una raza inferior a la que había que subyugar por medio de una violencia fulminante e intransigente. Así pues, aplicaron en España el terror ejemplar que habían aprendido a impartir en el norte de África, desplegando a la Legión Extranjera española y a mercenarios marroquíes -los Regulares- del Ejército colonial.
La aprobación de la conducta macabra de sus hombres se plasma en el diario de guerra que Franco llevaba en 1922, donde describe con el mayor esmero las aldeas marroquíes destruidas y a sus defensores decapitados. Se recrea al explicar cómo su corneta, apenas un adolescente, le cortó la oreja a un prisionero. El propio Franco dirigió a 12 legionarios en un ataque del que volvieron ondeando en sus bayonetas las cabezas de otros tantos harqueños a modo de trofeo. Tanto la decapitación como la mutilación de prisioneros eran prácticas frecuentes. Cuando el general Primo de Rivera visitó Marruecos en 1926, todo un batallón de la Legión aguardaba la inspección con cabezas clavadas en las bayonetas.
"Glorioso ejército colonial español" demostrando su carencia de humanidad y principios morales elementales. Chusma putrefacta embriagada de sangre y alcohol. |
La aprobación de la conducta macabra de sus hombres se plasma en el diario de guerra que Franco llevaba en 1922, donde describe con el mayor esmero las aldeas marroquíes destruidas y a sus defensores decapitados. Se recrea al explicar cómo su corneta, apenas un adolescente, le cortó la oreja a un prisionero. El propio Franco dirigió a 12 legionarios en un ataque del que volvieron ondeando en sus bayonetas las cabezas de otros tantos harqueños a modo de trofeo. Tanto la decapitación como la mutilación de prisioneros eran prácticas frecuentes. Cuando el general Primo de Rivera visitó Marruecos en 1926, todo un batallón de la Legión aguardaba la inspección con cabezas clavadas en las bayonetas.
Durante la Guerra Civil, el terror del Ejército africano se desplegó en la Península como instrumento de un plan fríamente urdido para respaldar un futuro régimen autoritario. La represión orquestada por los militares insurrectos fue una operación minuciosamente planificada para, en palabras del director del golpe, el general Emilio Mola, «eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros».
Por contraste, la represión en la zona republicana fue una respuesta mucho más impulsiva. En un principio se trató de una reacción espontánea y defensiva al golpe militar, que se intensificó a medida que los refugiados traían noticias de las atrocidades del Ejército y los bombardeos rebeldes. Resulta difícil concebir que la violencia en la zona republicana hubiera existido siquiera de no haberse producido la sublevación militar, que logró acabar con todas las contenciones de una sociedad civilizada.
El historiador Paul Preston explica su nueva publicación "El holocausto español" en RTVE
¡¡¡AVISO PARA INCAUTOS!!!
Existe por ahí una edición de este libro en Pdf y retocada por unos cerdos fascistas que se llaman "Zona Nazional". Aquí os dejo un enlace a la página web de estos asquerosos descerebrados.
1 comentario:
La mentira y la ocultación de la verdad son fieles compañeras del crimen.
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