¡Salud, valerosas compañeras, primeras heroínas de la gran revolución española! ¡Salud, mujeres sublimes que gallardamente y valerosamente habéis sabido ofrendar la libertad unas y la vida, otras, a la gran idea, la madre Anarquía!
Yo te admiro y te amo compañera de Casas Viejas. Tu recuerdo vivirá imperecedero en la mente de todos los anarquistas, tu bello y valeroso gesto será un incentivo y nos servirá de ariete para destruir la cobardía que amordaza el ánimo a las que no supimos seguirte en idéntica lucha.
¡Compañera heroica! ¡Brava campesina! Yo te ofrezco en estas modestas líneas todo mi amor de madre y todo mi fervor y entusiasmo de anarquista.
Moriste como una espartana. La humildísima choza destruida por el incendio de los Sicarios fue tu baluarte de luchadora, el incendio que calcinó tus huesos y devoró tu generosa sangre servirá para iluminar la senda de la lucha y de la rebelión a los anarquistas.
¡Choza miserable de Casas Viejas! Moderna Belén, nueva cuna de redentores libertarios.
¡Jornada de Casas Viejas! Página sublime y trágica de la revolución ácrata escrita con sangre de luchadores firmes y valientes, yo os saludo con el corazón estremecido y desbordante de emoción. Los primeros estallidos de la revolución han sido pletóricos en heroísmo y en generosidad, Sallent, Rinconada, Casas Viejas, Pedralba, ejemplos vivos de la grandiosidad y humanismo de nuestro ideario. En todos los pueblos donde ha ondeado el pabellón rojo y negro se han vivido más que momentos de violencia y de odio, momentos de confraternidad y de paz.
Los cantos gozosos y vibrantes de las compañeras de la Rinconada llenaban las calles de la aldea miserable, y escarnecida por todas las iniquidades de una alegría fecunda y esperanzadora de libertad y justicia. La mujer española, casi recién arrancada al ominoso poder del clericalismo, despierta altiva y consciente a la verdad.
Con un entusiasmo insospechado aparece en la escena de la revolución de una forma concreta, activa y rotunda, no como una comparsa sino como figura central y de gran relieve. Podemos decir seguros y firmes que la revolución avanza, que es un hecho tangible, ya que la mujer se convierte en su más decidida defensora y luchadora.
El porvenir se presenta preñado de promesas alentadoras.
Grupo de mujeres y niños, familiares de los asesinados en Casas Viejas, aparecida en el Diario de Cádiz en febrero de 1933 |
¡ESOS NIÑOS SON NUESTROS!
Los niños huérfanos de Casas Viejas han sido llevados a Cádiz e ingresados en las escuelas municipales. Esos niños hijos de nuestros hermanos libertarios, víctimas sacrificadas por el furor asesino de unos bárbaros, han pasado, ¡oh, qué escarnio!, en poder de sus victimarios. No, la CNT no debe permitir que se nos arrebaten esos niños, ¡nuestros niños! Aunque lo ignoramos, nos suponemos que se le habrán puesto toda clase de trabas a la comisión que se dirigió a Casas Viejas, para auxiliar a nuestros compañeros o a sus familias.No obstante, nuestro empeño no debe cesar hasta haber conseguido volver a nuestro seno a estos pequeños. Hagámoslo por el prestigio de nuestras ideas y por la memoria de esos héroes campesinos caídos en defensa y por el amor a nuestra causa. Seamos dignos de ellos, no consintiendo ver sus propios retoños bajo la tutela de un poder que los fusiló sin piedad alguna.
Firmado: Kyralina
Tierra y Libertad, n.º 101, Barcelona, 3 de febrero de 1933.
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Francias Ortega, Ana Cabeza y Manoli Lago en Casas Viejas |
Manuela Lago Estudillo.- Había nacido en 1915. Era amiga de María Silva Cruz y sus primas, con las que había formado en 1932 un grupo juvenil anarquista llamado “Amor y armonía”. Hija de Fernando Lago Gutiérrez y Rosalía Estudillo tenía 5 hermanos; Juan, Miguel, Ángeles, Mariana y Antonia. Su muerte fue un tanto accidental ya que había ido al casarón de Seisdedos a intercambiar novelas, (ambas eran muy aficionadas a la lectura de este género como se ve en la famosa foto), con su amiga María Silva, cuando le sorprendió la llegada de las fuerzas del orden al mando del teniente Artal.
Había participado por la mañana en la manifestación que anunciaba la proclamación del comunismo libertario portando una bandera cenetista con su amiga María. Murió con Francisco García Franco al intentar escapar del casarón en llamas, fruto del tiroteo de la guardia de asalto que acató la orden del capitán Rojas. Horas más tarde, después de la razzia, según declaró el guardia civil Juan Gutiérrez contando como los guardias de asalto remataban a los muertos: “ hasta a Manuela Lago, a la que habían matado horas antes, le pegaron un tiro en la cabeza a bocajarro".
Después de su muerte, Manuela Lago también va a estar sometida a la mentira y la manipulación común a todas las víctimas de los Sucesos. Además de falsificar y mitificar en supuestas hazañas heroicas o malvadas dentro del casaron, se publica una foto con Ana Cabeza y María Ortega, que según la traducción familiar fue robada de su choza por los periodistas, en donde se le confunde primero con Josefa Franco y después con María Silva. De hecho se llega a hacer un montaje, se colorea el pañuelo de negro y rojo y se le identifica con María la Libertaria.
Fuente:
http://historiacasasviejas.blogspot.com.es/2014/12/las-victimas-mortales-de-los-sucesos-de_18.html
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