Múrmansk, el puerto de la Flota del Norte rusa, fue uno de los semilleros de la Guerra Fría. Situado en el extremo noroccidental del país, era el escondite perfecto para los submarinos nucleares.
En una guerra nuclear, estos buques podrían llevarnos con toda su carga de megatones a un mundo postapocalíptico.
Actualmente, en aquel lugar solo quedan cantidades ingentes de material radioactivo: un desastre medioambiental en potencia, además de un reclamo evidente para terroristas.
Un equipo de ingenieros alemanes ha emprendido la descomunal tarea de limpiar este cementerio nuclear. En un gigantesco astillero ejecutan su plan consistente en desmantelar los más de 200 submarinos y rompehielos y almacenar los restos en un enorme depósito excavado en las profundidades del interior de la provincia de Múrmansk.
El documental relata la historia fascinante del final de una era que esperemos un día llegue a ser tan solo un recuerdo lejano de lo que pudo haberse convertido en un holocausto nuclear.
No hay comentarios:
Publicar un comentario