No es ciertamente, un mórbido deseo de evocar los horrores dei fascismo y del nazismo lo que guía a los autores de este folleto a rememorar la historia de un pasado por desdicha inconcluso. Es, por el contrario, la inquietud presente ante el encrespamiento internacional del fascismo lo que fuerza, a recordar a las generaciones presentes, nacidas luego de aquellos años terribles, que el peligro está ahí de nuevo, escondido en la sombra y bajo la protección, más o menos abierta, de unos gobiernos que no vacilarían en usar los métodos fascistas para impedir que los pueblos sometidos a su férula tomen decididos el camino de la revolución.
Ya el fascismo, nacido en Italia con apoyo del gran capitalismo, asustado por la revolución rusa que él temía ver desparramada por todo el mundo, encontró terreno abonado merced a la gran crisis de los años 1930. El paro forzoso, la inflación y los cracks financieros consecutivos creando un descontento popular y dejando sobre el arroyo a las grandes masas humanas sin empleo ni ideal alguno, facilitaron a Hitler y a sus imitadores de otros países, las tropas utilizables para empujar la empresa liberticida del fascismo y del nacionalsocialismo que debía conducir a la guerra de 1939-1945. Ello fue la matanza general en campos de batalla, los hornos crematorios, la destrucción sistemática de toda fuerza revolucionaria, más el pillaje seguido de exterminio de los judíos de muchos países con el fin de apoderarse de sus riquezas y desviar hacia el racismo el desorden y la exasperación de las masas, desorientadas y frustradas en su deseo de vida.
Si evocamos esa tragedia moderna si creemos necesario analizar y explicar esa no lejana y pavorosa historia, es porque, nuevamente, las condiciones depresivas que permitieron la instalación del fascismo en Europa y parte de América, están otra vez al orden del día.
Alguien alienta cuidadosamente la existencia de pequeños movimientos ultrarreaccionarios cuales el Front National francés (transfiguración del antiguo, Ordre Nouveau); el Ordine Nuovo en Italia, el neonazismo en Alemania, los Guerrilleros de Cristo Rey en España, los Tacuara en Argentina, el Escuadrón de la Muerte en el Brasil, y otras tantas manifestaciones típicamente fascistas, a fin de que, según el giro que pudieran tomar los acontecimientos, esas nefastas entidades pudieran engrosarse rápidamente y convertirse al instante en fuerzas mercenarias al servicio de la reacción, embrión de una nueva toma del Poder a la manera de Chile, Argentina, Uruguay, y con temor de que ese nefasto suceso se renueve en Italia.
La propia Francia, creyendo ser cuna de la democracia, podría ser presa del fascismo. No faltan en ella personajes de alta alcurnia mejor dispuestos para un sistema ultra autoritario que para un régimen de democracia verdadera. El fascismo, o los elementos artífices del mismo, poseen enormes sumas de dinero. En todo tiempo han podido sostener espléndidamente a agentes malévolos dispuestos, a favorecer los movimientos absolutistas. No sin una cierta sorpresa nos hemos enterado, al leer este estudio que S.I.A. pone a disposición de la juventud que ignora y a los maduro® cortos de memoria, que José Antonio Primo deRivera, el Ausente reverenciado por toda la. jauría falangista española, saludado como el protomártir de un «Glorioso Movimiento, el héroe y Gran Caballero de la Cruzada», no era que más que un vulgar agente del fascismo italiano, contratado por los servicios secretos de Mussolini que valorizaban el servicio mercenario de José Antonio con un aporte de 50.000 liras mensuales.
Cuando ese pícaro de lujo, «play boy» de la sociedad española, salido de una familia rica, hijo del que fue dictador Miguel Primo de Rivera, aceptando una paga inconfesable se acreditaba como elemento contratado, cabe preguntar cuántos y cuántos agentes de la misma catadura y con menos recursos existieron ayer y existen hoy sugiriendo y preparando nuevos movimientos neo-fascistas en todo el mundo.
No. Este folleto no representa sólo una evocación del pasado. Es, sobre todo, un sobreaviso para preservar el porvenir. Un recordatorio de lo que fue, para evitar que los regímenes nazifascistas vuelvan a renacer.
Porque el fascismo no ha muerto. Ni morirá mientras existan las fuerzas capitalistas decididas a recurrir a él para desmantelar, para destruir, para impedir la revolución mundial; acontecimiento que, esta vez con las experiencias de las revoluciones rusa y española, tomaría una más grave e inteligente dirección. No sería una simple toma del Poder por un partido como lo fue en el caso de Rusia en 1917; muy al contrario: sintetizaría una transformación profunda de las estructuras y de las concepciones sobre las cuales se cimenta la sociedad jerárquica y autoritaria que los bolcheviques en Rusia han perfeccionado y consolidado en lugar de destruirla. Para impedir que los pueblos encuentren al fin el camino conducente a la emancipación verdadera, todos los partidarios del Estado, de la jerarquía y de la autoridad, se han tendido y seguirán tendiéndose la mano.
Lo que fue posible durante los trágicos años 30 del siglo presente, lo es aún en los momentos que atravesamos. Chile es la prueba. Que las lecciones del pasado, que la experiencia de hombres y mujeres que la vivieron y sufrieron, sirva hoy para evitar que nuevamente las conquistas de la clase obrera y del mundo progresista sean aniquiladas y el espíritu humano vencido y humillado. Esta es la idea matriz de los autores de este opúsculo, de los beneméritos editores de S.I.A., este organismo de ayuda y solidaridad que desde 1938 sostiene la lucha del antifascismo acentuándose, ahora, en alertar a los pueblos contra el peligro totalitario que de nuevo les amenaza.
FEDERICA MONTSENY
Una primera comprobación: en general no se habla de fascismo en España sino poco antes de la rebelión franquista de 1936. En realidad el fenómeno pre-fascista data, en este país, de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera. La comprobación segunda es que la instauración del fascismo después de la guerra civil no es tampoco, obra de un movimiento fascista propiamente dicho. La Falange, que difundió la «doctrina» fascista fue fundada muy tarde, en 1933, no pudiendo tomar pie en el pueblo, quedando en fuerza minoritaria, fenómeno que la incapacitaba para instaurar un régimen a su guisa. Si a la postre Falange se impuso fue por acodo de militares, acaudalados y religiosos, las tres fuerzas de retroceso con que cuenta España. Por otra parte, aunque los falangistas se reclaman continuadores de las viejas tradiciones hispanas, su movimiento carece de originalidad por haber sido manifiestamente importado del exterior y mantenido, igualmente, con aportaciones financieras y militares también exteriores.
Cuando actualmente el turista se dirige a España en busca de vacaciones a precio módico (garantizado por la insuficiencia salarial del obrero del país) para gozar las delicias del sol peninsular en playas y montes, para refocilarse con las maravillas folklóricas y admirar los numerosos y arquitectónicos templos, no deja de observar por doquiera que sea numerosas lápidas con nombres de victimas fascistas de la guerra civil. Por ejemplo, José Antonio Primo de Rivera es elevado por la propaganda del régimen a la categoría de «santo».
Para el caso le sería útil al turista curioso conocer el hecho que a continuación se expresa: El «santo» José A. Primo de Rivera en pleno uso de sus actividades iba regularmente cada mes (eso en 1935) a la embajada italiana de París, a, cobrar su salario mensual como perfecto obrero del fascismo italiano ocupado en España, su patria querida. Esta retribución fascista percibida por santo José Antonio Primo de Rivera, se elevaba a la suma de 50.000 liras, equivalente a 33.000 francos actuales. Esa prebenda no duró largo tiempo puesto que este obrero calificado sufrió las consecuencias restrictivas impuestas por la guerra italiana contra Abisinia. En 1 de febrero de 1936 Primo de Rivera no percibía de Italia sino por el valor de 16.500 francos actuales.
Estas precisiones que damos no son de ninguna manera invenciones calumniosas para denigrar al fundador de la Falange. Estas notas han sido tomadas de los archivos del fascismo italiano que, en su derrota, los jefes del mismo no tuvieron tiempo de destruir. Y pese a cuanto conocen nuestros contemporáneos españoles sobre esa guerra civil que engulló más de un millón de personas y arruinó al país, es lógico que deseen saber el porqué de tal hecatombe que permitió la instauración del fascismo.
España se había dado una República por vía legal, adoptando como presidente un católico ejemplar, y un gobierno que resultó extremadamente duro para los obreros y militantes sindicalistas, y excesivamente tolerante para los conspiradores empecinados contra el pueblo, constando además en el Frente Popular de 1936 republicanos burgueses y otros de tinte monarquizante, y aun una rama de socialistas pacíficos. y un partido comunista ridículamente minoritario.
Y bien aparte esa manifestación de tendencias políticas, otra existía que a criterio de los dominadores tradicionales de España justificaba por ella sola la «cirugía, militar» dispuesta a sacrificar millones de existencias si fuese preciso. Se trata de una organización viril, dinámica, revolucionaria, profundamente enraizada en la historia y las tradiciones federalistas del pueblo. Esta organización — la Confederación Nacional del Trabajo, con su retoño la Federación Anarquista Ibérica —, alma del anarquismo social y combatiente representando el ideal de la clase obrera organizada, el comunismo libertario, fue considerada inexpugnable en tierras de España. A criterio de la España feudal e inquisitorialista, la República actuante estaba incapacitada para extirpar la «gangrena anarquista», precisando entonces la aplicación de la violencia fascista para salvar al privilegio del peligro de una revolución de perspectiva concreta.
El fascismo sigue vigente en España no importa si con leves modificaciones, y será probablemente mantenido una vez desaparecido el «caudillo». El franco-falangismo (que así se designa corrientemente al fascismo hispano) no desaparecerá a no ser con un nuevo estado de violencia superior a la que impuso al país el fascismo internacional. Afortunadamente las jóvenes generaciones se interesan por el fondo ideológico y la historia de la C.N.T, y de la F.A.I. concretando la aspiración popular española en la práctica del comunismo libertario en este país de contrastes y, por encima de todo, perseverante.
Impr. des Gondoles, 4 et 6, rué Chevreul, 94600 Choisy-le-Roi. Dépoót légal : 4“ trimestre 1974.
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