El aborto es un derecho, no un delito

 
 
Gallardón muestra su auténtico rostro, un ser tan amoral como él, se quiere arrogar la autoridad moral de decirles a las mujeres cuando deben parir, cosa que no podemos permitir, de ninguna de las maneras.
 
Volvemos a los tiempos en los que las mujeres que se quedan embarazadas de un hijo no deseado, son poco menos que furcias. Las beatas votantes del PP volverán a llamar descarriadas, libidinosas o descocadas a todas las mujeres libres del patriarcado castrador de los derechos femeninos, la ley les dará la razón... y con el beneplácito del Tribunal Constitucional, ese nido de cuervos franquistas; por no hablar de los grajos de la curia, ya sólo queda un paso más para que vuelvan a meterse entre nuestras sábanas y decirnos como folla un español de bien.
 

Estos hipócritas meapilas, los mismos que llevan a sus hijas a abortar a Londres pero que nunca permitirán esa libertad a las de abajo, incluso se atreven a decir que el aborto no es un derecho, sino todo lo contrario, un delito. Todos estos años de inopia política por parte de la población nos están pasando factura ahora, ¿cómo hemos podido permitir llegar hasta donde estamos? si no les paramos los pies a estos neofranquistas del demonio, estamos peor que muertos.
 

Son tan imbéciles estos fachas que no ven más allá de sus narices porcinas, están cavando su propia tumba política, esto es justamente lo que necesitaba el PSOE, algo con que diferenciarse del PP y así parecer de "izquierdas", si es que estos fachas siguen siendo tan memos e iletrados como sus progenitores franquistas, y todo por un puñado de votos de trasnochados ultracatólicos, además de por podredumbre moral, por supuesto.
 

Esto es un ataque directo contra los derechos fundamentales e innegociables de algo más de la mitad de la población de este país, por lo que no se puede permitir tal atentado masivo contra la mitad de las personas de nuestra tierra sólo por razón de su sexo. Esto es algo que nos incumbe a todos, hombres y mujeres, si la mitad de nuestros vecinos no son libres de hacer lo que les plazca con su propio cuerpo, entonces ninguno de nosotros somos libres.
 

Los ultracatólicos vuelven a hacer gala de su hipocresía ya sobradamente conocida. Estos que nos meten en guerras injustas en las que mueren cientos de miles de civiles inocentes e indefensos, que negocian vendiendo muerte y destrucción con el tráfico de armas, que aplican por decreto leyes que condenan a la desesperación a cientos de miles de familias; son los mismos que van por ahí diciendo que ellos son los provida, los defensores de la vida, cuando sólo son la parte más despreciable y mísera del ser humano, los enemigos del bien común y la paz social.
 
 

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