El sistema capitalista crea una sociedad en la que prima la ley de la selva, permite que en países inmensamente ricos como el nuestro los productores, los trabajadores, vivan en una constante incertidumbre y precariedad. Este sistema capitalista es el que impone las leyes democráticas, normas que deben ser aceptadas a rajatabla so pena de ser acusado de antisocial o algo peor. Este sistema es tan inhumano que encuentra lógico que en Andalucía, la primera región del mundo en cuanto a producción de aceite de oliva, muchas familias tengan que freir con aceite de girasol porque cuesta tres veces menos. Nuestras dehesas están repletas de ricos y nutritivos cerdos ibéricos, pero para degustarlos hay que empeñar medio sueldo; tiene más posibilidades de catarlo un fascista alemán o de cualquier otro país que mis paisanos andaluces, o yo mismo sin ir más lejos. Los gallegos tienen que exportar su mejor marisco y comer lo sobrante, y ni eso en la inmensa mayoría de los casos, unos mejillones si acaso. Los turistas adinerados de todo el planeta vienen a Andalucía y dicen quedar maravillados, pero su amoralidad les impide ver que quienes vivimos aquí disfrutamos de nuestras maravillas naturales y gastronómicas menos que un japonés. Treinta y tanto años de mafia sociata han hecho de Andalucía tierra de camareros, diseñadoras folclóricas y humoristas con acento sureño; de rocieros del PCE, capillitas del PSOE y feriantes crápulas con pulserita de España.
La costa malagueña, parte de la Alpujarra granadina y la Sierra de Ronda (entre otras de las más bellas zonas de Andalucía) están siendo invadidas por hordas de panzudos fascistas internacionales que pagan en efectivo y más que los propios habitantes naturales de estas zonas. De esta manera, parejas jóvenes cuyas familias llevan viviendo generaciones en esos pueblos, tienen que irse a vivir a otros de menor importancia turística porque en el suyo todo está comprado por guiris adinerados o mafiosos de todo el planeta.
Los mejores productos de nuestra tierra son exportados y nosotros comemos las sobras. Quienes producen los ricos manjares nunca disfrutan de ellos. Los agricultores pequeños se parten la espalda currando para que sean otros lo que se enriquezcan con su sudor. Todos los días se tiran a la basura toneladas de comida en perfecto estado de consumo, mientras que las colas de personas recurriendo a la sucia caridad son ya algo habitual. Se esquilman nuestras tierras y mares para después desechar esos valiosos recursos naturales no renovables, solamente por interés económico. Vivimos en una sociedad de enfermos mentales cuya indolencia les impide ver su locura, puesto que si esta sociedad estuviera en su sano juicio nunca permitiría este desprecio por la dignidad humana y animal, ni esta miserable manera de entender la vida.
No tenemos trabajo porque nada producimos, si hasta los souvenirs de Granada están fabricados en China por mano esclava. Los politicuchos graznan sobre el salario social, la caridad estatal; pues pueden meterse por vía anal sus promesas de sueldos Nescafé a cambio de votos y resignación borreguil. No queremos sueldos por nada, si todo ese dinero es invertido en la creación de cooperativas de trabajadores, en poner en las manos de los obreros los medios de producción; en fomentar una cultura de autogestión fabril y campesina, entonces estaría bien invertido, pero ello significaría dejar a la vista que el pueblo llano no necesita de directores ni superiores para conducirse en la vida, cosa que podría llevar al desenmascaramiento de los líderes políticos que se venden como mejor preparados que tú mismo para dirigir tu propia vida.
La condena ya ha sido dictada y al pueblo solamente le queda escoger al verdugo más amable... eso o decapitar a todos los verdugos. 200 billones de las tan añoradas pts nos han sido expropiados a todos nosotros, todo por nuestro bien, todo porque si no se rescataba a los Bancos peligraban los ahorros de los españolitos; pero resulta que los banqueros se han quedado también con los ahorros de 1 mill de personas por mor de las preferentes. Ahora, aquellos curritos que ven lógico el desfalco si con ello no peligran sus dos duros ahorrados, tendrán que gastarlo todo en medicinas antidepresivas y dar de comer a los hijos y nietos. Excepto quien en el Banco tiene una suma de 6 ceros o más, éstos mandaron su pasta a la patria chica del fascio español, a Suiza, mucho antes de que comenzara el desfalco.
¿Ha servido todo este sufrimiento de algo? ¿se ha despertado la distraída conciencia del españolito medio?. Pues parece ser que no, ya que la abstención junto al voto blanco y nulo ha perdido un par de puntos, tenemos otro Borbón para largo y además el fascio dice haber vencido. Tras cuatro años de continuos atentados por parte del GTMR (Grupo Terrorista Mariano Rajoy) resulta que vuelven a "ganar", les vota el 20% del censo electoral y dicen ser los ganadores; los demás, si se alían para derrocar al Partido Podrido, son unos perdedores sin legitimidad para gobernar, ya que esta chusma amoral solamente entiende de vencedores y vencidos. Pero a pesar de todo, aunque se hayan perdido algunos puntos a manos de los nuevos mercachifles políticos, la abstención ha ganado otra vez; ningún partido ha sido capaz de superar al porcentaje abstencionista. La parte del pueblo que conoce este sucio juego vuelve a demostrar su sabiduría empírica y milenaria, sobre todo en Catalunya, Aragón y Andalucía, cunas del anarquismo, donde la utopía se hizo realidad, y que más conquistas sociales consiguió en todo el planeta, aunque acabó siendo exterminado por el fascismo por enfrente y por el stalinismo traicioneramente por la espalda.
Ahora tu voto vuelve a ser mercancía para alimentar egos y legitimar la dictadura del 30%, aunque el listón ha quedado todavía más bajo, los fascistas se sienten legitimados para gobernar contando con la complicidad de 1/5 del censo electoral, la peor chusma de nuestra tierra. Tu voto, sea a quien sea que votes, ha vuelto a servir para que los herederos de los criminales que nunca rindieron cuentas, ni siquiera una tímida disculpa, sigan llamando al pueblo perdedores. Han vuelto a ganar la guerra y esta vez sin una baja por su parte.
Y como siempre, lo de siempre; ¿qué hay de lo mío? y al vecino que se lo folle un pez nabo |
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