<<Tendrá usted una revolución, una terrible revolución. El curso que tomará dependerá mucho de lo que el Sr. Rockefeller le ordene hacer al Sr. Hague. El Sr. Rockefeller es un símbolo de la clase gobernante norteamericana y el Sr. Hague es un símbolo de sus herramientas políticas>>
Leon Trotsky, en el New York Times del 13 de Diciembre de 1938 (Hague era un político de Nueva Jersey).
A las personas que han vivido los años de la Guerra Fría; que han pasado una gran parte de sus vidas preocupadas por la posibilidad de un holocausto nuclear, temiendo que algún demente de uno u otro lado de la Cortina de Hierro “apretara el botón”; a las personas que durante su niñez, su juventud y la mayor parte de su vida adulta no escucharon más que sesudos análisis y alarmantes comentarios sobre el enfrentamiento y las reiteradas crisis entre el capitalismo norteamericano y el comunismo ruso; a esas personas se les hará muy difícil imaginar que, detrás y por encima de toda esa pantalla de conflictos entre ideologías, políticas y estrategias, pudo existir una connivencia y hasta una colaboración extraordinariamente beneficiosa entre personas pertenecientes a los dos bandos supuestamente enfrentados a muerte.
Y, sin embargo, eso es lo que demuestran – sin lugar a duda alguna – los registros, los archivos y los documentos que están siendo liberados al público. En Rusia, después del colapso de la URSS, ha surgido toda una montaña de documentos y archivos que recién está comenzando a ser evaluada. Pero ya antes de ello, en los EE.UU. al vencerse los plazos que permiten el mantenimiento en secreto de los archivos oficiales del Estado, los documentos relacionados con hechos ocurridos a principios y a mediados del Siglo XX fueron siendo liberados al dominio público con lo cual – al menos en buena parte – pudieron ser consultados por historiadores, investigadores y académicos.
Lo que estos documentos revelan resulta asombroso para quienes siempre creyeron a pié firme en la seriedad del enfrentamiento entre el comunismo y el capitalismo; aunque, la verdad sea dicha, en buena medida no hacen sino confirmar la mayoría de las fundadas sospechas que muchos escépticos siempre tuvimos. Las pruebas demuestran que la estructura tecnoindustrial de la Unión Soviética, y en especial su aparato industrial-militar, se construyeron en gran parte con dinero capitalista, con tecnología norteamericana y con know-how occidental. Grandes empresas capitalistas tuvieron no menos grandes inversiones en la URSS. Prácticamente dos de cada tres grandes empresas industriales soviéticas se construyeron con la ayuda de firmas capitalistas o con asistencia tecnológica capitalista.
El Autor: Antony Sutton
¿Cómo se concibe esto con la supuesta enemistad absoluta entre capitalismo y comunismo? En gran medida, este libro de Antony Sutton responde a esa pregunta – al menos en cuanto a los orígenes de la Revolución Bolchevique y su financiación inicial. Sobre los años siguientes, el mismo autor ha brindado abundante material adicional y probablemente su mejor trabajo en este sentido sea su "The Best Enemy Money Can Buy" (El Mejor Enemigo que el Dinero Puede Comprar), dónde demuestra fehacientemente la colaboración que el Estado soviético recibió de empresas capitalistas occidentales (y principalmente norteamericanas) en áreas tan sensitivas como las de la industria automotriz – incluyendo vehículos militares blindados –, las computadoras, la aeronáutica, la misilística, la industria naval, el petróleo y otras actividades.
Pero, sea como fuere, lo cierto es que todo comenzó en 1917 con la Revolución de Octubre que instauró el comunismo en Rusia. Y, realmente, explicar ese inicio no es fácil. Por de pronto, se trata de una época muy complicada: varios países estaban en plena Primera Guerra Mundial que, iniciada en 1914, duraría hasta el 11 de Noviembre de 1918 con una participación norteamericana a partir del 6 de Abril de 1917. Además, la monarquía rusa se hallaba en pleno estado de descomposición política debido, en parte, a sus propias tensiones sociopolíticas internas y, en parte también, debido a las catástrofes militares que Rusia había sufrido en una guerra para la cual se hallaba pésimamente preparada; catástrofes que, por supuesto, a su vez retroalimentaban peligrosamente las tensiones existentes.
Por otra parte, también es muy complejo el mosaico político de la propia Rusia, con su fragmentación entre narodnikis, anarquistas, socialdemócratas, socialrevolucionarios, mencheviques, bolcheviques, bundistas judíos, liberales, monárquicos, republicanos moderados, conservadores y toda una serie de fragmentaciones y “líneas internas” adicionales. No es nada fácil orientarse en esta verdadera selva de grupúsculos, partidos, ideologías, tendencias y estrategias más o menos revolucionarias; cada una con su caballito de batalla propio, sus interpretaciones ideológicas o doctrinarias propias; cada una con sus intereses y sus objetivos particulares; y todos ellos con frecuencia violentamente enfrentados entre sí.
Von Kühlmann |
<<No fue hasta que los bolcheviques recibieron de nosotros un flujo constante de fondos por varios canales y bajo varios conceptos que estuvieron en posición de armar su órgano principal, el Pravda, llevar a cabo propaganda enérgica y extender en forma apreciable la estrecha base de su partido>>
Von Kühlmann, ministro de asuntos exteriores, al Kaiser, 3 de Diciembre de 1917.
En Abril de 1917, Lenin y un grupo de 32 revolucionarios rusos, mayormente bolcheviques, viajaron por tren desde Suiza, cruzando Alemania y vía Suecia llegaron a Petrogrado, en Rusia. Iban en camino a reunirse con Leon Trotsky para “completar la revolución”. Su tránsito por Alemania fue aprobado, facilitado y financiado por el Estado Mayor General alemán. El viaje de Lenin a Rusia fue parte de un plan aprobado por el Comando Supremo alemán, aparentemente sin conocimiento inmediato del Kaiser, para promover la desintegración del ejército ruso y eliminar así a Rusia de la Primera Guerra Mundial.
La posibilidad de que los bolcheviques pudiesen volverse contra Alemania y Europa fue algo que no se le ocurrió al Estado Mayor General alemán. “No supimos, ni previmos, el peligro al que se expondría la humanidad como consecuencia de este tránsito de los bolcheviques a Rusia.”
Theobald von Bethmann-Hollweg |
En el más alto nivel, el funcionario político alemán que aprobó el viaje de Lenin a Rusia fue el canciller Theobald von Bethmann-Hollweg, un descendiente de la familia de banqueros Bethmann de Frankfurt que llego a tener una gran prosperidad durante el Siglo XIX. Bethmann-Hollweg fue designado canciller en 1909 y, en Noviembre de 1913, se convirtió en el blanco del primer voto de censura jamás emitido por el Reichstag alemán en contra de un canciller.
Fue Bethmann-Hollweg el que, en 1914, le dijo al mundo que la garantía alemana a Bélgica no era más que un “pedazo de papel”. Sin embargo, en otras cuestiones bélicas – tales como la utilización irrestricta de la guerra submarina - Bethmann-Hollweg se mantuvo ambivalente. En enero de 1917 le dijo al Kaiser “No puedo darle a Vuestra Majestad ni mi consentimiento ni mi rechazo a la guerra submarina irrestricta.” Hacia 1917 Bethmann-Hollweg había perdido el apoyo del Reichstag y renunció – pero no antes de aprobar el tránsito de los revolucionarios bolcheviques a Rusia.
Olof Aschberg |
En el verano de 1916 Olof Aschberg (conocido como el Banquero Bolchevique) estuvo en Nueva York representando tanto al Nya Banken como a Pierre Bark, el ministro de finanzas del Zar. Su negocio más importante en Nueva York, de acuerdo con el New York Times (4 de Agosto de 1916), fue el de negociar un crédito de 50 millones de dólares para Rusia con un grupo bancario norteamericano liderado por el National City Bank de Stillman. Este trato se cerró el 5 de Junio de 1916 con el resultado de un crédito de U$S 50 millones para Rusia a una tasa anual del 7,5% y un correspondiente crédito de 150 millones de rublos para el grupo NCB de Rusia. El grupo neoyorquino giró luego hacia adentro y emitió certificados al 6.5% con su propio nombre en el mercado norteamericano por la suma de U$S 50 millones. De este modo el grupo NCB obtuvo una ganancia sobre el crédito de los U$S 50 millones para Rusia, lo hizo flotar sobre el mercado norteamericano por otra ganancia adicional y obtuvo un crédito de 150 millones de rublos en Rusia.
Durante su visita a Nueva York dedicada a gestiones para el gobierno zarista ruso, Aschberg hizo algunos comentarios proféticos en lo concerniente al futuro de los EE.UU. en Rusia cuando estallara la revolución:
<<La apertura al capital norteamericano y a la iniciativa norteamericana, con el despertar producido por la guerra, abarcará a toda Rusia una vez que termine la contienda. Actualmente hay varios norteamericanos en Petrogrado, representantes de firmas comerciales, manteniendo contacto con la situación, y ni bien se produzca el cambio emergerá un enorme comercio norteamericano con Rusia>>
Durante su visita a Nueva York dedicada a gestiones para el gobierno zarista ruso, Aschberg hizo algunos comentarios proféticos en lo concerniente al futuro de los EE.UU. en Rusia cuando estallara la revolución:
<<La apertura al capital norteamericano y a la iniciativa norteamericana, con el despertar producido por la guerra, abarcará a toda Rusia una vez que termine la contienda. Actualmente hay varios norteamericanos en Petrogrado, representantes de firmas comerciales, manteniendo contacto con la situación, y ni bien se produzca el cambio emergerá un enorme comercio norteamericano con Rusia>>
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